Refrigeración Industrial Sustentable


El uso combinado de dos refrigerantes naturales como el amoníaco y el dióxido de carbono, permiten reducir el gasto energético y hacer más eficientes los procesos cuidando el medioambiente. 

Por: Ing. Germán Parola, Profesor de Instalaciones térmicas, mecánicas y frigoríficas en la carrera de ingeniería electromecánica de la UTN Rafaela, Miembro del IIAR (Instituto Internacional de Refrigeración por Amoníaco) y Gerente de Proyectos en FRIO-RAF S.A.

Fotos: Frio Raf

La refrigeración juega un rol muy importante en el desarrollo económico de las poblaciones, agregando un valor insustituible en la cadena alimentaria y posibilitando el crecimiento económico de las comunidades. El desafío es conseguir dicho desarrollo, respetando el medioambiente y especialmente a las personas.

En primer lugar, el respeto al medioambiente se logra utilizando refrigerantes naturales y altamente eficientes. Los refrigerantes naturales son: aire, agua, amoníaco, dióxido de carbono y los hidrocarburos. El respeto a las personas, tiene mucho que ver con cuidar su seguridad.

¿Qué tipo de refrigerantes se utilizan en la industria?

Para responder esta pregunta, es necesario remontarnos en la historia de la refrigeración mecánica, que tiene una antigüedad de aproximadamente 150 años y que fue evolucionando de la mano de los desarrollos tecnológicos. El amoníaco (NH3), se usó por primera vez como refrigerante en 1876, en una máquina de compresión de vapor diseñada por Carl von Linde. Sus propiedades como refrigerante eran inigualables, sin embargo su toxicidad y el escaso desarrollo de la tecnología, lo convertían en un refrigerante eficiente pero muy peligroso. El dióxido de carbono (CO2), también fue uno de los primeros refrigerantes utilizados, con muy buenos resultados en bajas temperatura, pero con inconvenientes a la hora de condenarlo a temperatura ambiente; además de las altas presiones de trabajo, que eran un problema para los ingenieros de aquella época. Todo pareció solucionarse en 1930, con la aparición de los refrigerantes sintéticos. Los CFC (Clorofluorocarbonos) se promocionaron como sustancias seguras y estables, lo que hizo crecer exponencialmente su demanda y éxito, hasta que en la década de 1980 se conoció que los CFC eran responsables del agotamiento de la capa de ozono y de un importante aporte al calentamiento global. Los refrigerantes sintéticos, comúnmente denominados “freones” han evolucionado de manera que ya no dañan la capa de ozono, sin embargo todos ellos en mayor o menor medida siguen provocando el calentamiento global de nuestro planeta. Por otra parte, el avance de la tecnología y el desarrollo de normativas de seguridad, permitieron superar las dificultades que se presentaban con los refrigerantes naturales como el amoníaco y el dióxido de carbono y lograron reinventarse con éxito en la industria.

Refrigerantes naturales vs refrigerantes sintéticos

Las personas que trabajan en plantas de conservación o procesamiento de alimentos saben que el amoníaco es el refrigerante de referencia debido a sus inigualables propiedades termodinámicas. Consume, como mínimo, 20% menos de energía que cualquier refrigerante sintético. En casos comparativos, frente a freones, condensados por aire, el amoníaco llega a consumir casi la mitad de energía eléctrica. El dióxido de carbono, en cambio, se destaca por su elevada eficiencia en bajas temperaturas.

Tanto el amoníaco como el dióxido de carbono tienen un gran futuro como refrigerantes sustentables El amoníaco, definitivamente, ha superado la prueba del tiempo y lleva más de un siglo siendo la opción de mayor eficiencia en un amplio rango de temperaturas y ha extendido su aplicación a áreas que antes eran impensables. Esto es debido al desarrollo de equipos seguros, de muy baja carga de refrigerante y un alto grado de automatismo. Una opción de alta seguridad es combinar su uso con el dióxido de carbono, ya sea usándolo como un refrigerante secundario por bombeo o utilizándolo en un ciclo cascada para aplicaciones de muy baja temperatura.

Más información
http://frioraf.com.ar/

Fuente: Revista AmeriCarne Nº 135

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