BIENESTAR ANIMAL LA REALIDAD ESTÁ AQUÍ
Con el tiempo, logró combatirse la resistencia inicial generada hacia un concepto que en su presentación original parecía algo caro y poco práctico y, que además, había sido impuesto por los mercados europeos como otro obstáculo al comercio exterior. Pero como las palabras no son suficientes, se necesita de una acción decisiva.La primera contradicción que salta a la vista entre las conversaciones y la realidad que se vive es que no existe una estrategia común acerca del criterio y los términos sobre los que deberá diseñarse un Programa de Bienestar Animal completo, adaptado para que cumpla con las necesidades de todos los referentes de la industria y si deberá dejar que se implemente solo. ¿Cuál es un programa de bienestar animal razonable para un productor ganadero, avícola o porcino de la Argentina?. Y ¿De qué manera entonces dichos programas son compatibles con las necesidades de la industria del transporte, o de la industria de los mataderos? ¿Quién certificaría estos programas de manera efectiva y creíble? ¿Basándose en qué hechos científicos? ¿Basándose en qué legislación? ¿Esto le haría frente al examen de consumidores escépticos?. Varias preguntas, ¿Quién dará las respuestas?Si se analizan las estrategias de nuestros vecinos en la región, su naciente éxito ha derivado de los esfuerzos coordinados de científicos, políticos y representantes de la industria, quienes han logrado reunirse y concretar acciones comunes. En Chile, además del esquema PABCO como se negoció tanto con la Unión Europea como con los EE.UU., las autoridades recientemente han aprobado una nueva ley que, de hecho, regulará los horarios de transporte máximo para la producción de animales. Además, las autoridades de Salud Animal están cooperando con las instituciones académicas y ofrecen cursos especializados para cirujanos veterinarios oficiales y otros depositarios industriales para que se mantengan al tanto de los recientes desarrollos en el frente científico así como también en el frente legislativo de bienestar animal.Brasil está bien en el acercamiento del proceso integrado. Allí, el Servicio Agropecuario administrado por el Estado (el EMBRAPA) ofrece el eje científico y la industria es muy rápida cuando brinda soluciones competitivas.Uruguay también está avanzando en el campo, con su marca Carne Natural Uruguaya, donde el protocolo de Bienestar Animal está escrito en la especificación de la marca, completa con un programa de certificación, y en la parte superior han ganado una co-branding muy codiciada con el USDA [Departamento de Agricultura de EE.UU.], el logotipo de Proceso Corroborado de USDA.En mayo de este año, un año después de la primera conferencia internacional sobre bienestar animal, la OIE ratificó las primeras pautas internacionales sobre bienestar animal.Obviamente, al ser pautas, de ninguna forma son obligatorias para los países abajo firmantes. Sin embargo, los autores han tenido gran cuidado en asegurarse de que los países miembros que no tenían suficiente experiencia legislativa o técnica puedan utilizar dichas pautas como una plantilla para desarrollar las propias, basadas en las necesidades y realidades de cada país. En otras palabras, pronto no habrá excusas y todos los países deberán tener un programa de bienestar animal completo en el lugar.Desde que la Organización Mundial del Comercio reconoce a la OIE como el organismo con autoridad sobre salud animal, los reclamos futuros de comercio desleal frente a los requisitos de bienestar animal probablemente no se tomarán muy en serio. Hace dos años cuando aquí en AmeriCarne comenzamos esta extraña odisea hacia la tierra desconocida del Bienestar Animal, señalamos todo esto, y el tiempo nos ha demostrado que estamos en lo cierto.Continuaremos señalando las tendencias de mercado de la forma en que las vimos venir.Hasta ahora, y en una primera etapa, realizamos una introducción del bienestar animal como sistema de control de calidad exhaustivo en la producción alimenticia, a partir de aquí, invitamos a nuestros lectores a acompañarnos durante la etapa dos: conversar y diseñar una estrategia de bienestar animal adecuada para la industria alimenticia argentina, basada en la prueba científica y en el consenso entre los protagonistas principales de la cadena de suministros.