Notificación y detección precoz, pilares en la prevención de enfermedades para sanidad aviar

La Argentina es un país libre de las enfermedades de influenza aviar y Newcastle, pero para mantener este estatus sanitario es indispensable cumplir con medidas de bioseguridad, controlar las importaciones de todas las aves y realizar vigilancia epidemiológica.


Por: Veterinarias Natalia Chuard y María Eugenia Ferrer, Programa Nacional de Sanidad Aviar del Senasa. Argentina
Fotos: Senasa

El sistema nacional de vigilancia epidemiológica permite al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentario (Senasa) contar con la información necesaria para implementar medidas de prevención, control y/o erradicación de enfermedades animales, de manera de poder evitar su dispersión y proteger la salud de las personas. Esta información es utilizada para dar respuesta a algunos organismos internacionales de los cuales la República Argentina es miembro, como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), así como para el desarrollo y el mantenimiento de acuerdos comerciales con otros países.

En relación a las enfermedades de las aves en particular, es importante destacar la reconocida condición sanitaria de la Argentina en relación a la influenza aviar (IA) y la enfermedad de Newcastle (ENC), dos patologías de gran impacto en la avicultura mundial que se encuentran ausentes en nuestro país.

La enfermedad de Newcastle y la influenza aviar son enfermedades virales altamente contagiosas que afectan al sistema nervioso, respiratorio y digestivo de las aves, y generan grandes pérdidas económicas para la producción avícola y para el mercado internacional. La influenza aviar, además, puede transmitirse de las aves a las personas y afectar la salud pública. Sin embargo, ésta última nunca se ha presentado en nuestro territorio nacional, mientras que la enfermedad de Newcastle fue diagnosticada por primera vez en 1961 y estuvo presente hasta 1987, año en el que se registró el último foco en pollos parrilleros del departamento Uruguay, provincia de Entre Ríos. Diez años después del último foco, Argentina se autodeclaró libre ante la OIE, según lo establece la Resolución ex SAGPyA N° 446/1997.

Para preservar este estatus sanitario, el Programa Nacional de Sanidad Aviar del Senasa implementa actividades enfocadas a la prevención y la detección temprana de estas enfermedades. Asimismo, con el consenso de los representantes del sector, se ha elaborado un plan de acción para su control y erradicación ante el eventual ingreso a nuestro país de los virus que producen la IA y la ENC.

La medida primordial de prevención en las granjas avícolas se basa en la bioseguridad. Las principales recomendaciones se centran en reforzar los controles de ingreso a los establecimientos (minimizar las visitas de personas ajenas e impedir el contacto con animales vecinos y/o de otras especies), instalar y controlar el correcto funcionamiento de pediluvios y rodaluvios, controlar moscas y roedores, así como evitar el contacto de las aves de producción con las aves silvestres.

Otra de las medidas de prevención se basa en los controles de las importaciones de todas las aves que ingresan al país. En el caso de las aves de producción industrial, se permite y controla el ingreso de aves de un día y de huevos fértiles para incubación, de reproductores abuelos de la línea parrilleros y de reproductoras padres de la línea ponedoras, actividad que está normada mediante la Resolución Senasa N°1519/2019. Todos estos procedimientos de importación se encuentran basados en los análisis de riesgo realizados y en el control cuarentenario de los ingresos. Esta actividad preventiva brinda adecuadas garantías para evitar la introducción de factores de riesgo y/o infección asociados a cualquier ingreso.

“Es importante destacar la reconocida condición sanitaria de la Argentina en relación a la influenza aviar (IA) y la enfermedad de Newcastle (ENC), dos patologías de gran impacto en la avicultura mundial que se encuentran ausentes en nuestro país”

El Senasa también lleva a cabo la vigilancia epidemiológica, que tiene como objetivo detectar rápida y tempranamente la circulación de virus de ambas enfermedades. Este sistema contempla dos componentes principales:

La vigilancia activa, que busca indicios de enfermedad en terreno, por intermedio de la realización de muestreos oficiales en los que los veterinarios del Senasa visitan establecimientos productivos, toman muestras de los animales y realizan encuestas. En el caso de las enfermedades ausentes en Argentina, esta vigilancia se utiliza para demostrar que se mantiene estable esta condición sanitaria en nuestro territorio.

La vigilancia pasiva que, mediante la notificación por parte de veterinarios, productores, instituciones de investigación, laboratorios y el público en general, capta información sobre la posible ocurrencia de enfermedades aviares y permite su detección precoz.

Este sistema de vigilancia involucra también a las aves silvestres, ya que algunas pueden actuar como reservorio para el virus de influenza aviar y no desarrollar sintomatología. Las acciones de vigilancia y monitoreo de aves silvestres consisten en identificar oportunidades de muestreos llevados a cabo por otras instituciones, en el marco de trabajos de investigación de universidades o jornadas de caza. La participación del Senasa en la obtención de estas muestras y/o en su procesamiento diagnóstico representa un beneficio mutuo para el trabajo conjunto y un aporte importante al sistema de vigilancia oficial.

También se realiza un monitoreo programado en los zoológicos, donde se toman muestras de aves de vida libre que descienden en cuerpos de agua dentro de estas instituciones. Asimismo, se obtienen muestras de aves incautadas previamente a su incorporación o a su liberación al medio, tanto en zoológicos como en centros de rescate, o por solicitud de las autoridades de fauna provinciales.

Es importante destacar que la reconocida condición sanitaria argentina, posibilita mantener una avicultura sana, producir alimentos de origen aviar altamente confiables y sostener abiertos los mercados de comercio internacional. Un cambio en el estatus sanitario respecto a estas enfermedades, podría impactar severamente en la producción avícola nacional y conllevar a limitaciones en los mercados de exportación.

“El principal beneficio de la notificación temprana consiste en poder identificar y contener un eventual ingreso de estas enfermedades, para poder prevenir su impacto negativo en la producción nacional, en el comercio internacional y en la salud pública”

El principal beneficio de la notificación temprana consiste en poder identificar y contener un eventual ingreso de estas enfermedades, para poder prevenir su impacto negativo en la producción nacional, en el comercio internacional y en la salud pública. Toda notificación recibida desencadena la atención primaria de una sospecha por parte del personal del Senasa y la implementación de medidas sanitarias oficiales para contener una enfermedad, evitar su dispersión y lograr su eliminación, con el menor impacto posible.

Para poder contar con una detección precoz de estas enfermedades ausentes en el país, resulta fundamental y obligatoria la notificación temprana ante el Senasa de cualquier mortandad o sospecha de enfermedad en aves por parte de los actores que participan en la cadena de producción avícola, tales como productores/as, veterinarios/as, personal de laboratorios y organismos de investigación, así como de la población en general. Es importante su colaboración en la notificación inmediata al Senasa ante el hallazgo de aves muertas o que presenten los siguientes signos clínicos:

  • Síndrome de caída de postura en ponedoras: 

Reducción de la producción de huevos superior al 5% durante más de dos días. Producción de huevos deformes, sin pigmentación, de color anormal, ásperos, de cáscara delgada o sin cáscara y con albúmina acuosa.

  • Síndrome neurológico:

Tortícolis, opistótono, movimientos rítmicos laterales de la cabeza, temblores, ataxia, incoordinación, paresia o parálisis, espasmos clónicos, desorientación, nistagmo, movimientos circulares y convulsiones.

  • Síndrome respiratorio:

Estornudos, tos, jadeo, rales, supuración ocular y nasal, senos paranasales infraorbitarios inflamados o sinusitis, conjuntivitis asfixia y estertores.

  • Reducción de la ingesta de alimento y agua superior al 20%.
  • Un índice de mortalidad semanal superior a un 3%.
  • Un índice de mortalidad de fin de ciclo en pollos de engorde mayor o igual al 10%.
  • Todo indicio clínico o lesión post-mortem que sugiera la presencia de IA o ENC.

Asimismo, se debe notificar al Senasa ante una posible exposición de las aves de producción al virus de IA o ENC, por ejemplo, debido a la entrada en la explotación de personas o vehículos, provenientes de países en los que dichas enfermedades estén presentes.

Una actuación inmediata minimiza las consecuencias y optimiza la intervención oficial necesaria para controlar estas enfermedades antes de que se establezcan y/o se diseminen. Para notificar la sospecha de una enfermedad detectada en aves de producción o silvestres, se pueden utilizar los siguientes canales:

  • En las oficinas del Senasa, comunicándose personalmente o por teléfono.
  • A través de la app “Notificaciones Senasa”, disponible en Play Store.

• Enviando un correo electrónico a notificaciones@senasa.gob.ar

Más información
https://www.argentina.gob.ar/senasa/programas-sanitarios/cadenaanimal/aves/aves-produccion-primaria/sanidad-animalavesygranja@senasa.gob.ar




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