ARGENTINA: POLLEROS EVALUAN LA POSIBILIDAD DE CONSTRUIR UNA PLANTA COMUN PARA EL MERCADO MUSULMAN
Desde Malasia
“Disfrutad pues de todo lo lícito y bueno con que Dios os ha agraciado y agradeced las mercedes de Dios… El sólo os vedó lo mortecino, la sangre, la carne de cerdo, y todo lo que haya sido sacrificado con la invocación de otro nombre que no sea el de Dios, lo animales estrangulados, los ultimados a golpes, los muertos a causa de una caída o cornada, los atrapados por una fiera, (salvo que alcancéis a sacrificarlos ritualmente), lo que haya sido sacrificado para los ídolos”. Este pequeño párrafo –que pertenece a las Suras 2 y 5, la Vaca y La Mesa Servida- del Sagrado Corán, el principal libro del Islam, se convirtió en un verdadero tormento para la delegación de la Región Centro que en misión comercial e institucional acaba de concluir su primer semana de trabajo en el capítulo Malasia. Y no fue un tema menor.
El ritual Halal fue la principal barrera con que se encontraron el sector cárnico bovino y aviar, también el lácteo, y que desnudó cierta improvisación en este aspecto, pero también, y en el mismo acto, la rápida reacción de las autoridades para intentar salvar la situación, aunque aún hay restan muchas negociaciones para.
El crecimiento de Asia convirtió este mercado en una interesante plataforma de negocios para todos aquellos países productores de materias primas y agroalimentos, tanto que los países del Cono Sur deben competir con Sudáfrica y el Commonwealth. En el mundo musulmán, el respeto por el ritual Halal es total y abarcador. Pero en Malasia, donde el 90 % de la población practica este culto, hay un agregado que mantuvo en vilo a los empresarios.
Aquí, se convierte en una verdadera barrera sanitaria por un lado y cultural por el otro, ya que es el único país que reclama el cumplimiento del rito Halal con mayor rigor, y estará exigiendo desde 2010 que las plantas de producción sólo puedan procesar productos con este ritual religioso.
En principio, todos los empresarios sabían esto antes de viajar, y si bien ingresan alimentos argentinos a Malasia indirectamente desde otros puertos, lo que los empresarios quieren es que se abran los registros.
Esta dificultad se presentó tanto institucionalmente como en las rondas de negocios.
ANTECEDENTES. El ritual Halal hace eje en la forma de muerte de los animales para consumo humano y los insumos que se utilizan en los alimentos procesados. Así, por ejemplo, para la muerte del ganado exigen pasos insoslayables: que se mate al animal con un cuchillo muy afilado; que la ejecución sea manual y a cargo de una autoridad religiosa musulmán, que el animal no sufra y muera inmediatamente a la primera estocada y otras particularidades de la religión; en tanto que para el sector avícola no se permite el uso del sensibilizador eléctrico y exigen el degüello manual, con son un solo golpe de cuchillo a cargo de hombres autorizados.
Para el sector lácteo las exigencias se limitan al control de los insumos y agregados en la preparación.
Esto implica que las plantas deban readecuar sus procesos para la producción Halal, ya que mientras se produce este proceso no se puede realizar otra actividad de faena en las plantas, sean bovinas o aviares. Si bien esto viene cumpliéndose –y hace que el corte Halal sea un 20 % más caro en el mercado mundial- para todos los países musulmanes, en Malasia existe una barrera mayor que generó zozobra en los empresarios cárnicos y avícolas que llegaron hasta Kuala Lumpur.
Para 2010 impondrán que sólo se comprarán los cortes de carne que tengan certificación Halal y exigirán que la planta no pueda tener otra faena distinta a que exige el ritual musulmán. Más aún, cuando los empresarios llegaron al país regía se preveía que la certificación se realizaría con una inspección de las autoridades sanitarias malayas con un costo de 27 mil dólares por planta y por año, más los gastos de viáticos de los funcionarios, lo que hacía inviable cualquier posibilidad de envíos de alimentos de la Región Centro a este país.
Otro problema reside en que la comunidad musulmán compra sólo unos cortes –cerca del 50 % del animal- generando un costo extra que quita competitividad. En el caso del pollo las partes más baratas, dejando la pechuga en el frigorífico, pero con un costo mayor. Por ejemplo, un contenedor de alas que representa el 10 % del pollo, lo que quiere decir que para hacer 25 toneladas de ala se debe faenar 250 toneladas de pollo.
Por lo que se debe certificar 250 toneladas para vender 25 sólo, y las certificadoras cobran por certificados y por toneladas.
“Nos exigen no utilizar el sensibilizador eléctrico, o debe tener un límite de intensidad. El Halal considera a la muerte cuando se degüella el animal, y ese proceso hoy está totalmente automatizado en todas las plantas. Nosotros faenamos 9 mil pollos por hora, y tiene que hacerse mecánicamente para llegar a ese número, pero cuando se hace faena Halal se quita la guillotina de la línea y se colocan 6 u 8 personas cuchilleros musulmanes, empleados de la consultora que certifica le procesos, en la mayoría de los casos la empresa The Halal Catering Argentina, Esto genera un costo extra porque quita competitividad, porque se faenan menos animales, y no se compra la totalidad del pollo”, explicó a EL DIARIO Fabio Irel, gerente de Comercio Exterior de Fepasa, la empresa avícola de Concepción del Uruguay.
En el mismo sentido se expresaron los empresarios cárnicos, quienes entendieron que debían arbitrarse medidas para resolver este problema que había generado una importante presión de la OMC (Organización Mundial de Comercio a pedido de los países exportadores de carne) ya que Malasia posee casi 25 millones de habitantes, muchos de alto consumo.
REACCIÓN. Esta situación quedó desnuda en las mesas donde se desarrollaron las rondas de negocios, porque las contrapartes querían hacer adquirir productos argentinos y se encontraban con esta dificultad. Para las autoridades de la Región Centro el problema no se presentó en Malasia, sino que ya estaba en el conocimiento de los empresarios.
La pregunta es si no fue necesario abordar desde la Embajada argentina en Kuala Lumpur o desde el Senasa el problema antes de llegar con la misión comercial, que se supone es el último paso de un largo proceso de preparación.
Ciertamente fue la tensión generada por la inquietud de los empresarios lo que llevó a las autoridades –especialmente a Juan Schiaretti, Hermes Binner y Eduardo Lauritto- a mover las piezas con rapidez para que la embajadora María Isabel Rendón, arbitrara una reunión para que pudieran encontrarse cara a cara con las autoridades del DVS: Department of Veterinary Services, ente público similar al Senasa argentino.
Son dos los entes que regulan el comercio exterior de alimentos: el DVS por el costado sanitario y el Jakim, que regula los parámetros del comportamiento de la religión.
En la reunión con el ente veterinario, le garantizaron a los empresarios y funcionarios argentinos que se revisará el canon de 27 mil dólares, y que habrá un costo más racional, que se prorrateará entre todos los frigoríficos argentinos que se certifiquen.
“Nos dijeron que necesitarían algunos meses para visitarnos, por lo que planteamos la posibilidad que se realice un prelisting, que implica confiar en el Senasa hasta que se otorgue el permiso oficial. Ellos están pidiendo que el frigorífico sea Halal completo, y hoy es algo imposible de cumplir. Nosotros vendemos a otros países como Jordanía, Israel, Rusia, donde hay comunidades musulmanes y no hay problemas. Enviamos también unas 25 toneladas mensuales a Asia, y aspiramos a incrementar este número. Voy a pedir a nuestra cámara que evalúe la posibilidad de hacer una planta en Entre Ríos que sea sólo Halal para poder vender a Malasia y desde aquí a los países musulmanes. Lo que hoy se presenta como debilidad podría convertirse en una fortaleza, a pesar que hoy nos parezca algo de difícil resolución”, aseguró Néstor Eggs, de frigorífico Noelma.
En este sentido, también Fepasa considera importante que se resuelva este problema. Desde el año pasado exportan, del total de 1.400 toneladas que exporta, 400 salen para el mundo musulmán.
Y es que la industria avícola tiene claro que el futuro está en los países árabes ya que en Europa existen demasiadas limitaciones de licencias de importación e impuestos.
“Como ejemplo vale decir que Brasil hace el volumen de diferencia en los países árabes, y allí sostienen su capacidad de exportación. Como Cepa vamos a participar en febrero en la feria de Dubai, que es la feria de alimentos más importantes del mundo musulmán”, adelantó Fabio Irel. Ahora la misión ya está en Singapur, donde están cifradas otras y mejores expectativas, y donde no existen estas barreras.
Una posibilidad para la producción de carne
HERMAN OLIVERO, EL TITULAR DE LA REGIÓN CENTRO por Córdoba, describió como “muy importante y responsable” la reunión con el DVS, el equivalente al Senasa Malayo. “El Gobierno malayo nos ha explicado cuáles son sus políticas el año 2010, cuales son las exigencias que ellos tiene para la faena y la sanidad Halal. Esto excede al Región Centro, y como bien lo explicó el ministro de la Producción de Santa Fe, Juan José Bertero, el Servicio de Sanidad Animal de la Argentina debería jugar un rol claro y clave en este proceso, y todos los frigoríficos deberán realizar su análisis y si corresponde tendrán que construir una o dos plantas que fazonee. Me da la sensación que el Gobierno malayo está mirando la posibilidad de comprar ellos y desde aquí enviar a todo el mundo islámico. Esto es claro”, precisó.
Adelantando que no necesariamente adquirirán productos argentinos, serán los empresarios de la Región Centro quienes deberán arriesgar, porque “vimos en Malasia una gran voluntad de adquirir productos argentinos. Obviamente habrá que plantear el tema en los órganos sanitarios que corresponde en nuestro país y ver el apoyo que tenemos. La Embajada argentina en Malasia nos acompañó, se comprometió en hacer un seguimiento. Para las empresas fue importante porque vieron y escucharon de voz del Gobierno malayo cuáles son las reglas del juego, y a nosotros como responsables políticos de la Región Centro nos deja satisfechos.
El dato
1500 MILLONES
De personas integran el mercado musulmán, que está presente en los cinco continentes. Una parte creciente de esa población precisa que los productos y servicios que consume cumplan los requisitos de la ley islámica (sharia). Con la obtención del certificado Halal, se posibilita el acceso a este importante segmento de mercado.
Fuente: Diario de Parana