BALANCE IPCVA: LA DEMANDA DE CARNE BOVINA EN EL MUNDO VA A SUPERAR LA OFERTA DE TODOS LOS PAISES
Para Jorge Torelli, Vicepresidente del IPCVA, el escenario mundial y local es alentador para la carne vacuna argentina, no solamente porque “la demanda de carne bovina en el mundo va a superar claramente a la oferta de todos los países y todo lo que se pueda producir extra va a tener colocación”, sino también porque “la retención de animales está en marcha, el stock bovino está creciendo y la cantidad de terneros se incrementa año a año”. Su entusiasmo no deja de reconocer que “tenemos mucho por hacer y falta mucho camino por recorrer”.Para Jorge Torelli, Vicepresidente del IPCVA, el escenario mundial y local es alentador para la carne vacuna argentina, no solamente porque “la demanda de carne bovina en el mundo va a superar claramente a la oferta de todos los países y todo lo que se pueda producir extra va a tener colocación”, sino también porque “la retención de animales está en marcha, el stock bovino está creciendo y la cantidad de terneros se incrementa año a año”. Su entusiasmo no deja de reconocer que “tenemos mucho por hacer y falta mucho camino por recorrer”.
Jorge Torelli: “Tenemos que trabajar hacia adentro: aumentar nuestra productividad en cantidad de carne y bajar los costos internos”.
Como empresario frigorífico y representante de una de la cámaras del sector en el IPCVA, Torelli puntualiza que “tenemos que trabajar hacia adentro: aumentar nuestra productividad en cantidad de carne y bajar los costos internos”, cosas que reconoce difíciles. Es que “los costos argentinos son muy altos y por ende el valor de nuestra materia prima, el animal terminado, es alto en dólares: es similar al de EE. UU., cosa que nunca había ocurrido”, señala, pensando en la apertura de ese y otros mercados a los que podría llegarse, en la medida que se tenga la materia prima, el novillo pesado, un producto que aún escasea.
Si de exportación se trata, la caída del consumo en el mercado interno, por cuestiones de precio y por la caída del poder adquisitivo de la población, que en 2016 se volcó aún más al pollo e incrementó su consumo de carne porcina, la polémica entre si un mercado excluye o no al otro, y si las ventas externas elevan el precio doméstico de la carne vacuna siempre vuelve. Torelli tiene su explicación: “Mucha gente habla que lo vamos a desabastecer (al mercado interno) por falta de oferta, pero históricamente la exportación de carne vacuna argentina no se llevó más del 20 a 25% de la producción. Quiere decir que en el peor de los casos, un 75% de la carne producida en la Argentina se destina al consumo interno”.
Como tantas veces se ha dicho, para Torelli lo importante es que el destino de la producción argentina sea mixto. “Hay que lograr los mejores cortes y venderlos a los mejores mercados. Si China paga por el garrón y el brazuelo US$ 5/kg, tengo que venderlo a ese mercado y dejar algo para el puchero acá. El asado con hueso no lo pagan nada en ninguna parte del mundo, como nosotros -entre US$ 8 y 9-, entonces está claro dónde tenemos que vender cada corte. Hay que lograr una integración exitosa entre mercado interno y externo para que la cadena vea como se derrama ese beneficio”, sostuvo.
-¿La baja del consumo preocupa al IPCVA?
-Por supuesto que nos preocupa. Pero hay que analizar por qué se produce la caída del consumo interno. Hace 5 a 6 años que estamos estancados en 2,6 a 2,7 millones de toneladas de producción de carne bovina disponible para consumo. Cada año, se incorporan unos 400.000 ciudadanos argentinos al divisor. Si el dividendo permanece igual y el divisor aumenta, el cociente baja. Entonces es relativa la caída del consumo. El problema es que tanto no hay. Tenemos que mantener nuestro consumo alto porque es una de las grandes fortalezas de la Argentina y tenemos también que mirar la canasta de carnes.
En este sentido, Torelli citó que la Argentina es uno de los países de mayor consumo de proteína animal (carnes) con 110 kg/hab/año y que en los últimos años se ve un importante crecimiento del consumo de carne de cerdo, que “se está ofertando muy fácilmente en las carnicerías porque está aumentando mucho su producción. Hay que tratar de ver cómo combinamos eso –y para el bien de la cadena de ganados y carnes– no ponerle freno a las exportaciones”, señaló.
Las ventas externas aumentarían en la medida que se presenten las oportunidades (Torelli estimó que 2016 cerró con 220.000 toneladas, un 10 a 15% más que 2015, y que en 2017 se incrementarían otro 10 a 18%) con lo cual ese crecimiento será lento. “No tenemos que desbarajustar el sistema porque sabemos que el ciudadano argentino es uno de nuestros principales capitales en el mercado de carnes”, advirtió.
Torelli señaló que no se va a desabastecer al mercado interno por falta de oferta, porque históricamente la exportación de carne vacuna argentina no se llevó más del 20 a 25% de la producción.
-Suponiendo que el mercado de Estados Unidos se abra hacia marzo de 2017, como estima el sector luego de la última inspección sanitaria que tuvo el país, ¿a qué otros mercados podrían acceder la Argentina como consecuencia de esa apertura?
-Vamos a tener la apertura instantánea de algunos mercados que actualmente están cerrados como los del Caribe, donde hay muchísimo turismo y se consume mucha carne de alta calidad. La carne argentina es reconocida en el mundo por ser uno de los “high quality beef”. Pero también podemos presionar sobre Corea, ver si podemos llegar a colocar algo en Japón, y también en Taiwán. Va a haber muchos países a los que vamos a poder acceder y poder aprovechar.
-¿Cómo ven desde el IPCVA la tan declamada unificación de las condiciones sanitarias de frigoríficos de consumo interno y exportación?
-Hay que nivelar para arriba y la informalidad hay que terminarla. Para que la cadena de ganados y carnes argentina evolucione necesariamente tenemos que mejorar esto y estabilizar nuestro estándar sanitario, porque la informalidad sanitaria genera informalidad impositiva y previsional. Tenemos que combatirla porque está en juego la salud pública y eso no es negociable. No se puede producir algo que va a enfermar a la gente de una u otra forma. Hay muchísima informalidad y estas cuestiones básicas que parecerían olvidadas en el tiempo vuelvan a aflorar. Nadie debe permitir que se ponga en duda, siquiera, la salud pública.
-¿Cómo califica la gestión del IPCVA en 2017 y la suya en particular?
- Fue un año muy bueno; un año fácil, en realidad. Mis anteriores vicepresidentes tuvieron que renegar un poco más que yo. Fue un año de mucho trabajo y actividad, y el que viene será igual. El Instituto tiene que redoblar el esfuerzo. Le tenemos que demostrar al productor y a la industria que cada peso invertido va a tener retorno. Lo que pasa es que como en todas las cosas tenemos una ansiedad extraordinaria y se nos complica, porque pensamos que tendríamos que tener todo arreglado y recién pasó un año del nuevo Gobierno. El año pasado decíamos que en ganadería hacen falta por lo menos 3 años para ver algo. Todo no se puede arreglar de la noche a la mañana. Hay que ir dándole tiempo al Gobierno para que vaya tomando las medidas necesarias para volver a colocar a las carnes, donde deberían estar. En cuanto a mi gestión, creo que fue muy positiva. Termina en marzo, por la rotación lógica de las cámaras de la industria en el IPCVA, UNICA (Unión de la Industria Cárnica Argentina, a la que representa Torelli) deja su lugar. Estoy muy complacido. Voy a seguir participando desde afuera, pero no en una posición ejecutiva sino desde otro lugar, en las comisiones.
Fuente:
Nota publicada en la Revista AmeriCarne N°116