Buscar el equilibrio entre producción, consumo e impacto ambiental
El desafío de la industria cárnica bovina será lograr y mantener el equilibrio integral de toda su cadena de valor de una manera sustentable y sostenible.
Es necesario poner en contexto la situación actual, y futura, del sistema global referido al crecimiento de la población mundial (recientemente 8 mil millones con proyección de alcanzar cerca de 10 mil millones para el año 2050), con el consecuente aumento del consumo de agroalimentos en general y de productos de origen animal, especialmente cárnico bovino, la necesidad del aumento de la producción de alimentos y de la gestión correcta de todos los eslabones de la cadena productiva a efectos de preservar la sanidad animal, humana y el ambiente, como recomiendan los organismos internacionales referentes en la materia.
Fallas en la gestión pueden traer aparejadas amenazas sobre el sector y sistema agroalimentario, y sobre los considerados bienes públicos mundiales definidos como la seguridad e inocuidad alimentaria, la sanidad animal, la salud humana y la salud ambiental de los ecosistemas.
El sistema agroalimentario es un sector dinámico en constante crecimiento y diversificación que debe adaptarse y atender los requerimientos y necesidades de los consumidores cada vez más informados (bien o mal) y sensibilizados por crisis sanitarias, pandemias, redes sociales y nuevas tendencias de consumo.
Por su parte, el sistema de comercialización globalizado exige cada vez más nuevos requisitos de sanidad y calidad, mayores exigencias de los compradores para dar garantías que deben ser basadas en criterios científicos de sustentabilidad para no generar riesgos para la salud de los animales, las personas y el ambiente. En este sentido, actualmente se considera necesario implementar el enfoque “UNA SALUD” y es imprescindible incorporarlo en las distintas estructuras de gestión, tanto las públicas como las privadas.
Existen también nuevas tecnologías de producción cárnicas que contrastan con las habitualmente naturales y que pueden generar confusión en los consumidores. Para que esto no ocurra y no se instale la discusión “producción natural vs producción artificial”, es necesario considerar las buenas prácticas de producción (sanidad y bienestar animal), elaboración y comercialización con responsabilidad de cada eslabón de la cadena para prevenir y evitar impactos económicos y sociales negativos.
Es necesario encontrar el equilibrio integral del sistema (producción, industria, comercio y consumo), no solo enfocarse en cada eslabón ni en cada área o actor de la cadena de valor, sino tener una visión y enfoque global de la cadena.
Por lo tanto, es recomendable fortalecer los sistemas de gestión correspondientes que permitan dar garantías, generar credibilidad, producir información correcta, no tendenciosa. Conocer claramente qué se está discutiendo a nivel mundial que pueda impactar negativamente en nuestra industria cárnica bovina.
Lo referido al cambio climático y la huella de carbono ya está instalado pero también debe tenerse en cuanta la huella hídrica, por citar un ejemplo, ya que puede impactar en un futuro no muy lejano. Corresponde ser parte de la solución, no del problema.
Se trata de la búsqueda del equilibrio entre producción, consumo e impacto ambiental con acciones proactivas no solamente reactivas, para contrarrestar y estar preparados ante situaciones que representen amenazas a la industria cárnica e impactos negativos en lo social (pérdidas en las fuentes de trabajo), en los mercados (económico) y en la salud (incalculable).
Debemos entender la necesidad de establecer políticas públicas sostenibles y sustentables, integrando a los sectores público y privado involucrados. Corresponde discutir e implementar acciones estratégicas coordinadas incorporando mejoras en la gestión a partir de mejores políticas y mejores instituciones.