El mercado de los aditivos alimentarios, posibilidades de desarrollo para la industria nacional

El sabor, la nutrición y los procesos relacionados a la elaboración de nuevos productos siguen siendo los grandes desafíos en la producción de alimentos, y en este sentido los aditivos alimentarios cumplen un rol fundamental; es por ello que el INTI en alianza con Red Alimentaria, realizó un relevamiento sobre el sector de aditivos alimentarios en Argentina.


Por: Silvina Talamoni, PhD, Unidad de Estudios de Economía Industrial y Prospectiva Dirección de Planeamiento y Comercialización; e Ing. Gabriel Queipo, Coordinador Unidad de Estudios de Economía Industrial y Prospectiva Dirección de Planeamiento y Comercialización. INTI.

Fotos: Banco de imágenes

La industria de alimentos utiliza para la formulación de sus productos una gran variedad de ingredientes1, incluyendo a los aditivos alimentarios que poseen la capacidad de agregar ciertas características destinadas a satisfacer las demandas de los consumidores. En virtud de ello, a nivel global la cadena de valor incluye un eslabón fundamental, conformado por las empresas especializadas en la elaboración de estos productos. 

Los aditivos son un subconjunto de los ingredientes y se definen, según la normativa argentina, como cualquier ingrediente agregado intencionalmente, sin el propósito de nutrir, sino con el objeto de modificar las características físicas, químicas, biológicas o sensoriales, durante el proceso de elaboración, envasado, acondicionado, almacenado, transporte y/o manipulación de un alimento2. Los aditivos alimentarios no generan un beneficio adicional para la salud de los consumidores, sino que modifican las características de los alimentos, como aroma, sabor, textura o color, vida útil, e incluso pueden ayudar a reducir los costos de elaboración. En general, se añaden a los alimentos en bajas cantidades, pero debido a su alto costo unitario, poseen un peso relativo importante en el costo de producción del producto final. Algunos se utilizan en cantidades mayores pero tienen, comparativamente, menor costo, como aquellos destinados a regular su acidez.

Existe una gran variedad de aditivos alimentarios y generalmente se clasifican según el tipo de función que primordialmente cumplen, es decir, se agrupan en categorías como antioxidantes, colorantes, emulsionantes, acentuadores de sabor, habiendo aproximadamente 30 clases funcionales diferentes. Una misma sustancia química puede asociarse a diferentes clases funcionales. En principio esto constituye una ventaja al momento de desarrollar un nuevo producto, porque permite reducir la cantidad de ingredientes que contiene un alimento determinado, lo que es bien recibido por los consumidores. Por otra parte, muchos consumidores se interesan por conocer si los aditivos son naturales o artificiales; los primeros se extraen de la naturaleza con tecnología de aislamiento y purificación, lo que se considera un método tradicional, mientras que los segundos se obtienen por procesos químicos complejos como la fermentación de precisión. Lo importante es que todos los aditivos autorizados están sujetos a las estrictas normas de seguridad internacional, independientemente de que sean naturales o artificiales. Los aditivos artificiales cumplen con diferentes funciones beneficiosas y están presentes en buena parte de los alimentos y bebidas. Es requisito indispensable que su inocuidad sea demostrada a través de una serie de estudios y ensayos y que existan técnicas de control durante su proceso de elaboración.

“Los aditivos alimentarios no generan un beneficio adicional para la salud de los consumidores, sino que modifican las características de los alimentos, como aroma, sabor, textura o color, vida útil, e incluso pueden ayudar a reducir los costos de elaboración”

La legislación argentina sobre los aditivos alimentarios es positiva, lo que significa que sólo pueden ser agregados a los alimentos aquellos listados y autorizados por el Código Alimentario Argentino (CAA)3, el cual se basa sobre las normas internacionales establecidas por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se plasman en la Norma General para los Aditivos Alimentarios (NGAA) que contiene el CODEX4. En la rotulación de todo producto alimenticio adicionado con aditivos de uso permitido, debe hacerse constar su presencia, formando parte de la lista de ingredientes. Esta declaración debe expresar la función principal o fundamental del aditivo en el alimento, y su nombre completo o su número INS5 o ambos (ANMAT6). Es extensa la lista de aditivos permitidos, pero en la práctica generalmente se utiliza una variedad más acotada. Además, respetando los valores estipulados por la legislación vigente, los aditivos incorporados en los alimentos no deberían provocar reacciones adversas para la salud. 

INDUSTRIA NACIONAL 

La identificación de las firmas elaboradoras de aditivos alimentarios en Argentina es una cuestión compleja, ya que se estima que más del 75% de estas empresas no sólo comercializan aditivos sino también elaboran u ofrecen otros ingredientes o productos. Por otro lado, parte de la industria local también importa y/o distribuye aditivos elaborados por terceros, que en general constituyen firmas nacionales o internacionales de mayor tamaño. Alimentos Bacigalupo, Farmesa y Fryma S.A son algunos ejemplos de empresas que se dedican exclusivamente a la venta de aditivos de origen nacional. Teniendo presente estas consideraciones, se estima que existen aproximadamente entre 140 a 150 empresas elaboradoras, importadoras y/o distribuidoras de aditivos en el país7, las cuales se concentran principalmente en la provincia de Buenos Aires y CABA, y en menor medida, en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y otras. Entre un 50 a un 60% de estas empresas, son fabricantes locales de aditivos alimentarios.

En este marco, durante el mes de agosto de 2021 y en alianza con Red Alimentaria, el INTI realizó un relevamiento sobre el sector de aditivos alimentarios en Argentina. De las 33 compañías encuestadas, un 82% elabora aditivos en el país. Además, 2/3 partes de la muestra de empresas declaró estar constituida por capitales nacionales, un 12% por capital extranjero y el resto posee capitales mixtos. La mayoría de las empresas encuestadas emplean entre 10-50 trabajadores y poseen una antigüedad promedio entre 10 a 49 años.

Si bien es complejo determinar qué sectores de la industria alimentaria son abastecidos por cada empresa individualmente, es posible fraccionar el mercado objetivo de esta industria en los siguientes segmentos: productos panificados, lácteos, grasas y aceites, confitería, cereales y derivados no panificados (ergo, galletas, barras de cereal), productos cárnicos, pesqueros, salsas y aderezos, preparados para usos nutricionales, bebidas (no incluye lácteos ni vinos) y alimentos elaborados a base de fruta o vegetales (por ejemplo, mermeladas, gelatinas).

En cuanto al origen de los aditivos que ingresan al país, es un tanto variado, ya que se importan productos desde países diversos tanto de Asia, como Europa y América del Norte, principalmente. 

Es posible expresar que la industria de aditivos alimentarios en Argentina es un sector heterogéneo: PyMES locales coexisten con firmas multinacionales que se caracterizan por poseer establecimientos industriales en el país, múltiples plantas productivas alrededor del mundo y casa matriz en el exterior. De acuerdo a los datos que surgen del estudio realizado, alrededor del 80% de las empresas de aditivos creció en términos de volúmenes de venta durante el período 2015-2020. Del mismo modo, con una amplia mayoría cercana al 90%, las compañías señalaron que han realizado inversiones en el país durante ese mismo plazo. Y si bien un 26% de las empresas aún no ha definido si volverá a invertir en los próximos 5 años, un 60% de los encuestados prevé invertir en el corto-mediano plazo.

DESAFÍOS PARA LA PRODUCCIÓN LOCAL 

Alrededor del 70% de las firmas que participaron en el estudio, reconoció que actualmente opera a menos del 80% de su capacidad productiva (aproximadamente el 40% declaró que produce entre el rango del 41 al 60% de su capacidad plena). Estos datos cuantitativos, si bien son genéricos, pueden constituir un punto de partida para estudiar con mayor profundidad la posibilidad de desarrollo de la industria de aditivos alimentarios en Argentina.

Cualquier análisis referido a las posibilidades de crecimiento de la industria de aditivos alimentarios debe comenzar considerando que las posibilidades más inmediatas de su desarrollo están asociadas a la expansión de la industria alimentaria en general. De acuerdo a la COPAL (entidad Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios), la producción de alimentos en Argentina no escapa al estancamiento crónico de la industria a nivel general, habiendo cerrado el año 2019 con una producción al 60% de su capacidad máxima8. Si bien no se discute la importancia del sector por su capacidad de generación genuina de divisas, se observan caídas en variables claves como el consumo y el empleo en el sector, el lugar que ocupa el país en el ranking mundial de exportadores de alimentos y algunos problemas estructurales que señala el sector empresario, como altos costos logísticos, altos costos tributarios y escaso financiamiento a las PyMEs. 


Es importante separar el análisis entre las grandes empresas de aditivos y las PyMEs locales, las cuales poseen estrategias de negocio bien diferenciadas. Como se mencionó, existe un segmento de empresas de aditivos alimentarios en Argentina que está orientado a abastecer grandes volúmenes al sistema de alimenticias multinacionales. En esta línea, los proveedores de aditivos alimentarios se enfocan en el aprovechamiento de las economías de escala, la elaboración estandarizada de los productos, la optimización de sus recursos, y con la incorporación de nueva tecnología y la automatización, mantienen sus procesos productivos controlados en cuanto a costos y calidad. Entre las tecnologías más novedosas para la elaboración de aditivos a nivel mundial se encuentra la fermentación de precisión, es decir, el uso de microorganismos para producir una molécula específica. El coste de producción de la fermentación de precisión está cayendo de forma exponencial gracias a los avances de la biotecnología9. Esto significa que no puede pensarse un desarrollo nacional para la fabricación de aditivos sobre la base de tecnología “tradicional”. Desde lo productivo, esto genera una importante barrera tecnológica y de inversión. A los fines de mejorar la competitividad-precio frente a los productos importados10 y lograr altos volúmenes de producción y ventas, que puedan competir con las pocas empresas multinacionales ya existentes en el país, una parte de la industria nacional requeriría grandes esfuerzos de inversión, lo que se justificaría frente a un crecimiento de la demanda interna.

No obstante, algunas PyMES locales han identificado y se han desarrollado sobre la base de otros modelos de negocio en el mercado de aditivos alimentarios, apoyándose en la diferenciación, la especialización y/o diversificación de ciertos productos. Tal fue el caso del emprendedor Tavanti, con su firma Esenciar, quien en el año 2001 se enfocó en la provisión de aditivos a las pequeñas y medianas empresas, “dejadas de lado por su reducido volumen, pero a las que se les puede brindar atención personalizada y costos competitivos”11. Asimismo, una estrategia común en este mercado es complementar la elaboración y/o importación de aditivos con otras materias primas o ingredientes.

I
Segmentos con mayor potencialidad. Fuente: elaboración propia sobre encuesta al sector.

El relevamiento realizado por INTI y Red Alimentaria revela que el segmento de los saborizantes es el que tiene, desde la perspectiva de los empresarios, las mayores posibilidades de crecimiento en el país, al que le siguen los grupos de antioxidantes y enzimas, y en tercer lugar los gelificantes, colorantes, edulcorantes y esencias.

Por último, algunos laboratorios ofrecen diferentes preparados o soluciones, cuya fórmula se obtiene a partir del agregado o combinación de diferentes aditivos e ingredientes,  permitiendo solucionar distintos aspectos tecnológicos de un producto alimenticio, como por ejemplo la retención de agua, la estabilidad o una mejora de la vida útil del alimento. Esto significa un mayor valor agregado frente al aditivo convencional aislado, que primordialmente se utiliza para cumplir una función principal. De este modo, las formulaciones a medida para la industria alimentaria son una estrategia promisoria de desarrollo en el campo de los aditivos.

“Entre las tecnologías más novedosas para la elaboración de aditivos a nivel mundial se encuentra la fermentación de precisión”

En otro orden, es importante conocer y considerar las características del entorno en que compiten las empresas de aditivos en Argentina. Precisamente desde lo económico, la “incertidumbre del mercado y/o país” es el factor que las firmas encuestadas por INTI señalan como el principal obstáculo para el desarrollo de la industria local. El tamaño del mercado12, la dominación del mercado por parte de los líderes en la industria y la situación económico-financiera actual de las empresas son, en cambio, elementos que se ubican por detrás de otras problemáticas más relevantes, como la disponibilidad de los insumos y materias primas, el alto costo de la mano de obra y el acceso al financiamiento.


El informe arroja que los principales problemas relacionados al desarrollo tecnológico del sector constituyen el costo de las nuevas inversiones, el tiempo que demora el desarrollo de nuevos productos y la adecuación del marco regulatorio, esto es la incorporación del nuevo aditivo al CAA (Código Alimentario Argentino) para que pueda ser utilizado en forma segura y eficaz. Expertos de INTI explican que los aditivos alimentarios artificiales son las sustancias más estudiadas desde el punto de vista de nutrición, inocuidad, toxicidad y efectos secundarios de todos los alimentos. Se solicitan pruebas y estudios extensos para ser aprobados. Estos procesos se dilatan normalmente varios años. Inclusive algunos especialistas señalan que se conocen mejor que muchos ingredientes naturales. Cuando finalmente se libera el uso de estos aditivos, hay un cúmulo de conocimiento que hace que los tecnólogos se sientan tranquilos de que tales sustancias son seguras para la salud de la población.


Barreras tecnológicas que afectan el desarrollo del sector. Fuente: Elaboración propia sobre encuesta al sector.

Finalmente, las políticas públicas que las firmas esperan para el acompañamiento al desarrollo local de esta industria, se relacionan con la reducción de impuestos, un financiamiento más económico y un mayor acompañamiento en el desarrollo de mercados externos. Esto último es interesante, ya que se trata de un sector que posee un saldo comercial negativo. La región latinoamericana, que es una importante demandante de alimentos, podría ser un mercado objetivo para iniciar el proceso de aumento de las exportaciones. Los subsidios a la investigación y desarrollo y el acompañamiento técnico para nuevos desarrollos también representan políticas que son bien recibidas por las empresas, como forma de acompañar el desarrollo de esta industria por parte del Estado.

En este sentido, el INTI trabaja permanentemente con el sector de alimentos, ofreciendo servicios tecnológicos y asistencia técnica para el desarrollo de nuevos productos o soluciones tecnológicas. Este organismo cuenta con prestigiosos laboratorios, en el que realizan ensayos de aplicación de aditivos e ingredientes en diferentes matrices alimentarias. Los ensayos de aplicación de aditivos se efectúan para evaluar el perfil del aditivo, por ejemplo en relación a otro aditivo importado. No son ensayos estándares, sino que se adecúan a las necesidades del caso, permitiendo definir la dosis o forma de uso del aditivo y de este modo determinar cómo vender o aplicar el producto.






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