PORCINOS: UN AÑO RARO QUE PUEDE MARCAR LA EVOLUCION DEL NEGOCIO DEL CERDO

PORCINOS: UN AÑO RARO QUE PUEDE MARCAR LA EVOLUCION DEL NEGOCIO DEL CERDO

Por Gastón Guido
Periodista
Editor General Solo Aves & Porcinos
ggcomunicacion@fibertel.com.ar
¿Cómo fue 2016 para el negocio porcino en la Argentina? ¿Hay que mirar solo la quita de retenciones y el sincera­miento del costo de los insumos? ¿Hacer foco en las im­portaciones y en los manejos desleales de algunos acto­res de la cadena de comercialización? ¿O quedarse con el dato (incierto en números) de la cantidad de productores pequeños y medianos que dejaron la actividad?
Para el MV Jorge Brunori, reconocido referente téc­nico de la actividad del INTA Marcos Juárez, Córdoba, “2016 fue un año complicado y raro, que va a marcar la evolución porcina de varios años para adelante, porque cambió el escenario. Desde comienzos de los años ’90 hasta 2015, habíamos aumentado 200% la producción de carne, veníamos creciendo en el consumo interno y con rentabilidades que -fundamentalmente a raíz de las retenciones- en algunos casos eran exageradas y que en algunos años llegaron a superar el 30% sobre el capital invertido, con una tasa de retorno de capital que llegó, en ciertos momentos (entre 2005 a 2008), a reducirse a 2 años, cuando normalmente ronda los 10 a 15. Todos creíamos y éramos conscientes que ese crecimiento no era la realidad de la actividad, porque estaba protegida. Los últimos 5 años (2010-2015), que fueron los mejores, son los que por inercia nos permitieron crecer en faena y producción casi un 10% en 2016”.

                                     
Jorge Brunori: “El negocio del cerdo no se ha alterado por más que se haya modificado la situación económica del país. Se ha puesto más realista, lo que implica que nos tengamos que acomodar a un escenario diferente”.

Con el cambio de reglas de juego los costos de produc­ción porcina aumentaron de un 40 a un 50% (en el cerdo el alimento -maíz y soja- representa un 70% de ese cos­to), incluyendo los gastos fijos como electricidad y gas. Y también en el primer semestre de 2016, por la caída del poder adquisitivo, bajaron las ventas, a lo que se le sumó la flexibilización de las importaciones (Ver recuadro).
Así, en los primeros 8 meses de 2016 la rentabilidad del sector cayó bruscamente y hubo granjas que perdie­ron dinero, especialmente las de pequeños y medianos productores, que no tenían la suficiente eficiencia ni la escala adecuada. Los mayores costos y su ineficiencia hi­cieron que varios de ellos dejaran la actividad.
“Hay un índice económico que marca la realidad del sec­tor, que es la relación insumo/producto respecto de cuán­tos kilos de maíz se pueden comprar con lo que vale un kilo de cerdo, -explica Brunori-. En 2015, esa relación era 12 a 1; en los primeros 7 u 8 meses del año cayó a 6 a 1. Fue un golpe duro. A partir de agosto o septiembre, el precio del capón comenzó a moverse fundamentalmente porque (en el primer semestre) a raíz de la caída del poder adquisitivo no había seguido el aumento de los costos, quedándose en valores muy similares a los de 2015. Ese precio estabilizado del capón se tradujo en un mantenimiento de los valores en góndola y empezó a poner el precio de la carne de cerdo aún más competitivo de lo que ya estaba respecto de la carne bovina, que sí siguió subiendo”.
Brunori agrega que también en relación al pollo -que en algún momento siguió aumentando y bajó su consumo en los 7 u 8 primeros meses del año-, siguió incrementán­dose el consumo de cerdo, al ubicarse a un precio muy competitivo. A fin de 2016, siguió aumentando la deman­da y faltaron cerdos, con lo cual el precio del capón co­menzó a subir y mejoró bastante respecto de cómo había comenzado el año.
“Al hacer un balance podemos decir que 2016 no fue un año excepcional pero tampoco fue un muy negativo. Fue de equilibrio; no pensábamos que íbamos a tener un año duro, pero no terminó siendo un año tan difícil: se equilibró entre los 6 a 7 primeros meses negativos y los 5 a 6 meses finales, que fueron bastante más positivos”.
-Mencionabas que los pequeños y medianos producto­res fueron los más golpeados por el cambio de mode­lo económico. Más allá de los que debieron dejar la actividad, ¿cómo sigue la historia para los que aún se mantienen?
-Todas las actividades basadas en subsidios o ayudas esta­tales son esperables que no sean sostenibles en el tiem­po. En un país más estable, podría ser parte de una polí­tica de desarrollo agropecuario, como sucede en Europa. Como sector, no tenemos que seguir lamentándonos sino preparándonos para un nuevo escenario, aunque el desa­fío sea fuerte. Casi un 90% del sector porcino está com­puesto por pequeños y medianos productores (30 a 40 y 100 a 150 madres, respectivamente). Es un sector que aún no está concentrado, lo que es una buena noticia; tienen alrededor del 60% de las madres del país.
Este nuevo escenario les exige más porque todos los cambios de reglas de juego impactan más en quien está más desarmado. Si no se ponen en juego ciertas herra­mientas en este segmento de productores, es probable que esta actividad evolucione aceleradamente hacia un escenario de concentración. Este es un riesgo no querido por ninguno de los integrantes de la cadena porcina.
-¿Cuántos productores pequeños y medianos vendie­ron sus granjas en 2016?
-La mayor parte de la gente esperó, aguantó el chubasco de estos 6 a 7 meses porque normalmente, si bien el año pasado fue difícil, en los últimos 5 o 6 años del sector, los primeros meses de cada uno, por causas del mercado y de estacionalidad (en el verano cae el consumo) eran du­ros, pese a que luego el año terminaba siendo excelente. (Se registraron diferencias de $15 a $20 en el kg de capón entre comienzos y fines de año). Por eso muchos pro­ductores esperaron y aguantaron pensando que era una situación normal, aunque bastante más agravada porque estamos con reglas de juego más difíciles. Si bien no hay mediciones, creo que el porcentaje no ha sido alto. No fue mucha la gente que se desesperó y dejó la actividad. Además si vos tuviste 15 años de rentabilidad en muchos casos exagerada, ¿por qué en 5 o 6 meses dejaste la acti­vidad? Eso quiere decir que no estabas preparado ni para 5 o 6 meses de crisis. Muchas veces hay que hacer un análisis más profundo de por qué se dejó la actividad, sin dejar de reconocer que la situación varió brusca y profundamente.
-¿Y cómo se ve el año que acaba de empezar?
-Lo que se vivió el año pasado generó una situación de gran incertidumbre respecto de cómo seguirá 2017. Está relacionada con lo que suceda con el mercado interna­cional de los granos. También estamos muy expectantes de lo que pase con el mercado bovino, porque aparente­mente las exportaciones de carne vacuna no se recupera­rían tan rápido, hay mucha retención de cabezas y si no retornáramos rápidamente al mercado de exportación, algunos analistas opinan que habría mucha oferta de car­ne bovina, lo cual bajaría su precio y el sector porcino quedaría con valores menos competitivos.
-Creo que 2017 va a seguir siendo un año bueno, más allá de estos interrogantes, porque el consumo de carne fresca va a seguir aumentando. Estamos bastante compe­titivos con respecto a la carne bovina (fluctuando en pre­cio de entre un 20 a 30% menores). Si a la calidad y a que la gente encuentre en el cerdo el sustituto de la carne vacuna, se le agrega precio, el crecimiento será más rápi­do y contundente. El negocio del cerdo no se ha alterado por más que se haya modificado la situación económica del país. Se ha puesto más realista, lo que implica que nos tengamos que acomodar a un escenario diferente.
-¿Y qué debe hacer el eslabón de la producción para jugar en el nuevo escenario y con sus reglas?
- Pensando en la competitividad del porcino frente a la carne bovina, hay que monitorear permanentemente la eficiencia porque si se pretende que el precio del capón cubra las ineficiencias, cada vez se necesitará un capón más caro y la carne fresca irá aumentando. Tenemos que tener una visión más de cadena, con un precio mucho más racional, disminuyendo costos en el eslabón prima­rio, para que el precio del capón no sea el que cubra la ineficiencia de un sistema.
Más información:
www.porcinosinta.com.ar
www.inta.gob.ar
Fuente:

Revista Solo Aves & Porcinos Nº 64

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