Sustentabilidad en la Cadena Ganadera


La creciente expansión de la ganadería en América Latina hace imprescindible considerar sistemas de producción ganaderos sostenibles y amigables con el ambiente.

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

Fotos: Banco de imágenes

El sector ganadero es el mayor consumidor mundial de tierras agrícolas, a través del pastoreo y el uso de cultivos forrajeros. También juega un papel importante en el cambio climático, la gestión de la tierra y el agua, y la biodiversidad.

El proceso de expansión de la ganadería que están viviendo los países de América Latina, representa tanto una oportunidad como una amenaza para el desarrollo sustentable de la región. Por un lado, es una oportunidad para generar riqueza y mitigar la pobreza si se toman las decisiones políticas adecuadas y se promueven sistemas de producción ganaderos sustentables y amigables con el ambiente. Por el otro, es una amenaza si la expansión de la actividad continúa sin considerar los costos ambientales y los potenciales efectos de marginalización de los pequeños productores.

La producción agrícola y ganadera de la región, estará cada vez más influenciada por factores climáticos y por el comportamiento de la demanda internacional de alimentos, energía y biocombustibles. En este contexto, el manejo de riesgos es un componente estratégico de los procesos de desarrollo agropecuario y un tema prioritario en la agenda de fortalecimiento de capacidades de los países de la región. Por otra parte, el rápido crecimiento del sector pecuario regional, dos veces superior al crecimiento promedio mundial, ha ejercido alta presión sobre la base de recursos naturales, especialmente, la pérdida de cobertura forestal para la producción de ganado en pastoreo o la producción de granos para los sistemas intensivos de producción avícola y porcina. Además, es muy probable que de acentuarse los problemas de degradación de suelos, la producción pecuaria se enfrente a competencia por tierras para la producción agrícola o agroenergética y corre el riesgo de ser desplazada a zonas marginales. Los países de la región requieren, por lo tanto, mejorar su capacidad de análisis y manejo de riesgos en el sector ganadero, y desarrollar estrategias de producción viables desde el punto de vista técnico, económico, social y ambiental. Esto significa que el sector necesita optimizar la eficiencia, utilización y sostenibilidad de los recursos, a través de la incorporación de una nueva visión enfocada a la integración sectorial.

Según la FAO, cerca del 70% de las áreas de pastoreo de América Latina y el Caribe se encuentran en proceso de degradación en diverso grado. Las regiones más susceptibles a la ampliación de la frontera agrícola ganadera corresponden a ecosistemas de la Amazonía en Brasil, el chaco americano en Argentina, Paraguay y Bolivia, y las zonas áridas y semi-áridas de Argentina y Chile.

Por su parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), indicó que la ganadería responde por cerca del 40% de las emisiones generadas por la agricultura. Por ello se requiere mayor inversión pública y privada para investigación y desarrollo tecnológico, armonizar las políticas agropecuarias y ambientales, y buscar mecanismos viables para el pago por servicios ambientales a ganaderos que implementen sistemas productivos amigables con el ambiente.

Considerando toda su cadena alimentaria, la ganadería en su conjunto (bovina, ovina, caprina, porcina, avícola) a nivel mundial responde por el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es urgente mejorar la eficiencia del uso de los recursos de la producción pecuaria, así como reducir las externalidades ambientales negativas generadas por el sector.

La deforestación provocada por el aumento de sistemas extensivos de pastoreo en ciertas zonas es una característica común en países de América Central y del Sur, sin embargo, hay estrategias tecnológicas y de manejo para hacer una intensificación sostenible de la producción pecuaria y evitar la deforestación y ampliación de la frontera ganadera. Es decir, el sector puede desempeñar un papel clave en la mitigación del cambio climático.

Desde FAO se promueven prácticas como la siembra directa de cultivos en pasturas degradadas y la implementación de sistemas integrados agrícola-ganadero-forestales, como alternativas viables para recuperar áreas degradadas, desarrollar una ganadería sustentable y promover la intensificación sostenible de la producción.

En definitiva, la ganadería puede desarrollar un papel importante tanto en la adaptación al cambio climático como en mitigar sus efectos en el bienestar de la humanidad. Para aprovechar el potencial del sector, mediante una mayor capacidad de vigilar, informar y verificar las emisiones de la producción pecuaria, será necesario el desarrollo de nuevas tecnologías.

Las proyecciones actuales indican que el consumo de carne a nivel mundial se duplicará en los próximos 20 años. Aunque es una buena noticia para la seguridad alimentaria de millones de personas, enfrentar esa demanda presionará el avance de la frontera agrícola-ganadera a zonas de mayor vulnerabilidad ambiental. Esto puede incrementar los niveles de deforestación en la región, la degradación de los suelos, la pérdida de biodiversidad y la disminución del recurso hídrico, si no se toman medidas para evitarlo. Se deben tomar acciones decididas para que el crecimiento del sector se lleve a cabo de modo ambientalmente sostenible y que contribuya, al mismo tiempo, a la mitigación del cambio climático, de la pobreza y a la mejora de la salud humana.

Ganadería en cifras

  • La demanda mundial de productos pecuarios se incrementará en un 70% en 2050
  • Se estima que mil millones de pobres dependen del ganado para su alimentación e ingresos
  • El sector ganadero contribuye con un 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano y es un importante usuario de recursos naturales

Nota publicada en  AmeriCarne Nº 135


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