PORCINOS: HACIA LA COMPETITIVIDAD
La evolución de las variables que interesan a la actividad porcina tuvo un giro importante a partir de la devaluación del 2002; sin duda, hoy conforman un escenario más positivo que durante 2001. Un precio que se mantiene sostenido por arriba de los $2,35/kg vivo, de la mano de la reactivación del consumo, y la moderación en el volumen de carne importada de Brasil ayudan a repensar la posibilidad de invertir en el sector.Es el caso del establecimiento Pig Argentina SA, en San Antonio de Areco, que Infocampo visitó la semana pasada. La actual gestión de la granja comenzó en enero del 2003 y ya posee 900 madres en producción, con la idea de llegar a 2.100, para fines de año.Mariano Giordano, un técnico agrónomo responsable de la producción, comentó cómo es el sistema de producción en el establecimiento, en sus tres componentes más importantes: la reproducción, la alimentación ! y la genética.Empezando por esto último, utilizan un híbrido 50/50 entre las razas Yorkshire y Pietrain. “Con esta genética, los capones nos dan un porcentaje de magro (carne) promedio de 48,5 a 49, contra 45 a 46 de lo que es común encontrar en el mercado”, comentó Giordano. La empresa tiene su núcleo genético en Cañuelas, donde se hace el inbreeding racial. “Es un animal muy, muy magro, que es lo que hoy buscan los frigoríficos, y que da un rendimiento al gancho de entre 82 y 83 por ciento”, agregó.El manejo reproductivo es una de las patas donde se asienta la productividad de la granja. El ciento por ciento de las madres son inseminadas artificialmente “con mochila, para estimular los movimientos del útero”, explicó. Las cachorras son inseminadas doce horas después de detectado el celo, en tanto que a las multíparas (más de un parto) se les da una primera dosis 24 horas después del celo, y una segunda 12 horas más tarde.A los treinta días se les ha! ce detección de preñez por ecografía. Según Giordano, alcanzan el 85 por ciento de preñez con este sistema. El ciclo de gestación de las madres se divide en tres fases, para su manejo. El primero, denominado G1, concluye con el destete. Allí comienza el G2, con un estricto control en la alimentación, hasta que en el último tercio de gestación (G3), coincidiendo con el mayor crecimiento de los fetos, se les aumenta el volumen de la dieta.De lechones a caponesLos lechones recién nacidos permanecen 21 días al pie de la madre, hasta que son destetados. En el ínterin pasan del kilo y medio con el que nacen a pesar entre 6,5 y 7,5 kg, lo cual arroja una engorde diario del orden de los 240 a 250 gramos.Luego de ser destetados, pasan otros 21 días con dietas “de iniciación”, que en realidad son cuatro: dos preiniciadoras y dos iniciadoras. Allí la ganancia ronda los 450 gramos por día. Esta fase posdestete se prolonga hasta que alcanzan los 3! 0 a 32 kg, cuando son transferidos al engorde. En total, están unos 50 días para alcanzarlos. El engorde promedio diario se ubica en los 500 gramos.El engorde propiamente dicho tiene una primera fase de 50 días y una segunda y última de 30 días, de terminación. O sea que en 150 días ya están listos los capones de 109 kg como para ir al mercado. El ciclo tiene un engorde promedio diario en torno a los 600 gramos.“Todos los alimentos son fabricados internamente, excepto los dos preiniciadores, que son adquiridos a proveedores externos”, ilustra Giordano. En la planta autoelaboradora preparan los dos iniciadores, uno para la fase de desarrollo y dos para la de terminación. También preparan las dietas para las madres, denominadas “reproductor”, “lactancia” y “gestación”.“Estimamos que la alimentación representa el 80 por ciento del costo de producción”, indicó el responsable del establecimiento. La harina de soja es la fuente de proteína utilizada, que co! nforma, término medio, el 30 por ciento de la dieta. “Por eso el aumento del precio de la soja impacta directamente en los costos de producción. Cuando tenemos que salir a comprarla pagamos lo mismo que el exportador, es decir unos 715 pesos, como vale en la actualidad”, agregó.Futuro porcinoEl futuro de la actividad no sólo está ligado al desarrollo del mercado interno, sino también del externo. Y aquí pesa el hecho de que la Argentina logre el estatus sanitario de país libre de Peste Porcina Clásica, para que sus productos puedan ser aceptados en los mercados externos.Pig Argentina es un establecimiento “centinela”, en la lucha contra esta enfermedad. Es decir que no vacuna contra la enfermedad y monitorea regularmente los animales que allí se encuentran. El sector productivo está esperando la luz verde de la SAGPyA para que el país pueda alcanzar este estatus y hacer más competitivo a este sector.