LA SEGURIDAD ALIMENTARIA, EN EL CENTRO DE LA ESCENA
Es verdad de Perogrullo que la industria latinoamericana de la alimentación tendrá enormes retos que afrontar si se confirman las presunciones que todo el mundo conoce: ser un gran abastecedor internacional de alimentos. Sin embargo, ese futuro promisorio trae aparejadas algunas asignaturas que deberán cumplirse si se pretende estar a la altura de las circunstancias. Entre ellas, la Calidad y Seguridad de los productos que se exporten.
Ese fue el principal motivo por el que la compañía 3M invitó al especialista Paul Hall, presidente de AIV Microbiology & Food Safety Consultants, LLC, a brindar una exposición que pueda generar conocimiento, discusión e intercambio para aquellas empresas argentinas que tienen como objetivo ser parte de la nueva configuración mundial de proveeduría de alimentos, y que por consiguiente necesiten cumplir con los requerimientos internacionales.
La Doctora Alessandra Chiareli, Gerente Regional para Latinoamérica-3M Microbiología, realizó la presentación de la charla en donde señaló que “el contexto de este evento es traer nuevas soluciones a las empresas y nuestros clientes en su trabajo día a día”.
Paul Hall, al comenzar su exposición, sin rodeos, remarcó: “tenemos que prepararnos para ganar la confianza de los consumidores en la inocuidad de los alimentos, que cada vez más salen desde Latinoamérica hacia el mundo”. Por ese motivo, prosiguió, “la seguridad alimentaria no debe tomarse como un gasto sino como una inversión, así como lo es el marketing. Además, no hacer las cosas de un modo seguro es más costoso que no hacerlo”.
Luego, el especialista realizó un racconto de los viejos y nuevos factores que intervienen a la hora de producir alimentos inocuos. Entre ellos, la globalización del suministro de alimentos, las prácticas intensivas de producción, la centralización de el procesamiento y manufactura, cambios demográficos y de comportamiento en el consumidor, cambios en la supervivencia de los microbios, modificaciones climáticas, y un incremento en la rigurosidad de los requerimientos regulatorios y seguridad pública.
Hall, remarcó que “evitar la contaminación de los alimentos por causa de los cambios medioambientales es el desafío para el futuro. Un ejemplo muy claro es lo que ocurrió con la industria de tomates mexicana: vendían el 50% de su producción a los Estados Unidos; luego de un problema de seguridad dejó de ingresar al país y eso devastó la industria en México”.
Luego, el especialista norteamericano, señaló los cuatro pilares básicos que deben buscarse a la hora de importar alimentos: Programa Obligatorio de Garantía de Calidad del Proveedor Extranjero (HACPP, BPM, SSOP, capacitación, testeos, programa de retiro); Programa Voluntario de Seguridad Alimentaria del Importador Calificado (inspecciones, circulación de información); Capacitar focos de trabajo en el extranjero (expandir la capacidad para detectar y prevenir problemas en los alimentos); Capacitar focos de trabajo en las fronteras (mejorar los recursos del FDA, mejorar inspecciones, mejorar testeos).
Por supuesto, todas estas exigencias deben tener el compromiso de los actores involucrados, o de lo contrario nada servirá para asegurar la inocuidad de los alimentos, sentenció Hall, antes de cerrar el encuentro en la fresca noche de Puerto Madero.
Por Roberto Díaz –Periodista de Red Alimentaria