El poder de los aditivos contra la micotoxicosis

A través de la incorporación de aditivos alimenticios no nutricionales y otros como los enzimáticos y extractos naturales, en la alimentación de aves y cerdos es posible disminuir el riesgo que produce este conjunto de enfermedades tanto en animales como humanos.


Por: Ing. Carlos Rodriguez, Jefe de I+D en Bedson S.A.
Fotos: Banco de imágenes

La micotoxicosis se define como un conjunto de enfermedades, producidas tanto en el ser humano como en los animales, en las que la causa primaria es la intoxicación por la presencia en los alimentos de sustancias producidas por ciertas especies de hongos bajo determinadas condiciones, definidas como micotoxinas.

En la crianza avícola y en porcicultura (como también en otras crianzas intensivas), la micotoxicosis produce pérdidas económicas sustanciales, dada la gran cantidad de efectos perjudiciales (inmunosupresión, pérdida del rinde, aumento de mortandad, baja en la fertilidad, entre otras).

Las micotoxinas son sustancias muy variadas, con diferentes mecanismos de acción y, en consecuencia, distintos efectos sobre los animales. Se han identificado numerosas, pero se sabe que existen muchas más que aún no han sido identificadas y se descubren día a día, habiéndose establecido incluso familias de micotoxinas de manera análoga a como ocurre con otras sustancias como antibióticos, antiparasitarios y otros. 

Por ejemplo, las más comunes y mencionadas son las Aflatoxinas, de las cuales se han identificado varias con distintos sustituyentes orgánicos sobre una estructura base, y junto con ellas las Fumonisinas, Tricotecenos, Ocratoxina, y Zearalenona. Pero existen muchas otras más. 

Es relevante conocer también qué tipo de hongo es el que está produciendo las micotoxinas, porque depende de cuál micotoxina estemos hablando, habrá determinados hongos que son los que las producen.

Existen diferentes métodos para combatir este flagelo, que pueden darse en forma coordinada y concatenada, empezando desde la cosecha y el tratamiento post cosecha, siguiendo por la producción de piensos y terminando en la utilización de diferentes métodos preventivos o curativos, basados en el uso, por ejemplo, de diversos aditivos alimenticios no nutricionales, que trabajan tanto en la inactivación de las micotoxinas como en la detoxificación de las mismas una vez que han entrado en contacto con el huésped final.

Es importante tomar en cuenta, durante la cosecha y el almacenamiento de granos, de reducir la temperatura y humedad ambiente, y la de preservar físicamente a los granos evitando la ruptura por las causas que sean, como bien podrían ser las plagas. Esto lleva al productor de granos a realizar buenas prácticas agrícolas, teniendo presentes todas las variables que puedan afectar la calidad de los granos y que propicien la formación de micotoxinas en los mismos, incluyendo la ruptura (dado que, en los sitios de ruptura, se pueden anclar mejor las colonias de hongos productores de micotoxinas).

Debemos tomar en cuenta que los hongos productores de micotoxinas dan como resultado de su metabolismo a estas sustancias recién en el final de la fase de crecimiento exponencial. Si los granos sufren roturas, o bien se exponen a una temperatura óptima para el crecimiento fúngico y con la humedad adecuada, es muy posible que se lleguen a producir las micotoxinas.

Una vez que la micotoxina está presente en el alimento (siempre hay cierta carga, en la práctica, importa mucho de qué nivel hablamos), debemos tener en cuenta que usualmente son entidades químicas bastante resistentes. Suelen resistir, por ejemplo, los tratamientos térmicos como pelletizados y extrusados. Por este motivo, resulta imprescindible que el productor de aves y cerdos (o de cualquier otro animal de crianza intensiva) tome medidas preventivas de uso continuo, por ejemplo, a través del alimento balanceado se pueden incorporar aditivos alimenticios no nutricionales, como habíamos dicho. Es frecuente el uso de secuestrantes de micotoxinas, de diversa naturaleza (bentonita, zeolita, tierra de diatomeas y otros). Estos productos, como otros, suelen ser aditivos de bajo costo, pero resulta imprescindible tener en cuenta que en requisitos de materia de salud, y también regulatoria, contaminantes como las dioxinas y los metales pesados están siendo observados y considerados. Por todo esto es de alta relevancia verificar el respaldo en materia de calidad de este tipo de insumos.


Otros aditivos, como los enzimáticos y los extractos naturales y otras sustancias específicas, a menudo utilizadas como detoxificantes o moduladores hepáticos, o bien como cócteles degradadores de micotoxinas, son de uso más exclusivo y a un precio mayor. Y aunque, para estos casos, los controles suelen ser más exhaustivos que en los anteriores, no deja de ser igualmente importante considerar la calidad al momento de decidir la compra de uno u otro aditivo, como estrategia de uso frecuente frente a la micotoxicosis. La producción de los aditivos alimenticios ya ha comenzado este camino regulatorio donde se le imprime un requisito más a la calidad del pienso porque, en definitiva, al final de la cadena de producción está el ser humano.

Este panorama, que se ha brindado en forma resumida, da cuentas de que el problema de la micotoxicosis, que es de implicancia actual y creciente en un entorno económico y productivo cada vez más estresado, debe tratarse de forma integral, y varios son los actores involucrados en el proceso. Es necesario aumentar los controles fisicoquímicos y de proceso productivo, y también la conciencia en materia de calidad, más allá de los requisitos regulatorios.

El tratamiento de la micotoxicosis en avicultura y en porcicultura, no termina en una cuestión zootécnica o productiva, sino que también tiene implicancias en la salud de la población humana, consumidora de alimentos de origen animal.

Más información:
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