Un 2023 con expectativas de crecimiento sostenido
Con un mercado global que requiere cada vez mayor cantidad de proteínas de alto valor biológico provenientes de la carne vacuna y un sector cárnico capacitado para responder, la Argentina tiene un gran potencial de crecimiento, siempre que las medidas políticas, sanitarias y económicas mundiales se ordenen favorablemente.
Por: Prof. Titular de la Cátedra Tecnología de los Alimentos FCV de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
Las perspectivas del mercado de carnes en la república Argentina sufrirán algunas variaciones debido al contexto nacional e internacional.
A nivel nacional, el consumo de carne vacuna ronda los 48 a 50 kg/hab/año, que se mantiene constante en los últimos años, muy inferior al consumo de décadas pasadas, mientras que el mercado porcino también se mantiene constante, con una fuerte recuperación del stock de cerdos y muy buen abastecimiento por parte de los exportadores, a pesar de que los precios de compra se inclinan hacia la baja. El mercado aviar es el que presenta las mayores y mejores modificaciones ya que se encuentra en alza el consumo de carne de pollo (46-48 kg/hab/año), siendo similar al de la carne vacuna, debido a precios más convenientes para el consumidor, al ser una producción muy versátil, por la gran cantidad de subproductos derivados de esa producción: snacks, nuggets, marinados, entre otros; siendo un factor que deprime el consumo de carne vacuna.
Los precios internos se mantienen debido al exceso de liquidación a causa de la fuerte sequía que afecta a todo el territorio nacional, desde hace 3 años. Si mejoran dichas condiciones en el país y China reabriera el mercado, se volverían a alcanzar los valores y volúmenes previos al inicio de la pandemia. Si bien el precio de la carne aumentó, no lo hizo al mismo ritmo que la inflación (72% vs 98%), mientras que la hacienda en pie tuvo una suba del 65% en todo el año, siendo un parámetro relacionado a la canasta básica familiar.
Los precios del garrón y brazuelo con hueso para China se encuentran en baja debido a cuestiones sanitarias, (medidas restrictivas por casos de Covid) que se revertirían a partir de protestas de la población que llevaron al gobierno a levantar algunas de dichas medidas, lo que se espera movilicen el comercio para aumentar la demanda del mercado asiático.
Europa, importante comprador de nuestras carnes, está sufriendo el alza de índices de inflación, llegando al 12% en algunos países que lleva a una reducción del consumo, sumado a los efectos de la guerra que afecta el suministro de combustibles y energía desde Rusia, son factores que inciden en el comercio de nuestro país.
La nueva exigencia de la UE de prohibir exportaciones de alimentos, especialmente carne y soja desde establecimientos rurales que han sufrido procesos de desforestación, representa un nuevo desafío para el sector agropecuario argentino, donde agrupaciones de productores y asociaciones intermedias tienen voces a favor y en contra de dicha medida, en este sentido los exportadores deberán sortear dicha exigencia para comercializar en ese mercado.
La reciente aprobación de establecimientos rurales y de plantas de faena para exportar a México, abre nuevas oportunidades comerciales debido a la fluidez comercial de dicho país con EE.UU y Canadá gracias al acuerdo T-MEC (ex NAFTA), lo que permitiría enfocar el comercio hacia América del Norte, supliendo las bajas del mercado asiático (China) y europeo (cuotas Hilton y Grain Fed o 481).
El panorama para el próximo año se mantendría en consumos similares en el mercado doméstico y posiblemente en los mercados de exportación como Israel, UE, EE.UU, siempre que se resuelvan cuestiones políticas, sanitarias y económicas que hoy frenan dicho crecimiento.
Lo que queda claro es que el mundo necesita proteínas de alto valor biológico provenientes de la carne vacuna y Argentina se las puede proveer, por tener un sector de producción primaria que adopta tecnologías e invierte en planes sanitarios preventivos, una industria con amplia trayectoria en la exportación, en aplicar sistemas de calidad, trazabilidad y en bienestar animal reconocidos mundialmente que permite predecir que, de superar cuestiones ajenas a la actividad, será un año de crecimiento sostenido para el sector cárnico en nuestro país.