COLOMBIA: BUSCA POSICIONAR SU CARNE EN CHINA
Treinta años atrás, los chinos no consumían ni medio kilo de carne al año. Tras décadas de reformas económicas, la tendencia cambió y el consumo de carne creció casi 10 veces. Hoy, China se ha convertido en uno de los mercados más atractivos para los grandes productores ganaderos, en especial los de América Latina.
Por eso, el ingreso de la carne podría resultar altamente estratégico a largo plazo para la industria ganadera colombiana, además de seguir los pasos de socios regionales como Uruguay, Brasil y Argentina.
"Lo más importante de la visita a China para el sector agropecuario es el acuerdo sanitario para concretar, en un breve plazo, el acceso de productos como la carne", aseguró el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural colombiano, Juan Camilo Restrepo, durante la visita presidencial del mes pasado, en la cual se firmó un convenio en materia de cuarentena para temas fitosanitarios.
Si bien el consumo de carne y de pollo todavía no es masivo en China, los cambios económicos de la última década han transformado rápidamente los hábitos alimenticios de su población. A medida que más habitantes del país presidido por Hu Jintao accedieron a la clase media, la carne se fue instalando como parte de su dieta. Y el consumo per cápita, que actualmente ronda los cuatro kilos y medio anuales, sigue creciendo. Todavía el cerdo predomina como su carne preferida, con un consumo de 36 kilos anuales per cápita.
Con el viaje de Santos, Colombia demostró que está interesada en comenzar a posicionarse como un proveedor de alimentos de China. "Hasta el momento, nuestros acuerdos comerciales han sido con naciones que son exportadoras netas de alimentos, pero ahora se inicia un nuevo ciclo de TLC con países importadores de alimentos", explicó Restrepo ante un nutrido grupo de inversionistas chinos en Pekín.
Aunque un eventual acuerdo comercial con China seguramente limitaría las ventas de carne, que estarían sujetas a aranceles más bajos, Colombia buscará el acceso al mercado desde antes. Esta estrategia parece prudente, ya que México, por ejemplo, ha demorado cuatro años en obtener la autorización para exportar carne de cerdo.
Esto se debe a que las estrictas autoridades sanitarias chinas inspeccionan personalmente cada local antes de certificarlo, lo que explica que la Argentina tenga sólo 11 frigoríficos autorizados para exportar carne vacuna y México cinco para carne de cerdo. El gigante asiático vetó la entrada de carne de Europa por problemas fitosanitarios, como la fiebre aftosa o la enfermedad de las vacas locas. Nueva Zelanda y Australia, junto con Argentina, Brasil y Uruguay, son los únicos que pueden exportar carne a China.
El gigante asiático se ha convertido, en los últimos 10 años, en un país importador de alimentos y la realidad detrás de este cambio no es sólo económica sino también geográfica. El país tiene casi el 20% de la población mundial, pero apenas el 9% de la superficie agrícola. Aprovechando esto, América Latina, que cuenta con una considerable producción de alimentos, está intentando posicionarse como uno de sus socios clave. De esta manera, Colombia intenta sumarse así a un camino que abrió Chile y al que fueron agregándose Brasil, Argentina y México.