SOLO AVES & PORCINOS EDICION 40: ADEPIA/PANORAMA AVICOLA Y PORCINO

SOLO AVES & PORCINOS EDICION 40: ADEPIA/PANORAMA AVICOLA Y PORCINO
Por Ing Victor Eduardo Machinea*
ADEPIA es la Asociación de proveedores de la Industria de la Alimentación, integrada por pequeñas y medianas empresas del país, que tiene por objeto posicionar al sector, crear valor nacional y generar negocios para las empresas que representan, a través de acciones de promoción nacional e internacional.
La Asociación ha identificado problemas de insuficiente competitividad en componentes de diferentes cadenas productivas de la República Argentina, especialmente en el sector alimentario. Esta situación pone serias limitantes para la conquista de nuevos mercados o el posicionamiento en mercados existentes. Por lo tanto, se impulsa un Plan de Modernización de la Industria Alimentaria MIA (Modernización de la Industria Alimentaria) para superar esos límites y disponer de la tecnología de punta en cada actividad que permita en corto plazo la reconquista de los mercados.
La modernización implica, muchas veces, reconversión orientada a incrementar el valor agregado y la internacionalización de las empresas. Para alcanzar ese objetivo es necesario trabajar en toda la cadena en su conjunto para que el esfuerzo sea aplicado a todos los eslabones, tanto sea en la industria de alimentación misma como en la maquinaria, productos y servicios que la proveen.
En el caso específico de la Avicultura y la Porcicultura, los cambios tecnológicos de las últimas décadas le han cambiado la “cara” al sector. Las organizaciones intermedias responsables de la agrupación empresarial de los sectores, han desarrollado planes estratégicos que han permitido a ambos posicionarse como competitivos frente a la carne vacuna.
La Argentina consume aproximadamente 100 kg de carne, entre ellos más de la mitad es vacuna, luego el pollo y la tercera, el cerdo. El crecimiento del consumo de carnes blancas fue en detrimento de la carne vacuna pero sumó salud y economía a la dieta.
Esa modernización permitió un crecimiento tecnológico que  la distingue en la región. La avicultura se puso los “pantalones largos” frente al desafío del mercado externo y la carne porcina aún no ha logrado autoabastecer el mercado. El salto cualitativo y cuantitativo de la producción se dio cuando se pudo enfrentar la competitividad del mercado internacional. El sector porcino aún no ha podido dar ese paso.
AVICULTURA
La política que llevó a la reducción de nuestro perfil exportador de carne vacuna generó un crecimiento exponencial en los productos que compiten en la canasta alimentaria argentina como sustitutos. Un sector favorecido por estas políticas coyunturales ha sido el sector avícola, que supo aprovechar el espacio que le dejaba en el mercado la carne vacuna. Considerando que los productores avícolas integrados se encontraban en una situación fuerte en los aspectos competitivos, pudieron así posicionarse fuertemente en el mercado local y aumentar su presencia en el mercado internacional.
La problemática del sector avícola en las ultimas décadas era alcanzar el escalón mínimo para tener una presencia permanente en el mercado internacional y no depender de como funcionaba el mercado local para exportar sus saldos al internacional. Así fue como la adopción de tecnologías nuevas y el aprovechamiento de adecuar la oferta a la demanda internacional permitió el reposicionamiento del sector.
El sector avícola mundial representa en términos generales muy buenas condiciones de desarrollo, que se anteponen a las eventuales amenazas constituidas por las enfermedades y otros factores exógenos. Argentina goza de ciertos privilegios para el crecimiento de la actividad. En el pedestal de ellos se encuentra el relevante status sanitario construido mediante la coordinación del Estado y el sector privado empresarial. Además, la potencialidad del sector avícola nacional encuentra su motor en las condiciones ambientales, con la amplia disponibilidad de materias primas (maíz y soja) para alimentar a las aves, y el despliegue de genética y herramientas acordes a los estándares internacionales 
La situación nacional indica que la demanda de este tipo de carne irá en aumento, como respuesta principal a la caída del consumo de carne vacuna, que históricamente presentó precios superiores. El alza proyectada en producción no sólo apuntará a seguir cubriendo esta creciente demanda, sino también a aumentar e incluso abrir nuevas fronteras comerciales donde ubicar los productos para fortalecer cada vez más el protagonismo en la esfera internacional. Sin duda, el sector viene transitando un ciclo muy favorable, con un presente que expresa cabalmente el crecimiento sostenido experimentado.
Teniendo en cuenta los indicadores registrados hasta el momento, se deduce que para 2012 la producción total rondará las 2.000.000 de toneladas. Las estadísticas señalan que se está exportando a 60 países, con una facturación anual de u$s 650.000.000.. Es así como la Argentina exportaba dos mil toneladas a cinco destinos y los habitantes por año consumían 24 kilos de pollo. Pero diez años más tarde, esa cifra subió a 39,5 kilos y pretende vender 330 mil toneladas a 70 países.
El sector cuenta con un plan estratégico avícola 2010-2017 que implica 6% anual de crecimiento. Producen dos millones de toneladas y para el 2017 se estima una producción de 2.5 millones de kilos, una exportación de 600 mil toneladas y un consumo de 44 kilos. El excedente de la producción de dos millones de toneladas, en un contexto donde ha caído la exportación, lo consume el mercado interno. Está demostrado un crecimiento del consumo a nivel internacional, pero la competitividad del complejo está condicionada entre otros puntos al precio del maíz. En el último año, el maíz aumentó el 40% y la soja el 70%, esto impacta en los costos de todo el mundo. El valor agregado en la cadena es tan representativo como el empleo que genera todo el proceso, expresado en la cantidad de puestos de trabajo que la actividad requiere, actualmente cuantificado en 25.000 personas. De todas maneras, los indicadores de la economía nacional están planteando algunos interrogantes en el seno de la industria avícola. El tipo de cambio y los problemas comerciales, por las restricciones impuestas por el Gobierno no son neutras. Los entresijos con que se están manejando las variables obligan a morigerar el optimismo imperante hasta el año pasado. La pérdida de competitividad es creciente y el mercado local tiene un claro techo consumidor, por lo que se prevé un año con dificultades coyunturales.
PORCINOS
 La producción de cerdos en  Argentina siguió un ritmo de crecimiento por las mismas causas que generaron el desarrollo del sector avícola .La ubicación geográfica de la producción coincide con la distribución geográfica de los cereales de cosecha gruesa. Este desarrollo poblacional se llevó a cabo, mayoritariamente, en sistemas extensivos de producción de tres tipos:
·       A nivel de estancias: las que trataban de aplicar la tecnología de la época y los alimentos disponibles en el establecimiento (alfalfa, maíz y rastrojos de cosechas).
·       A nivel de la industria lechera: esta industria, que se localizó principalmente en las mismas zonas de población porcina, deja un valioso subproducto denominado lacto suero, el que se continúa utilizando hasta la actualidad en el engorde de cerdos principalmente. 
·       A nivel de chacra: las explotaciones pequeñas dedicadas a la producción de granos encontraron una posibilidad de diversificar e incrementar el valor de sus productos a través del cerdo, siendo en la mayoría de los casos una actividad complementaria.
Estos tres tipos de explotaciones mencionados permitieron el crecimiento sostenido de la población. En el país, la carne de cerdo aún se consume relativamente poco. Esto está relacionado con la histórica disponibilidad de carne bovina, y los prejuicios y desconocimiento respecto a los efectos sobre la salud del consumo de porcinos. Como consecuencia, la mayor parte de la producción ha sido generalmente destinada a la elaboración de fiambres y chacinados.
Durante la década de los 90, la actividad sufrió una importante caída, dada la mayor competencia de la carne importada, especialmente de Brasil. Esto redujo el número de productores, generando por un lado una producción relegada a las explotaciones pequeñas y de autoconsumo, con poca tecnología; y por otro, la consolidación de grandes firmas integradas, de mayor nivel tecnológico. A medida que se incrementaron los desarrollos en el sector, el mismo tendió a integrarse verticalmente (tal como ocurrió en la industria aviar), ganando en eficiencia y competitividad. Se identifican hoy en el mercado algunas marcas que han trabajado fuertemente en inversiones genéticas que permiten comercializar un producto con mucho menos grasa de la que se vendían en otras décadas. Estas características han permitido la ampliación del espectro consumidor incorporando este producto con un menor precio relativo y sin las cuestiones negativas de la relación grasa- carne.
Este sector partió de situaciones diferentes al avícola, por lo cual no pudo aprovechar la mismas circunstancias que promocionó el crecimiento de ese sector .Las ventajas comparativas se sustentan en la disponibilidad de maíz y soja (que conforman la base de la alimentación y el principal costo de producción), el clima favorable y la falta de amenazas sanitarias. Es una actividad que requiere menor extensión que otras actividades agropecuarias y genera posibilidades de desarrollo regional en las zonas alejadas de los puertos, que pueden darle un uso más rentable a la producción de granos.
El sector industrial de chacinados cuenta con 398 fábricas habilitadas. Se destaca una alta concentración en el sur de Capital Federal (68). Es de señalar la importancia social que reviste para el país por la absorción de mano de obra intensiva, pues conserva el trabajo artesanal a la vez que incorpora tecnología.
Para poder exportar se deben franquear verdaderas barreras para-arancelarias, como exigencias sanitarias que dificultan las operaciones y en otros mercados de mayor interés directamente las detienen.
En 2005, Argentina se declaró como país libre de Peste Porcina Clásica, un flagelo que reducía significativamente los posibles mercados de exportación. El destino de la carne porcina en 2011 se distribuyó en un 50 y 50 entre la industria de chacinados y el canal fresco. Las estimaciones indican que hubo un importante crecimiento en el consumo de carnes de cerdo por el canal fresco. Históricamente, el consumo se mantuvo en 1Kg./hab./año, hasta el año 2006 y principios de 2007. A partir de entonces comenzó a incrementarse, para ubicarse en el actual 4 Kg./Hab./Años. Si bien Argentina es uno de los países que menos carne porcina consume, es algo alentador el cambio de tendencias que se está evidenciando.
Un 95% de las empresas son PYMES, dando un ambiente de sana competencia y excelente distribución de la mano de obra utilizada. Es una característica del sector que las empresas son multiproducto, salvo escasas excepciones. . Las carnes de animales vacunos adultos, toros y vacas, que no tienen consumo directo por ser poco tiernas, son absorbidas por este proceso industrial. El sector de producción de carne fresca de cerdos pareciera no ser competitivo con la importación en forma coyuntural y argumenta que no puede desarrollarse para poder ser competitivo, transformándose en una espiral de difícil solución y generando en el sector una lucha de intereses entre los industriales y los productores primarios. Estos últimos que promueven la prohibición de la importación y los industriales que necesitan volumen de materia prima para el procesamiento de sus productos.
Se encuentran registrados unos 179 establecimientos para faena de porcinos, de los cuales 152 son frigoríficos, 21 son mataderos municipales y 6 son mataderos rurales. En cuanto a la concentración de la industria frigorífica de porcinos, se podría afirmar que el mercado se encuentra poco concentrado. Del análisis de la faena en los últimos años, se desprende que entre las diez primeras firmas habilitadas para faena y abastecimiento se concentra alrededor de un 65% de la faena, y si consideramos las primeras 20 firmas se alcanza el 82% de la faena. El 86% del ganado en pie se comercializa bajo la modalidad “Directo a frigorífico”, un 4% es a través de intermediarios (consignatarios y remates-feria) y un 10% es de propia producción.
INVERSION TECNOLOGICA
Para alcanzar la supremacía tecnológica en ambos sectores, hay que dar pasos más profundos. En ese sentido, ADEPIA plantea que este desafío lo encaren juntos, los proveedores de la tecnología con los productores de alimentos. Y para ello es importante identificar hacia donde están orientados los esfuerzos por las inversiones tecnológicas, partiendo del resumen sobre los avances concretados en esta última década:
- A nivel primario de cerdos, el avance ha sido muy lento, salvo en los casos en que se ha integrado la cadena y obtiene una carne fresca más magra y agradable para el consumidor, con un gran esfuerzo en el mejoramiento genético. Asimismo, la inversión a nivel de productos y subproductos de esta carne ha crecido en cantidad y calidad.
-El sector avícola sumamente integrado se ha desarrollado exponencialmente reemplazando en gran parte el consumo de carne vacuno y creciendo en la oferta nacional e internacional de productos. La automatización de procesos también mejoró los niveles de productividad y los niveles de controles de riesgo asegurando la calidad del producto final.
Existen desafíos a nivel de la media res vacuna para adelante en la cadena, como por ejemplo la comercialización en cortes cerrados al vacío, la elaboración de subproductos empanados, la utilización de tecnologías de punta ligadas a la física como alta presión para minimizar aún más los riesgos de calidad de los productos, la utilización de la tecnología computada para el diagnóstico de las carnes y su reorientación genética, la construcción de salas blancas que extremen las medidas de seguridad, y de adaptación de productos y subproductos a la dinámica demanda del mercado, como así también el permanente desafío de innovar, ya que en un mundo tan competitivo como el de alimentos el que no innova no sobrevive. La necesidad de asegurar la sanidad en frontera con programas sanitarios regionales es estratégico para cualquier actividad pecuaria o vegetal.
Para avanzar en la inversión en I+D es necesario el diseño de políticas que aseguren el financiamiento adecuado, premien la inversión en innovación. 
Económicas financieras:
1-Desgravación impositiva gradual según niveles de inversión en adopción tecnológica que ayude a la amortización de esa inversión.
2-Financiamiento con tasas subsidiadas a todo tipo de inversión tecnológica.
3-Subsidios específicos a investigaciones aplicables a las industrias cuyos complejos se los considere estratégicos para el País.
4-Facilidad de adopción tecnológica a cualquier proceso innovador que sea adaptable a la Argentina durante el plazo necesario que permita que la oferta de tecnología nacional esté en condiciones de producir.
5-Mecanismos de premios nacionales que estimulen económicamente a las PYMES que inviertan en I+D.
6-Estímulos de reintegros a las exportaciones que puedan ser descontados de los aportes impositivos de las empresas a aquellas que exporten tecnología y conocimiento.
7-Apoyo financiero y económico a las empresas que encaren la reconversión tecnológica productiva .
8-Expreso y concreto apoyo al Programa de Modernización de la industria Alimentaria que impulsa ADEPIA Asociación de proveedores de la Industria de Alimentación, que promueve una reconversión y una modernización a la industria alimentaria y a los Proveedores de esa industria
Tecnológicas
1-Estímulos a la alianza entre las empresas y los Centros de investigación y conocimiento
2-Planes estratégicos o rectores que prioricen las necesidades de las empresas en innovación y desarrollo
3-Diseño de Asistencia técnica en adopción tecnológica a nivel industrial que no le represente erogaciones a la industria alimentaria PYME.
 
Institucionales
1-Diseño de intervenciones institucionales con un concepto integrador de los Complejos. No se puede separar la problemática de producir un ganado adecuado a las necesidades del consumidor con el procesamiento de ese producto.
2-Adaptación de normativa higiénico sanitaria a la PYME Nacional que no implique ceder en las exigencias sino adaptarla a las realidades regionales.
3-Fortalecer la investigación en la relación de calidad del producto final con las acciones necesarias en el complejo hacia atrás en producción, comercialización etc.
4-Acelerar los procesos de aprobación de financiamiento para proyectos de innovación tecnológica que hoy en día tardan más de un año en ser aprobados.
 
Sanitarias
1-Tender a un solo estándar sanitario.
2-Diseñar una fuerte política integradora de los países vecinos o condicionar el comercio con esos mismos vecinos en caso que no se adapten a la prevención y lucha sanitaria que permita erradicar la aftosa de nuestra región.
3-Regular los niveles tarifarios de intervención de las instituciones sanitarias y de investigación según la dimensión económica del demandante.
Ambientales
1-Promover un programa nacional que permita la adecuación de toda la industria alimentaria a la exigencia internacional ambiental, de tal manera como se está realizando con el programa PRI en el Riachuelo, y con el mismo programa en los ingenios de Tucumán para el manejo y aprovechamiento de la vinaza.
*Asociación de proveedores de la Industria de la Alimentación (ADEPIA)

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