EL PROFESIONALISMO SE IMPONE CONTRA VIENTO Y MAREA
Está claro que el incremento de la demanda de proteína animal, por crecientes estratos de la población que mejoran su poder adquisitivo -especialmente en China y otros países asiáticos-, tiene en las carnes de pollo y cerdo, dos aliadas para satisfacerla.
La también creciente profesionalización de ambas cadenas cárnicas -y las mayores exigencias en sanidad y bienestar animal para la cría y engorde, y de calidad e inocuidad para la faena y elaboración de alimentos- demuestran los avances registrados en los distintos procesos y sistemas de producción.
La avicultura ha tenido en las últimas cuatro décadas un mayor dinamismo, como lo demuestra su comportamiento en toda la región latinoamericana. Fuertes inversiones, constantes actualizaciones en equipos y planes que buscan alcanzar objetivos superadores en producción, venta y exportación son testigo de ello.
Por su parte, la producción de cerdos y carne porcina muestra también, hace al menos una década, performances cada vez más interesantes. En el caso de la Argentina, esta mejora se da no solo por la mayor producción y consumo, sino también por la perspectiva de mejores herramientas para promocionar y vender sus productos cárnicos.
En este sentido, 2016 termina con la buena noticia de la conformación de dos instancias de participación, donde empresas, por una parte, e instituciones con el Estado, por otra, se integraron, respectivamente, en un consorcio exportador y en un programa de promoción del consumo doméstico. Son dos iniciativas que -con diferentes objetivos- coinciden en continuar impulsando la producción porcina y sus alimentos.
Mientras tanto, la actividad avícola de pollos y huevos -aun sufriendo dificultades, derivadas de cambios en el modelo y en las reglas de juego económicas, y en medio de una recesión de la que no se ve aun la salida- sigue invirtiendo y apostando a mantenerse actualizada, sosteniendo sus planes de inversión estratégicos para los próximos años.
Estas inversiones siguen, por ejemplo, las nuevas tendencias en sanidad que promueven el uso de productos naturales y la limitación en el empleo de antibióticos, o la vacunación in ovo, entre otras. Y también, el cumplimiento de normas de bienestar animal, cada vez más exigidas por los consumidores mundiales.
Es que el abastecimiento de los mayores volúmenes de carne que demandará la creciente población mundial están inexorablemente atados al cumplimiento de las normas de calidad e inocuidad que esos mismos clientes exigen. Y para satisfacerlos, trabajan las cadenas productivas avícola y porcina de nuestra región.
¡Hasta el próximo número!
¡Feliz Año Nuevo!
¡Que el futuro sea tiempo de mejoras y de cumplimiento de metas y proyectos!
Devora Dorensztein
Directora de Red Alimentaria