SENASA: BIOSEGURIDAD EN GRANJAS AVÍCOLAS
Por Cora Espinoza*
Partiendo de la premisa de jerarquizar a las medidas de bioseguridad como una herramienta fundamental en la prevención de las enfermedades aviares y en particular en la prevención del posible ingreso de enfermedades emergentes tales como la Influenza Aviar y la enfermedad de Newcastle, a partir del año 2006 se inició desde el programa de Aves del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) una actividad dirigida a mejorar la bioseguridad de las granjas avícolas de todo el país. Además, se fortaleció el control en lo referente al cumplimiento de las normativas vigentes concernientes no sólo a la bioseguridad, sino también a su registro y habilitación bajo la normativa del Senasa.
Así, con el apoyo de las cámaras de productores avícolas como CAPIA y CEPA, se contrataron nuevos profesionales veterinarios para realizar la tarea de campo que consistió en realizar un relevamiento de las granjas y establecimientos avícolas de todo el país. Para ello, estos profesionales fueron capacitados acerca de la producción y la sanidad avícola, y equipados con los elementos necesarios para realizar la tarea de relevamiento y georeferenciación, incluyendo una encuesta para cada establecimiento.
Como resultado se relevaron 5457 establecimientos avícolas incluyendo granjas de pollos de engorde, ponedoras, reproductoras, plantas de incubación, y plantas de faena. La ubicación geográfica georeferenciada de estos establecimientos, sus datos y características particulares pueden conocerse rápidamente ingresando al sitio web ww.relevagranja.com.ar
Por medio de esta tarea se evaluaron los programas de bioseguridad de las granjas y las condiciones de las instalaciones así como su situación de regularidad en cuanto al cumplimiento de la normativa vigente específica en sanidad aviar.
Las granjas fueron caracterizadas de acuerdo a su nivel de bioseguridad en tres categorías: granas A, B y C; considerando a las “A” como las que emplean los mejores niveles de bioseguridad. Las “C” las más deficientes y las “B” como intermedias.
Durante los años 2007, 2008 y hasta la actualidad, la tarea consistió principalmente en buscar mejorar el nivel de los programas de bioseguridad de las granjas cumpliendo una tarea de extensión, capacitación y fiscalización de las normativas vigentes en la materia logrando el resultado propuesto. Este equipo de profesionales de campo, además cumple funciones en atención de casos de sospecha de enfermedad, muestreos para el programa de vigilancia epidemiológica, e interviene permanentemente en la tarea de inspección para habilitación de nuevas granjas.
El SENASA ha desarrollado además un Sistema Integrado de Gestión Sanitaria el SIGSA, a través del cual hoy se encuentran registrados todos los movimientos de aves a faena y de aves de un día desde las plantas de incubación a las granjas de parrilleros. A través del SIGSA, Senasa accede en tiempo real a información sobre el volumen, tipo y ubicación geográfica de los movimientos de aves vivas (sector carne), así como sobre mortandad final de cada lote.
CONCLUSIONES
- La localización inmediata de la presencia de un problema sanitario, mejora sensiblemente nuestras posibilidades para el control del mismo.
- Todas las actividades proyectadas para ser implementadas a campo logran un mejor desempeño con el conocimiento de cada región productiva y de los movimientos de aves vivas.
- La bioseguridad de los establecimientos avícolas constituye una herramienta esencial para la prevención y control de las enfermedades aviares. Los países que han sido más exitosos en el control y la erradicación de brotes de enfermedades emergentes como la Influenza Aviar y/o la enfermedad de Newcastle, han sido aquellos que cuentan con buenos programas de bioseguridad en sus granjas.
- Implementar buenos planes de bioseguridad no implica realizar grandes inversiones, por el contrario es principalmente un cambio en la forma de trabajo, en la conducta y en la actitud de los responsables de cada establecimiento productivo.
- La proyección de este trabajo es la regionalización de la producción avícola, constituyendo zonas productivas con la autonomía suficiente para garantizar el comercio de productos avícolas, aún durante la ocurrencia de brotes de enfermedad.
* Coordinadora del Programa de Aves y Granjas del SENASA.