MEJORES PRECIOS ESTIMULAN LA PRODUCCIÓN Y SUSTENTAN LA RECUPERACIÓN DE MERCADOS

MEJORES PRECIOS ESTIMULAN LA PRODUCCIÓN  Y SUSTENTAN LA RECUPERACIÓN DE MERCADOS

          
La industria frigorífica cerró 2017 con unas 2.800.000 de t de producción. Se estima que en 2018 sería de unas 2.950.000 de t -un 10% más que en el 2016-, de los cuales entre 380.000 y 400.000, se exportarían, alcanzando, al cabo de 2018, un 13% de la producción total.

Liberados los obstáculos que duran­te una década achicaron el stock bovino y llevaron a la Argentina, que exportaba 750.000 t, a caer insólitamente de los primeros pues­tos entre los exportadores mundia­les de carne vacuna, la tendencia de recuperación iniciada a fines de 2015 se ha consolidado lentamen­te entre 2016 2017, tal como lo marca el crecimiento moderado y sostenido de la producción y las exportaciones.
Acciones coordinadas de los sec­tores oficiales y privados, entre las que podrían mencionarse a entida­des como el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el Senasa, el Ministerio de Agroindustria y -desde 2015- la Mesa de las Carnes -que reúne a unas 30 entidades de la producción bovina, porcina, aviar y ovina, y que en 2017 fue recibida 5 veces por el presidente Mauricio Macri– vienen dando resultados hacia el objetivo de recuperar los volúmenes exporta­dos de carne vacuna que aún repre­sentan un 10% de la producción nacional.
En enero pasado se anunció que Argentina China firmarán un protocolo sanitario que permitirá vender a ese país cortes refrigerados y congelados, ambos con hueso, que se suma­rán a los congelados sin hueso que el país ya le exporta.
Más allá de que restan ajustes técnico-sanita­rios entre el Senasa y su homólogo chino, que demorarán el comienzo de estos embarques, a partir de este avance en la relación comercial bilateral con China, AmeriCarne consultó a referentes de la agroindustria cárnica vacuna sobre las perspectivas que ven para las exporta­ciones argentinas en 2018, a nivel global y en qué medida el país está preparado para aprove­char negocios que en el mundo mueven unas 10 millones de t anuales, de las que Argentina, solo participa con apenas 3% de ese total.
LO QUE FUE Y LO QUE VIENE
Para Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) y consejero del IPCVA, desde fines de 2017 se incrementaron las exportaciones y desde julio se aceleró el proceso productivo al percibirse reintegros que, sumados a un mejor tipo de cambio, mejoraron la competitividad exportadora, cosa que se profundizó, desde enero, con el nuevo reacomodamiento del tipo de cambio. “Esto hace que la Argentina deje de tener el precio de novillo más caro del Mercosur en dólares. Por este motivo y el buen trabajo de apertura de mercados que vienen realizando en conjunto los sectores público y privado, conti­nuarán creciendo las exportaciones”.

                                        
Daniel Urcía: “El protocolo de carne enfriada permite acceder al mercado HoReCa (hotelería, restaurantes y catering) de alto valor aunque no de gran volumen, para cortes enviados por avión”.

Con él coincide Jorge Torelli, Vicepresidente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe (CAFRISA) y de la Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA), y Gerente General  de Industrias Frigoríficas Mattievich, para quien “hay mayor atractivo para lograr animales pesados. Calculaba 290.000 t de peso res de exportacio­nes, pero los 2 últimos meses del año (2017) -en que normalmente caen las exportaciones- fueron sorpresi­vamente muy buenos y siguieron firmes -al igual que el consumo inter­no- y pasamos a 305.000/310.000 t de peso res. En 2018 estaremos en un piso de 350.000 a 360.000 t de exportación” proyecta.
Torelli agrega que los últimos datos de producción también son alentadores, con 2.800.000 t, en 2017, y que en 2018 se superarían los 3.000.000 de t, con lo cual se abastecerá el consumo interno y la exportación.
Por su parte, Víctor Tonelli, con­sultor privado de ganados y carnes, y Coordinador Técnico de la Mesa de las Carnes, estimó que “en 2018 habrá un crecimiento moderado del stock, básicamente en la cate­goría terneros, con unas 400.000 a 500.000 cabezas más (2% más de marcación), que lo elevaría a cerca de 54 millones de animales”.
Según su estimación, algo más conservadora, esta oferta elevaría la faena en unas 100.000 t de res con hueso, aproximándose a los 2.950.000 de -un 10% más que en el 2016-, de los cuales entre 380.000 400.000 se exportarían, alcan­zando, al cabo de 2018, un 13% de la producción total, destinándose el resto al consumo interno.
“Las exportaciones serán protago­nistas en la demanda y la formación de precio, y eso permitirá que las recrías comiencen a crecer gradual y sosteni­damente, derivando en mayor cantidad de novillos a partir de 2019 y susten­tando así el crecimiento de las exportaciones futuras que -en 3 a 4 años-deberían ubicarse entre las 550.000 600.000 t de res con hueso”.

                     
Víctor Tonelli: “Así como en la década de 1990 fue explosivo el desarrollo agrícola, estamos entrando, lentamente en un período muy estimulante y positivo para la cadena de ganados y carnes”.

Para Tonelli junto con la mayor producción de terneros, se espera estabilidad en la retención de hem­bras y un proceso demorado que se dará en 2018, de recrías de terneros y novillitos para incrementar la cate­goría novillo de exportación.
“Un tema a considerar es el cre­cimiento de la oferta total de car­nes, con pollos que superarán las 2.200.000 t y cerdos que llegarán a las 700.000 t que, sumadas las 60.000 t de ovinos, completarán una oferta de casi 6.000.000 de t, destinando unas 600.000 t a la exportación y 5.400.000 de al con­sumo interno, lo que daría un excesi­vo consumo de más de 120 kg/hab/ año de carnes”, advierte.
Al respecto, coincidió Torelli, para quien el consumidor argentino se ha vuelto algo más selectivo y come otras carnes, cuya demanda crece fuerte­mente por calidad y precio, como la de cerdo que para 2020 tendría un consumo mayor a 20 kg/hab/año. La carne porcina es sustituta y la aviar es complementaria de la vacuna, y Argentina está muy cerca del techo de consumir 120 kg/hab/año de car­nes. “Si se altera la composición de esa ecuación por mayor consumo de cerdo, pueden generarse saldos expor­tables de carne vacuna”, señaló.

                              
Jorge Torelli: “Hay que seguir abriendo la mayor cantidad posible de mercados, y una vez abiertos, firmar tratados de libre comercio”.

LO NUEVO A CHINA
Más allá de la constante necesidad de abrir nuevos mercados para aumen­tar la producción y las exportaciones, y de que China se lleva la mitad de ellas, cabe preguntarse cómo influi­ría el nuevo protocolo sanitario en las ventas externas de carne vacuna argentina, en corto plazo.
Para Urcía, el anuncio fortalece la relación comercial. “El protocolo de carne enfriada permite acceder al mer­cado HoReCa (hotelería, restaurantes y catering) de alto valor aunque no de gran volumen, para cortes enviados por avión. Además, incorporar carne congelada con hueso completará las actuales exportaciones, permitiendo aumentarlas y mejorando los ingresos de los frigoríficos, al poder integrar mejor la colocación de la res”.
Tonelli, en tanto, recuerda que “en 2017, China representó un 50% del volumen y algo menos del 30% del valor total de las exporta­ciones, solo en cortes congelados sin hueso”. Los que se agreguen con hueso serían similares a los que ya se venden y los enfriados sin hueso serían, similares a los de la Cuota Hilton y alguno más. Allí los líderes son Australia EE.UU., de modo que habrá que pelear para imponer esta categoría y asegurar una buena cadena de frío, ya que su vida útil es más corta y la distancia en barco es grande”. Por eso, cuando esté ope­rativo el protocolo, los volúmenes exportados crecerían un 15 al 20% respecto de 2017.
Respecto de los cortes enfriados, Alfredo Gusmán, Presidente de la Asociación Argentina de Angus, señaló que “si bien es un mercado de menor volumen, para los que parti­cipamos de productos diferenciados, como la Carne Angus Certificada, se abre la oportunidad de colocar cortes de alta calidad para segmentos pre­mium”, mientras espera que “que el acuerdo sanitario a firmarse permita acceder a ese mercado diferenciado”.
Por su parte, Torelli precisó que “no pensamos en exportar cortes congelados de alto valor, sino aque­llos que en Argentina se conocen como huesos con carne, como los del cuello y que los chinos consu­men y pagan muy bien”. En el país valen unos $800 la tonelada y China se los compra a Uruguay por USD 800 1000. “Así, se valorizan 20 veces más cortes que en el país solo se usan para fabricar harina y que no impactan en la producción”.
Los chinos pagan muy bien todos los cortes, como el garrón y bra­zuelo deshuesado de novillo que se exporta a USD 4.900/t. Torelli proyecta en 2018 una ampliación de ventas a China algo más optimista en volumen -25%- al exportar con hueso, pero admite que “aún es difí­cil determinarlo en valor”.
Por otra parte, enfatizó que “las mayores exportaciones de carne vacu­na a China no tendrán ningún impac­to en el mercado interno, porque com­pra cortes que no se consumen en el mercado argentino, que come carne medianamente bien engrasada, y no tan magra como los chinos. No hay quien pague USD 6 7/kg de asado con hueso como la Argentina.

INTEGRAR ES EXPORTAR
Exportando más se venden mejor los distintos cortes, en función de calidad, precio y demanda de cada uno. Torelli pronostica que “2018 será el año de la integración de los cortes de la media res, de manera de vender cada uno a quien lo pague mejor. Cuanto más inteligentes y perspicaces seamos en esto y con más mercados abiertos, mejoraremos el poder de compra (a los productores) y eso se va a derra­mar en toda la cadena de carnes”.
Esta integración se dará colocando el asado y todos los cortes de la rueda (nalga, bola de lomo, peceto y cua­drada) en el mercado interno; garrón y brazuelo, en China; los cortes del cuarto delantero a cualquier destino, y la tapa de cuadril, que se vende a USD 10.000/t a la Unión Europea (UE).
A própósito de la UE, a donde Argentina exporta cortes de calidad, uno de los nichos en los que el país está ingresando es la llamada Cuota 481, de carne terminada a grano. Al respecto, Fernando Storni, Gerente de la Cámara Argentina de Feedlot, señaló que “la demanda de cortes argentinos viene creciendo sosteni­damente en los últimos 3 años. En el primero de ellos, el país participó con un 4% del volumen total de la cuota, al siguiente ascendió a casi el 8% y para el primer semestre del ciclo 2017/2018 tomó el 16% del total. Esperamos que el crecimiento se acelere para exportar más, lo que nos daría mayor estabilidad de precios en el mercado interno y más destinos de exportación, que permitan incre­mentar más sostenidamente la pro­ducción de carne argentina”, sostuvo.
Pese a este avance y a un mayor cum­plimiento de los embarques de la Cuota Hilton, el demorado acuerdo entre la UE y el Mercosur es una de las cuestio­nes pendientes para ingresar a ese blo­que con menores aranceles o sin ellos, de manera similar al de la Cuota 481.
Igualmente pendiente e inexpli­cablemente demorado -aunque el acuerdo se firmó hace un año- sigue el ingreso al mercado de EE.UU., al aparecer nuevas exigencias que deben compatibilizar su organismo de control sanitario y el Senasa.
La agroindustria cárnica aguarda la apertura efectiva de ese mercado y los de otros países que podrían abrir­se, una vez que aquél esté operativo. Para Gusmán, la apertura permitirá volver a las góndolas con carne indus­trial y también con cortes. Al res­pecto, Tonelli recuerda que podrán ingresar a ese mercado 20.000 t anuales que pagarán muy bajo aran­cel y el excedente, solo 27%. “Junto al de Canadá, ya abierto, representa una excelente oportunidad de diversificar las opciones de colocación de diferen­tes cortes y presentaciones”, precisó.
Otros mercados sobre los que habrá que seguir trabajando, para intensifi­car los embarques o bien para abrir­los, según el caso, son los del mundo árabe, donde hay buenas oportunida­des de negocios para carnes con certi­ficación Halal (a fines de febrero pasa­do, empresarios argentinos participa­ron de la muestra Gulfood en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, integrando un stand del IPCVA).
A estos mercados se agregan los del SE asiático, Corea del Sur México -donde para Tonelli podría ingresarse entre 2019 2020-, y Japón, hacia donde este año debe­rían comenzar, desde la Patagonia (única zona habilitada), los embar­ques de cortes argentinos, más allá de las gestiones iniciadas para que las carnes producidas en el resto del país puedan ingresar a esa nación.
“Otro mercado al que Argentina le ha vendido y que se recupera es Rusia, a raíz de los mejores precios del petróleo y la necesidad de reem­plazar las importaciones de algunos ex proveedores como la UE, EE.UU. Brasil”, agregó Tonelli.
Más allá de los destinos por abrir o recuperar, Urcía agrega que “hay que tratar de mejorar las condiciones en muchos de los mercados abiertos para que se reconozca al Senasa y no depender de las visitas de los ser­vicios veterinarios” extranjeros que ralentizan el proceso de inspección de plantas frigoríficas exportadoras.
En este sentido, Torelli sostu­vo que “tenemos que seguir tra­bajando con ímpetu negociador con las embajadas, la Cancillería, el Ministerio de Agroindustria y el Senasa, apoyando técnicamente”.
Con este concepto coincidió Storni, señalando que “luego, las condiciones y particularidades de cada mercado nos llevará a ocupar aquellos en los que seamos más competitivos y aportemos los cortes que exijan los consumidores”.
A lo que Torelli agregó que “hay que seguir abriendo la mayor cantidad posible de mercados, y una vez abier­tos, firmar tratados de libre comercio (TLC), como el que Australia tiene con China, que le permite vender car­nes sin arancel, mientras Argentina, sin TLC, tiene que pagar 10%.

PRODUCTO Y EFICIENCIA
“Si bien en los últimos años creció el stock, el incremento de las categorías de exportación aún no es tan firme. La eficiencia productiva -al volver la ganadería a regiones agrícolas o mix­tas- ha empezado a incrementar los nacimientos y a lograr mayores pesos finales”. Así, Gusmán grafica la situa­ción del novillo pesado, un producto cuya existencia es aún insuficiente para que la Argentina cubra la poten­cial demanda exportadora.
Distinta es la visión de Storni, quien apunta que “la eficiencia productiva continúa dejando mucho que desear. Hay mucho por crecer y hay que dar un salto importante en los kilos pro­ducidos por animal. No se trata solo de mejorar los índices reproductivos y de destete en la etapa de cría, sino algo que puede lograrse más rápido, como incrementar el peso de faena”.
Para conseguirlo es necesa­rio aumentar las exportaciones y también modificar los hábitos de consumo del mercado interno que actualmente pide un animal liviano, asociado a calidad y terneza. “En eso hay que trabajar y el IPCVA lo viene haciendo con distintas campañas para que los consumidores noten que la calidad de cortes de animales más pesados es idéntica o aún mejor que la de los más livianos”.
Poniéndole números al concepto de Gusmán, Urcía señala que “el stock ganadero continúa con un crecimiento lento, en torno al 1,5% anual, al igual que la categoría novi­llos, porque no hubo mayor interés para la recría, al no haber un atracti­vo suficiente. Con la mejora del tipo de cambio, esperamos que crezca, lo que podría verificarse en el segundo semestre de 2018”, señala.
Por su parte, Torelli cree que “la situación va mejorando porque hay brotes verdes por todos lados”. Hay productores que han mejorado su eficiencia productiva e índices de procreo al mejorar el precio que hace que “el productor se ponga a traba­jar”. Y coincide con Gusmán en que “hay muchos campos de mediana aptitud agrícola que están pasando a ser mixtos, ya que actualmente la ganadería muy eficiente, con vacas de cría sobre pasturas implantadas o un engorde a pasto, deja una rentabi­lidad similar a una soja de 30 qq y sin riesgo climático”.
No obstante, reconoce que aún hay problemas para abastecer la demanda de novillos pesados. Hay que recriar más el animal y tenerlo más tiempo en el campo para llevar­lo a mayor peso. “Es una cuestión financiera. La demanda es atractiva, pero el productor es muy cauteloso, debe inmovilizar más capital y la financiación bancaria no está muy desarrollada para la ganadería”.
Agrega que el Banco Nación debería armar un esquema donde el productor pueda tomar sus vacas como activo y se las considerase como garantía de crédito, hacien­do una especie de warrant ganade­ro. Porque con la trazabilidad y el monitoreo electrónico de los movi­mientos de animales en el campo y en la faena, el stock se puede contro­lar e inclusive esa información vía Senasa ya está en línea con la AFIP, cuando se vacuna la hacienda.
“Hay medidas como la obligato­riedad del uso de los controladores electrónicos de faena, para combatir la informalidad impositiva y sanita­ria, y el peso mínimo, que también incentivan la producción de novillo pesado, porque en cuanto al gana­dero se le hace más difícil producir ternero liviano, comienza a pensar otras opciones”, precisó.

COMPETITIVIDAD Y PRECIO
Es sabido que por sus altos costos internos la Argentina no es compe­titiva en la mayoría de los rubros del comercio internacional. Consultado sobre si el país lo es en sus precios de carne vacuna, Tonelli respondió que “la pregunta más precisa sería si la Argentina avanza o no en la reduc­ción de costos y mejora de la competi­tividad, más que el precio del ganado. Aquí el tipo de cambio neto es esen­cial y si mantiene los niveles actuales respecto de la inflación claramente va a ser competitiva en precios”.
Por su parte, Storni considera que por el crecimiento demostrado en los últimos años, “al menos para el mercado de la Cuota 481, somos competitivos con un producto de excelente calidad”.

                     
Fernando Storni: “En 2018 será muy importante modificar el sistema de tipificación para incorporar parámetros de calidad que permitan vender carne como producto y no animales por kg vivo”.

Para Urcía, los costos han subido restando rentabilidad a la industria frigorífica. No obstante, Torelli tiene una visión más optimista: “al actual tipo de cambio de alrededor de $20 -que llega a ser de $21,50 22 si se considera el reintegro de 5% a la exportación- los precios de la carne argentina son buenos para exportar”.
En tanto, Gusmán sostuvo que “los valores del novillo de exportación en dólares siguen siendo de los más altos de la región pero, al mismo tiempo, los precios de cortes especiales argen­tinos son superiores a su competencia regional. En el caso particular del Angus Certificado, en 2017 hemos alcanzado casi las 1.000 t certificadas, demostrando que pese a la firmeza de los precios, hay buenas oportunidades para los productos de calidad”.
¿ALGO MAS?
Consultado por otros temas pen­dientes que mejorarían producción y exportación de carne vacuna argen­tina, Urcía señaló que “la Argentina tiene que mejorar su productividad en el sector privado y en el público”.
En tanto, Storni opinó que “en 2018 será muy importante modifi­car el sistema de tipificación para incorporar parámetros de calidad que permitan vender carne como producto y no animales por kg vivo, fijando pre­cio independientemente del sexo y el peso. Así, el productor se involucrará mucho más luego de cargar el animal y exigirá calidad, también hacia atrás en la cadena, y entonces la genética será más importante. Y los importa­dores tendrán parámetros claros en la comercialización de carne”.
Por su parte, Gusmán sostuvo que “quedan por desarrollar políti­cas más agresivas para incrementar los pesos de faena para mejorar la productividad del stock vacuno y así aumentar la oferta exportadora”.

                                               
Alfredo Gusmán: “Si bien en los últimos años creció el stock, el incremento de las categorías de exportación aún no es tan firme. La eficiencia productiva ha empezado a incrementar los nacimientos y a lograr mayores pesos finales”.
Finalmente, Tonelli señaló que “queda mucho por hacer para mejorar la productividad e incrementar el peso de faena, modernizar el consumo elevar el estándar higiénico-sanitario de las plantas -particularmente las de consumo interno- y un enorme trabajo para transparentar el comercio mino­rista en las carnicerías”.
Y concluyó con un mensaje espe­ranzado: “Así como en la década de 1990 fue explosivo el desarrollo agrí­cola, estamos entrando, lentamente en un período muy estimulante y positivo para la cadena de ganados y carnes”.
Más información:
www.fifra.org.ar
www.ipcva.com.ar
www.feedlot.org.ar
www.angus.org.ar
www.unica.org.ar
www.cafrisa.org.ar

Nota publicada en Revista AmeriCarne Nº 123

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