Uruguay exportó por primera vez carne con Sello de Carbono Neutro

Uruguay exportó la primera partida de carne vacuna neutra en carbono. El embarque, que salió el 19 de diciembre de 2021rumbo a Suiza, fue producido por la empresa Mosaica, cuyos animales se faenaron en el frigorífico Solís,.

“Carbon footprint verified” (huella de carbono verificada), es el sello que valida un proceso largo, arduo pero no imposible, “muy fácil de explicar y muy difícil de hacer”, expresa Sebastián Olaso, gerente de Mosaica y responsable de llevar a cabo el proyecto. A grandes rasgos, la neutralidad del carbono se logra igualando las emisiones de los gases de efecto invernadero -en la ganadería, el metano es el principal- con la captación de esos gases.

El proceso es así: el alimento que ingiere el rumiante es fermentado por bacterias en un “pre-estómago” (el rumen). Los gases resultantes se eliminan a través del eructo y, de esa forma, se genera la emisión de metano. Pero no todo queda en la atmósfera, y aquí es cuando entra en juego la captación. En un campo natural con diversidad de vegetación o en una zona altamente forestada, el carbono que emiten estos animales es captado a través de la fotosíntesis. Entonces, si todo es medido correctamente y cumple con las normas de verificación, se puede llegar a la neutralidad.

Olaso se interesó en el tema hace casi dos años, en febrero de 2020. En mayo de 2021 empezó a trabajar con LSQA, la empresa de validación y certificación. Tardó poco más de siete meses en lograr la certificación, obtener el sello y así abrirse camino en lo que, al día de hoy, es un nicho de mercado que algunos ven como una promesa.

Patricia Rovella, veterinaria, auditora, instructora y ejecutiva de Negocios de LSQA, explica que hay normas ISO en referencia a este tema, que son las que generan las directrices para que, en primer lugar, el productor desarrolle su inventario de gases de efecto invernadero.

Después viene la intervención de una “tercera parte independiente”, en este caso LSQA, que mide el resultado conforme al inventario que el productor desarrolló. “Puede que no lleguemos al mismo resultado y ahí el productor va a tener que trabajar en algunas cosas para cambiar prácticas o generar alguna evidencia para comprobar que cumple con el punto en el que se desvía”, señala Rovella.

Para hacer estas mediciones se trabaja con números de referencia internacionales, científicos, adaptados a la realidad uruguaya. “Con esto se hacen calculadoras, fórmulas donde se ponen datos que arrojan resultados siempre basados en las normas ISO que establecen las directrices”, explica la auditora.


¿Qué tan importante es este sello para el ambiente?

Más allá de la tendencia a lo sustentable, hay datos concretos. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la cría y alimentación de animales para consumo humano es responsable del 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, siendo el metano el gas principal que se emite en esta actividad.

Según datos del organismo, en un período de 100 años el metano calienta entre 28 y 34 veces más que el dióxido de carbono, pero su efecto en la atmósfera es corto: al cabo de una década, el gas desaparece. En tanto, el dióxido de carbono -producido sobre todo por el uso de combustibles fósiles, la producción de cemento y la deforestación- permanece durante siglos en la atmósfera y en los océanos.

En términos globales, Uruguay es responsable únicamente por el 0,04% de las emisiones. No obstante, a nivel local, según estimaciones del inventario nacional realizado por la Dirección de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente con participación del Ministerio de Industria Energía y Minería (MIEM) y el MGAP, alrededor del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero corresponden al sector Agricultura, Silvicultura y Otros Usos del Suelo (Afolu, por sus siglas en inglés). A su vez, este sector es responsable del 100% de la captación de carbono, lo que resulta en un balance del 60% neto nacional de gases de efecto invernadero, según los datos recogidos por el gobierno, que se obtienen siguiendo metodologías del IPCC. Cada ministerio realiza la estimación y el reporte de las emisiones correspondientes a su sector: Afolu y el sector Energía.

Si se observa únicamente las emisiones de metano, el sector agropecuario es el principal emisor, siendo responsable del 93% de las emisiones. Los desechos aportan un 6% mientras que la energía apenas un 1%.

Aun así, el informe destaca que la gran participación agropecuaria en la emisión de gases de efecto invernadero surge de la fermentación en el aparato digestivo de los rumiantes, “a diferencia de las emisiones por uso de combustibles fósiles que contiene carbono depositado hace millones de años y que se está volcando a la atmósfera”, apunta Rovella.

 Fuente: El País (Uruguay)

 

 

 

 

 

 

 

 

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