Genes del futuro en bovinos para carne
La evolución, en las últimas décadas, de la selección genética de animales por mayor producción, adaptación y calidad ha sido evidente en el mundo y Argentina no escapa a esa tendencia.
Por: Dr. Anibal Pordomingo, Ing. Agr. MD PhD. Investigador INTA Anguil
Fotos: Banco de imágenes
La elección de razas, biotipos y líneas fenotípicas definidas es clara. Detrás de la selección fenotípica se ha expandido el soporte genético. El mayor avance lo ha tenido la genética de la adaptación a ambientes diversos por eficiencia reproductiva primero, seguida por la calidad del ternero. Por su parte, el advenimiento del engorde a corral (feedlot) ha desafiado los sistemas, haciendo posible metas antes impensadas con la terminación pastoral: la terminación de animales con buen engrasamiento a edades tempranas (menos de 2 años), el mayor rendimiento al gancho y carnicero (de cortes minoristas), el color de la carne y la grasa, la expectativa de máxima terneza, los mercados externos diversificados (no solo Hilton pastoril). También expandió la frontera regional del engorde, antes centrado en la región pampeana, y las razas índicas encontraron una mayor competitividad regional al acceder a ese modelo de engorde.
En estos tiempos la ganadería se rediseña con eje en la cantidad y calidad de carne por animal, además de la adaptabilidad en la cría. Aparece entonces insuficiente la información fenotípica y genética de índices clásicos como habilidad reproductiva (edad a la pubertad, circunferencia escrotal, calidad seminal, peso al nacer). Se hacen relevantes en los reproductores los datos de peso al destete, aumento de peso pre y pos destete, peso al año, y parámetros de res (tales como área de bife, espesor de grasa dorsal, marbling, espesor de grasa de cadera, tasa de engrasamiento en recría). Todos estos descriptores de atributos carniceros están vinculados al rendimiento de la res (carcasa), del rendimiento en carne efectiva (cortes de góndola o minoristas) y calidad de la carne. Las principales asociaciones de razas trabajan en colectar genealogía e información objetiva de estos parámetros para tener la oportunidad de reportar DEPS para atributos de rendimiento y calidad de carne.
Más recientemente, se le suman las estimaciones fenotípicas y genéticas de eficiencia de conversión a través de la determinación del consumo residual (RFI, por su sigla en inglés Residual Feed Intake). Esta medición determina la diferencia o el residual entre lo que un animal consume durante un período de 60 días y lo que se esperara que consuma en función de su peso metabólico y el aumento de peso que experimenta en ese período. El consumo esperado se calcula a partir de la población en la que se lo evalúa en regresión lineal múltiple incluyendo el peso metabólico de los animales participantes, sus aumentos de peso y espesor de grasa dorsal (ajusta por composición de la ganancia). Un diferencial negativo implica que el animal consume menos de lo esperable para lograr el aumento de peso que tiene. Eso lo hace genéticamente más eficiente que otros en el mismo grupo que estén en el valor cero o sean positivos (o sea que comen más de lo que se espera para el aumento de peso que experimentan). Este indicador de eficiencia medido de esta manera permite encontrar animales eficientes sin que tenga que tener necesariamente aumentos altos de peso (competir por conversión directa) y que la dieta tenga que ser energética (lo que compromete la habilidad reproductiva, calidad de semen y ovulación). Permite evaluar, además, dietas de alto contenido de fibra y aumentos de peso moderados.
Las determinaciones de impronta genética por parámetros de carcasa, calidad de carne y eficiencia de conversión se expanden rápidamente en el lenguaje de la ¨cabaña¨ argentina. Ahora se le suma el del RFI. Se están sumando a la discusión de la genética los caracteres complejos que expresan el éxito del animal en el sistema. El feedlot es el gran disparador y demandante de esa discusión, es el cliente. La conversión eficiente de alimentos a carne efectiva se ha convertido en el eje de la competitividad y de atributos de sustentabilidad. La selección por eficiencia de conversión a través de RFI ha demostrado que se puede lograr producir la misma cantidad de carne sin afectar la calidad (rendimiento, engrasamiento, marbling, calibre de músculos y cortes) con 10 a 20% más eficiencia. En ese rango, si se combina la eficiencia de conversión a peso vivo, con la habilidad carnicera, la mejora del negocio (ahorro en alimento por kg de corte minorista generado) y de la huella de carbono son insuperables por otras estrategias sistémicas.
¿Que hay por delante?
El desafío para los cabañeros en los próximos años será incorporar sistemáticamente las mediciones de los animales (fenotipado) por los caracteres mencionados, pero con un arreglo de la estrategia de mediciones para construir el genotipado de esos caracteres, o sea generar la información de DEPS o información sobre la componente genética del caracter en cuestión. El desafío será la arquitectura de la medición de los grupos y poblaciones, y avanzar como lo hizo la lechería para lograr ofrecer sus animales con información genética. Afortunadamente, las herramientas complementarias como la genómica, permiten expandir las mediciones a animales parientes y progenie, aumentando la utilidad de las mediciones fenotípicas. Esto es particularmente útil para las determinaciones costosas y complejas como RFI o para las que hay que esperar mucho tiempo (ej. que el animal se desarrolle) y se retarda el progreso genético.
“La ganadería se rediseña con eje en la cantidad y calidad de carne por animal, además de la adaptabilidad en la cría”
Muy posiblemente veremos en los próximos años el avance de las herramientas de genotipado, la expansión de poblaciones de referencia y tests de ADN vinculados a caracteres complejos. Mencionamos brevemente los vinculados a los grandes componentes de la producción, de ámbito general, pero también veremos la expansión del interés por el pool de genes asociados a la adaptación al calor y la humedad (largo de pelo), a la tolerancia a enfermedades y hectorparásitos, y al temperamento animal. Este último está siendo incorporado en paralelo al de eficiencia de conversión, por su relevancia en los parámetros de calidad y eficiencia, además de manejo en sistemas intensivos.
Otro aspecto de la selección por caracteres complejos que se dará en simultáneo es la selección por homogeneidad de animales en parámetros de rendimiento. Este atributo está creciendo en función de la estandarización de productos carneos para los mercados de exportación y es de particular interés para la industria. La predicción genética de la consistencia del producto en bovinos viene detrás de lo alcanzado por otras especies, pero no le es indiferente. El mercados de los buenos precios exige calibres definidos y consistencia. En ese sentido, el ejercicio de la clonación de reproductores de alto valor ya ha pasado a la etapa de producción y, posiblemente, no sea solo una curiosidad en los próximos años.