Influenza Aviar y exportación: barajar y dar de nuevo

La pérdida del estatus de país libre de influenza aviar obligó a la Argentina a reiniciar las negociaciones internacionales con nuevas estrategias para recuperar mercados perdidos y conquistar nuevas oportunidades.    



Por: Lic. Sofia García, Coordinadora de Negociaciones Internacionales de CEPA 

Fotos: Banco de imágenes

 

El mercado de las carnes es, a priori, un mercado de commodities, en el que la oferta y demanda definen el escenario, y los actores con dominio de la oferta son los formadores de precio. A partir de ello, en los mercados en los que la relación cliente - proveedor se valora, la avicultura Argentina se ha posicionado desarrollando nichos, a través del trabajo estrecho con los importadores.


En 2021, nos presentamos como Avicultura Sustentable, luego de un trabajo de medición de Huella Hídrica y de Carbono a cargo del INTI -referente del EPD en la región- que se realizó a nivel sectorial sobre el 46% de la faena. Esto nos permite posicionarnos como una de las Aviculturas más Sustentables del planeta, comenzando a diferenciarnos de nuestros competidores desde la responsabilidad medioambiental, dimensión valiosa que se irá tornando en indispensable para poder continuar siendo proveedor internacional y que nosotros, desde la Avicultura Argentina podemos ofrecer.


Argentina es uno de los países con mayor cantidad de mercados abiertos en todos los continentes, destacando los acuerdos sanitarios logrados con los destinos más exigentes en materia de sanidad e inocuidad, como es el caso de Unión Europea, Chile, México, Canadá, China, Singapur, Japón, Arabia Saudita, Vietnam, entre más de cien países.


Anualmente, el mix de destinos fluctúa de acuerdo con las condiciones de mercado principalmente. En 2022, exportamos a 51 países y los principales importadores, en volumen, fueron: China 30%, países árabes / destinos Halal 19%, Sudáfrica 15%, Chile 11% y Vietnam 7%. 


“Argentina es uno de los países con mayor cantidad de mercados abiertos en todos los continentes”




“En 10 años, la Avicultura Argentina podría destinar el 30% de su producción a las exportaciones”

La industria avícola de carne es un negocio de integración, lo que significa que debemos comercializar el total de lo producido en faena, además de recuperar subproductos, energías y aguas residuales, para mantener la competitividad intrínseca del sector versus los competidores internacionales. 


En 2022 las exportaciones representaron el 12% de las toneladas producidas. Esta relación puede modificarse anualmente, pero la integración de ambos mercados, tanto el interno como el externo, es indispensable porque existen productos que sólo se destinan a uno u otro, como es el caso de las garras que se destinan al Sudeste Asiático.


En cuanto al crecimiento del sector, siendo que vivimos en un país productor de todas las carnes y que las mismas constituyen sustitutos entre sí, el mercado internacional debería ser el escenario sobre el cual proyectemos desarrollo, si el objetivo es superar la ratio de crecimiento de los últimos años, en torno del 2-3% de producción total.


Influenza aviar: Recalculando


La llegada de la IAAP (Influenza Aviar de Alta Patogenicidad) a la Argentina, habiendo sido históricamente una enfermedad exótica en el territorio nacional, nos restringió el acceso a todos los destinos desde la declaración de “autosuspensión de las exportaciones”, en cumplimiento con la normativa OMSA, dado que éramos hasta ese momento un PAIS LIBRE y eso garantizábamos en nuestros Certificados Sanitarios.


La gestión iniciada inmediatamente desde la articulación público - privada consistió en primer lugar, en la elaboración de propuestas de nuevos modelos sanitarios en los que se reemplace el territorio PAIS, por otra alternativa que continúe garantizando la sanidad e inocuidad de nuestros productos, tal como se hace para el mercado interno, país por país.


“La propuesta sanitaria de Argentina al mundo para recuperar mercados (perdidos por la Influenza Aviar), consiste en trabajar con lo que denominamos zonificación dinámica”


La propuesta sanitaria de Argentina al mundo para recuperar mercados, consiste en trabajar con lo que denominamos zonificación dinámica, es decir, garantizar a los países que el producto cuyo origen es de un radio de 10km desde un caso positivo, no se exportará.


Los tiempos de las gestiones son diferentes dependiendo de cuál sea el país destinatario y su estatus sanitario. Para los destinos considerados generales se logró nuevo Certificado Sanitario en la primera quincena de marzo. En paralelo, SENASA inició gestiones de negociación con los destinos priorizados por el Sector, siendo los más exigentes por su normativa vigente: China, Chile, UE, Sudáfrica, Singapur, Japón, Arabia Saudita, entre otros. Algunos países también aceptaron pero con restricciones geográficas diferentes: provincia, departamento o municipio. Si bien la mayoría de los países son miembros de la OMSA, son soberanos en sus legislaciones y procedimientos, por lo que la aceptación y tiempo de avance se gestiona uno a uno y para cada categoría de producto. 


Hemos recuperado todos los modelos de destinos generales, más de 100, pero en su conjunto éstos representaron en los últimos años, menos del 10% de toneladas exportadas. Recuperamos Singapur y Uruguay, quienes aceptaron la zonificación de 10 km; a su vez estamos avanzando positivamente con Chile, Vietnam, Brasil, UE, Perú, México y esperamos que así sea también con China, principal importador del pollo argentino.


Estamos recuperando progresivamente toneladas de exportación, hacia otras destinaciones, hasta poder volver a los mercados tradicionales. Asimismo, seguimos priorizando el mercado interno como se ha hecho siempre.


Mirando al futuro


En 10 años, la Avicultura Argentina podría destinar el 30% de su producción a las exportaciones, complementando 2,5 millones de toneladas del mercado doméstico con 1 millón de toneladas para el mercado internacional, con un valor FOB aproximado de 2.000 millones de dólares.


Desarrollar ese proyecto requiere un ritmo de crecimiento anual del 5% y un monto de inversión en infraestructura del orden de los 100 millones de dólares anuales, más la competitividad país que permita la penetración y desarrollo de nuevos mercados, acompañada de la concreción de negociaciones internacionales que involucren tratados de libre comercio o cuotas país, libres de arancel.

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