URUGUAY: GANADERIA 2010 BALANCES Y DESBALANCES

URUGUAY: GANADERIA 2010 BALANCES Y DESBALANCES
Otro verano seco y caluroso, largamente anticipado por los pronósticos meteorológicos, está condicionando la actividad productiva. Algunos, beneficiados por las nubes arbitrarias, se vienen salvando.
De todos modos, la situación no tiene ni de lejos la gravedad del fenómeno que aquejó al país entre la primavera de 2008 y el in-vierno de 2009, pero igualmente genera problemas, pérdidas, sobrecostos y sustos varios.
Por lo menos, actualmente rigen mucho mejores precios para los ganados y existen más recursos para enfrentar la adversidad, aunque cunden factores irritantes en el aire: los productores pretenden valores superiores por su hacienda, y no están conformes con la actitud de la industria y con algunas decisiones oficiales.
El año 2010 tuvo, para la ganadería, una serie de peculiaridades muy definidas, pero en general fue positivo. Es difícil intentar un balance para las empresas involucradas en la tarea, pero los números globales volvieron a mostrar la fortaleza intrínseca del sector.
Hay varios datos a destacar:
1) El stock total de vacunos, contado al 30 de junio pasado, retrocedió en relación a los últimos años: es el más bajo desde 2001.
2) La faena cayó respecto al año anterior, y se ubicó en similar nivel a las de 2007 y 2008.
 
3) Por segundo año consecutivo la faena registró un porcentaje muy alto de vientres con relación al total, superior al número de novillos.
 
4) La composición por edad de los novillos de faena tuvo grandes variaciones respecto a lo ocurrido en los últimos años, con una disminución significativa de los novillos jóvenes.
 
5) La exportación en pie repitió por segundo año un volumen muy importante, lo que generó y sigue generando fuertes polémicas al respecto.
6) La extracción valorizada, sumando la faena total y la exportación en pie, se ubicó en torno a 22,2% del rodeo declarado al 30 de junio pasado.
7) La exportación de carne disminuyó en volumen con respecto al año pasado y es la más baja de los últimos años.
8) No obstante, los precios de exportación tuvieron fuertes subas, por lo que la recaudación alcanzó montos superiores.
9) Los mercados de destino mostraron variaciones en la demanda.
10) El mercado interno se mantuvo en alza y absorbió más de 200 mil toneladas, con un volumen per cápita récord en el mundo.
11) Los precios de la hacienda acompañaron hasta agosto la valorización de la carne, pero en el último trimestre del año las líneas se bifurcaron: la carne subió y el ganado bajó, a medida que aumentaba la oferta, por la sequía.
 
Veamos más detalladamente estos puntos:
Existencias y carga. Datos aún no confirmados a nivel oficial al cierre de esta nota sitúan en algo menos de 11,1 millones el total de vacunos declarados al 30 de junio de 2010. La baja mayor se dio por la caída de 400 mil cabezas en el número de terneros (-16%), debido a la sequía que caracterizó al período anterior.
Afortunadamente, las condiciones forrajeras favorables registradas en 2010 deben haber contribuido a una buena parición en la primavera pasada.
El entore que se lleva a cabo sufre el impacto de la falta de agua, pero se benefició de un escenario forrajero muy favorable cuando se inició, lo que contribuye a la recomposición de la dotación.
La baja en el stock vacuno se suma a la caída de los lanares, que con apenas 7,7 millones de cabezas solo se compara con la majada de mediados del siglo XIX.
 
La carga animal total ha bajado, pero también se reduce la superficie de pastoreo: en la última declaración jurada habría retrocedido otras 300 mil hectáreas, cediendo área a la agricultura y la forestación, para quedar en 15,4 millones de hectáreas la superficie declarada con animales.
 
Faena más baja. Al finalizar el año se contabilizaron 2.203.900 vacunos faenados, 121.771 menos que el año anterior, lo que equivale a una reducción de 5,2% en el número de cabezas.
 
La faena de 2010 se ubica en el nivel de los años 2007 y 2008, muy por debajo de la de 2006, aunque ésta tuvo rasgos de liquidación, debido a la fuerte sequía que aquejó al Norte del país.
 
Este año pasado, la faena tuvo un buen ritmo en la primera mitad, pero cayó fuertemente al ingresar en el segundo semestre, y sólo se recuperó en el último mes y medio del ejercicio. En el cuatrimestre julio-octubre se registró una de las faenas más bajas de la década para un período similar.
Composición. Las "vacas" (hembras, debería decirse, porque las vaquillonas también están incluidas en esa categoría, de la que representan alrededor de 20%) tuvieron una alta participación: nuevamente fueron más de 52,5% del total faenado, algo inusual, ya que el promedio normal anda por 45%.
Esta composición en la faena se da a partir del segundo semestre de 2009 y aún no se ha detenido. Este perfil está vinculado a la demanda de alguno de los principales destinos de nuestra carne, que puede ser atendida con carne de vaca y no necesita procesar novillos, que tienen mayor valor para la industria.
Los novillos faenados fueron relativamente pocos, menos de un millón, un número similar a los de 2002 y 2003, cuando las condiciones eran totalmente diferentes. Sin embargo, como veremos enseguida, una buena parte de esta categoría se exportó en pie.
Otro dato que interesa destacar, que en cierta forma también está vinculado con lo anterior: la faena de novillos jóvenes, que se clasifican en tres categorías –novillitos, novillos jóvenes y novillos 6 dientes–, bajó en forma significativa respecto a los años anteriores, tanto en números absolutos como en porcentaje del total.
Este año pasado se faenaron unos 387 mil novillitos y novillos jóvenes, algo menos de 39% del total de la categoría novillos. Como además se faenaron 145 mil novillos de 6 dientes, el total de novillos de dentición incompleta representó apenas 53,4% de todos los novillos, retrocediendo a niveles de años atrás.
En 2009 la faena de las dos categorías más jóvenes totalizaba casi 529 mil reses, que equivalía a más de la mitad de todos los novillos. Si se suman los 218,6 mil novillos de 6 dientes, resulta que los de dentición incompleta superaban 71% del total, un nivel similar al de los años anteriores.
Producción. La producción industrial de carne bordeará las 515 mil toneladas, dada la faena declarada y el peso promedio de carne en gancho de las reses faenadas, que se situó en 233,8 kilos (información hasta noviembre, inclusive).
La disminución respecto al año anterior es de 4%, algo menos que la caída en la faena, porque los pesos de carcasa fueron un poco superiores este año, con una composición similar.
A estos volúmenes hay que sumarles la faena predial y la de los mataderos precarios, y la voluminosa exportación en pie, aunque la mayor parte de ésta estuvo integrada por animales livianos, que no completaron su preparación.
Exportación en pie. Este año pasado, en un proceso que continúa con toda intensidad en las primeras semanas de 2011, la exportación de vacunos vivos repitió una performance sumamente dinámica, con una extracción de más de 207 mil cabezas en el año, en su gran mayoría compuesta por novillos jóvenes y terneros, sumando un par de puntos a la extracción comercial respecto al stock total, que rondó 22,5% en el ejercicio anual, con relación a lo declarado en el mes de junio anterior.
El principal comprador de ganado en pie fue Turquía, que ha llevado una política de subsidios y aranceles distorsivos, lo que despierta fuertes reacciones en la industria instalada en nuestro país, que, con un elevado porcentaje de capacidad instalada ociosa, teme quedarse sin materia prima y alega estar sometida a una competencia desleal que puede desarticular la cadena cárnica nacional.
Cada novillo que se faena fuera del país se lleva el cuero y las tripas puestas, deja de aportar más de 339 dólares a la remuneración de otros factores (industria, comercio y Estado, vale decir salarios, energía, transporte, insumos, servicios, rentas, impuestos, etc.). Nadie duda de que no es lo mejor, sólo puede aceptarse como excepción, como válvula de escape que regula el funcionamiento del mercado.
Ese volumen de ganado exportado vivo equivalió a algo menos de 10% de la faena total, supera largamente la faena de los principales frigoríficos (los cinco primeros promediaron unas 150 mil reses) y, si bien representa menos de 2% del stock total (mucho menos de lo que se muere todos los años, por ejemplo), captó muchos novillos adelantados, próximos a su sacrificio, lo que afectará directamente, a corto plazo, la oferta interna para faena.
Hacia el final del período y en las primeras etapas de 2011, también Brasil ha incrementado sus compras de hacienda en pie, dada la diferencia de valor de nuestros ganados respecto a los de ellos.
La sequía incipiente fuerza la extracción de ganado de los campos, que necesitan mercados de colocación para todas las categorías, especialmente para los animales jóvenes, que hoy se están embarcando en pie para el exterior y que encuentran en ese canal de comercialización el mejor sostén en estas circunstancias.
Destinos de la carne
Exportación. Volúmenes y precios
Las ventas al exterior alcanzaron a 364.141 toneladas peso carcasa equivalente, 26,3 mil ton menos que el año anterior, lo que equivale a una baja de 6,7% en los volúmenes. Sin embargo, como el precio promedio subió 24% en 2010 respecto a 2009, alcanzando a U$S 3.082 la tonelada carcasa, la recaudación total ascendió a U$S 1.122.164, un aumento de casi 152 millones, 15,6% más que el año previo. Es el segundo año en montos, sólo superado, en unos U$S 100 millones, por la cuenta de 2008.
Con estos registros, la carne vacuna representó 16,6% de las exportaciones totales del país, que llegaron a U$S 6.762 millones.
 
Si se agregan las menudencias y los subproductos vacunos, los montos exportados rondan los U$S 1.276 millones, y si además sumamos la exportación de vacunos vivos, que ascendió a casi U$S 144 millones, las exportaciones vacunas cárnicas trepan a unos U$S 1.420 millones, que equivalen a 21% del total exportado en el año.
 
Los precios de la carne de exportación de 2010 son los más altos de la historia después de los logrados en 2008, cuando se produjo una burbuja especulativa insostenible, que precipitó finalmente la grave crisis financiera mundial.
 
Afortunadamente, los valores de la actualidad parecen mucho más firmes, asentados en sólidos fundamentos de oferta y demanda mundial, lo que augura un mejor pronóstico de corto y mediano plazo para el rubro.
 
Los precios de exportación fueron subiendo sin pausa a lo largo del año, para finalizar en diciembre con U$S 3.888 la tonelada carcasa, 56% por encima de los precios de enero.
 
Los compradores
 
Podría afirmarse que el dato principal del funcionamiento del mercado externo fue la reafirmación del liderazgo de Rusia en cuanto a los volúmenes y de la Unión Europea (UE) en cuanto a los montos.
 
Rusia adquirió 119,4 mil ton, casi un tercio del total exportado, por un valor de U$S 278,5 millones, una cuarta parte de los dólares totales, con un precio de U$S 2.333 por tonelada.
 
La UE compró 69 mil toneladas (19%), por U$S 324,4 millones (29%), a un precio promedio de U$S 4.700 por ton.
 
El NAFTA continuó perdiendo importancia, especialmente EEUU. Este país compró 33,7 mil toneladas (9%) y no alcanzó siquiera a cumplirse la cuota de 20 mil toneladas (peso producto) que nuestro país tiene asignada en ese mercado.
 
Por esos volúmenes pagó U$S 91,7 millones, lo que da un precio promedio de U$S 2.719 la tonelada.
 
Dentro de los países que aumentaron en forma significativa sus compras están Chile, Brasil y Venezuela, como puede apreciarse en el cuadro correspondiente.
 
En los últimos meses, Brasil ha tenido una presencia muy activa, comprando diferentes productos a buenos precios, reflejo de la intensidad de su demanda interna.
 
Mercado interno
 
El consumo de carne continuó en ascenso, siguiendo una tendencia de recuperación iniciada hace seis años, luego de la crisis de inicios de la década. El año pasado se superaron los 60 kilos por persona, lo que con una población de 3,345 millones resulta en un consumo total de más de 201 mil toneladas de carne con hueso equivalente.
 
El INAC estima que el consumo total de carnes de los uruguayos superó los 92 kilos por persona en el año, sumando a la carne vacuna 20 kilos de pollo, 8 de cerdo y 4 de ovino.
 
Si agregamos el pescado y otras carnes menores (conejo, carnes de caza, etc.), no debe bajar de los 100 kilos por persona al año, un nivel comparable al de los países ricos. Por lo menos en el promedio no parece haber un problema en el consumo de proteínas por parte de los uruguayos.
 
Precios del ganado y rentabilidad
 
El precio de los novillos de faena subió 40% entre enero y agosto, pero luego bajó 8% hasta diciembre. Entre puntas, en el año, el aumento fue de menos de 29%. Algo parecido ocurrió con la vaca, aunque cayó menos en el último tramo.
 
En cambio, la carne exportada subió en forma sostenida, acumulando un incremento de 56% entre enero y diciembre; significativamente, desde agosto hasta diciembre subió 24%, mientras bajaba el precio de la hacienda.
 
Esta situación generó fuertes reclamos por parte de los ganaderos, quienes señalan que venden sus animales a menor precio que sus colegas de los países vecinos, a pesar de que Uruguay tiene una posición de privilegio en los mercados cárnicos internacionales.
 
La situación climático–forrajera adversa obliga a los productores a desprenderse de sus ganados, con poca capacidad de negociación frente a la industria.
 
De ahí que la exportación de ganado en pie sin cortapisas sea reivindicada como una herramienta imprescindible para atenuar esa asimetría.
 
De todas formas, este escenario está cambiando: en las primeras semanas de enero la oferta ha caído y los precios del ganado están subiendo nuevamente.
 
Otro punto interesante: la abultada extracción de vacas indica que los mercados externos demandan ese tipo de producto (o por lo menos no lo rechazan), que para la industria tiene menor costo que el novillo y que tiene baja colocación en el mercado interno.
 
Pero, como es lógico, la demanda de vacas ha llevado a que su precio aumente y esté próximo al del novillo: apenas 5% en menos es la diferencia en estos últimos meses, cuando la brecha en 2009 era de 10% y en 2008 de 18%, entre ambas categorías.
 
Finalmente, dos condicionantes del marco general: el atraso cambiario sigue estrangulando a los sectores exportadores, aunque en la carne el incremento de los precios en los mercados internacionales ha conseguido disimular en parte la gravedad del fenómeno.
 
Por añadidura, el elevado costo-país, potenciado por el bajo tipo de cambio, afecta sobre todo a los procesos de agregado de valor industrial e impacta en toda la cadena.
 
Fuente: El País Digital

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