Cinco aspectos claves para ganar nuevos mercados de exportación

Con un mercado cada vez más exigentes y competitivos, la comercialización de carne bovina en el exterior requiere de un trabajo coordinado entre el sector público y privado.


Por: M.V. Mg. Leonardo Oscar Mascitelli, presidente de IPSAL

Fotos: Banco de imágenes

La República Argentina como gran productora y exportadora de agroalimentos, y en particular de carne bovina de alta calidad y reconocimiento por parte de los consumidores exigentes del mundo entero, está inserta en el sistema de comercio mundial globalizado desde hace ya varios años.

En este contexto, el país interactúa en el ámbito internacional debiendo cumplir con normas y estándares de sanidad y calidad discutidos y establecidos en los Organismos Internacionales de referencia como son la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA ex OIE) y el Codex Alimentarius, entre otros.

Estas organizaciones, de las cuales Argentina es miembro, recomiendan medidas de prevención, control y erradicación de enfermedades animales que se deben tomar en cuenta en el momento de definir la estrategia de política sanitaria con relación a la producción, la seguridad alimentaria de los consumidores a nivel global y la exportación.

En el ámbito nacional, y en las negociaciones internacionales oficiales para la apertura de nuevos mercados para nuestras carnes bovinas, distintos organismos del estado interactúan dentro de sus competencias definiendo las políticas agroalimentarias y estrategias para ese objetivo. Entre estos se destacan: la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) con su organismo descentralizado dependiente, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

A partir de grandes crisis sanitarias globales como fueron la Encefalopatía Espongiforme Bovina, comúnmente llamada Mal de la Vaca Loca (una zoonosis), y la Fiebre Aftosa, que produjeron gran preocupación en los consumidores comprometiendo la seguridad alimentaria y trastocando el comercio mundial de carne vacuna, se fueron incorporando nuevos temas de análisis y acción que debieron ser incorporados directa o indirectamente a las actividades de los actores involucrados en los sistemas productivos y sanitarios de la ganadería bovina. Cabe mencionar, a modo de ejemplo en este sentido, el bienestar animal, la trazabilidad, los controles de residuos de medicamentos en los alimentos, la interacción con el medio ambiente y el cambio climático, la huella de carbono y, últimamente, aunque no será lo último, la resistencia a los antimicrobianos.

En los aspectos sanitarios la fiebre aftosa y la encefalopatía espongiforme bovina son las dos enfermedades más condicionantes para la apertura y mantenimiento de mercados de exportación para la carne bovina. El SENASA es la autoridad competente responsable de llevar adelante los programas sanitarios que permitan mantener y dar garantías del estatus sanitario necesario para la certificación internacional de éstas y otras enfermedades con referencia a la exportación.

Además existen otras exigencias fundamentales como el cumplimiento de requisitos sobre bienestar animal en el campo, el transporte y la faena; la identificación individual y la trazabilidad a lo largo de toda la cadena de valor (del campo al plato); el uso correcto de medicamentos veterinarios teniendo en cuenta la gran amenaza que significa la resistencia a los antimicrobianos; y considerar el impacto sobre el medio ambiente en el cual se produce la carne a exportar. En definitiva, producción de carne sustentable.

Los mercados son cada vez más exigentes y competitivos, por lo que se requiere de un trabajo coordinado entre sector público y privado eficiente y constante que demuestre que Argentina es un proveedor seguro y confiable.

Por parte del sector oficial, se necesita definir políticas públicas de estado sustentables y sostenibles en el largo plazo para el sector de las carnes bovinas, teniendo claro el objetivo de apertura de nuevos mercados y mantenimiento de los ya abiertos. Esto requiere decisión de política pública para la exportación y que se articule coordinadamente entre los organismos oficiales antes mencionados.

Por parte del sector privado, y teniendo como cumplidos los aspectos de política de estado para la exportación, es necesario obtener producción suficiente que abastezca el mercado interno y contar con volúmenes excedentes disponibles y en correcto cumplimiento de las normativas y requisitos aptos para cualquier mercado.

Es necesario también que se defina estratégicamente la presencia de más agregados agrícolas, que son los representantes de la SAGyP y el SENASA, en las embajadas de los países que se consideren nuevos objetivos para apertura del mercado, lo cual facilitaría las negociaciones comerciales para la firma de acuerdos, protocolos y certificados.

Es necesaria la capacitación y difusión permanente del conocimiento del escenario global actual y probable futuro del comercio mundial de carne bovina que permita ser un aporte para mejorar y fortalecer el desempeño de los distintos actores involucrados en la cadena productiva y exportadora, y que favorezca el cumplimiento de los requisitos exigidos por los países importadores, pero teniendo en cuenta que sean con justificación científica y no se comporten como una barrera para arancelaria.

Por último, se requiere de políticas públicas sustentables y sostenibles que tengan el objetivo permanente de la apertura y mantenimiento de los mercados de exportación en el mundo globalizado, competitivo y con altos y nuevos requisitos que cumpla con la consigna de la seguridad e inocuidad alimentaria.

 


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