PROTECCIÓN EFICAZ: MANEJO DE VACUNAS INACTIVADAS
La vacunas inactivadas están compuestas por microorganismos muertos (inactivados) o fracciones de ellos, por lo tanto, no tienen capacidad de multiplicación pero sí de generar una respuesta inmunehumoral adecuada y duradera, que protegerá a la gallina contra diferentes enfermedades y, en el caso de reproductoras, a su progenie mediante la transferencia de anticuerpos maternales durante todo su ciclo productivo. Son emulsiones formadas por dos componentes principales: una fase antigénica, el microrganismo inactivado y el adyuvante. Éste último secuestra el antígeno vacunal y lo presenta en forma lenta y prolongada al sistema inmunológico para que se desencadene la respuesta.
En general, se aplican en la etapa de recría -no existe un plan universal- luego de una previa inmunización con vacunas vivas.
Por sus características solamente se deben aplicar:
• En aves sanas
• En forma individual
• Por vía inyectable
Las vías de aplicación son la subcutánea o la intramuscular. Al ser una vacuna individual es fundamental la correcta aplicación, caso contrario se condicionará la protección tanto de la gallina como la de su progenie, en el caso de reproductoras. Siempre de deberá tener presente el siguiente concepto:
GALLINA NO VACUNADA O MAL VACUNADA NUNCA ESTARÁ PROTEGIDA
Como la protección conferida por las vacunas inactivadas no se disemina de un ave a otra, no estarán protegidas las gallinas no inyectadas o mal inyectadas. Esta situación reduce la resistencia global del lote a una infección posterior.
Las vacunas inactivadas deben ser manipuladas o manejadas correctamente para garantizar su eficacia. Es muy importante conocer todos los puntos críticos que tienen y no cometer errores a la hora de aplicarlas. Nunca se debe olvidar que no es lo mismo el concepto de vacunación que el de inmunización.
Son muchos los factores que se deben tener presente cuando se aplica una vacuna inactiva. Es muy importante tener una correcta logística desde que una vacuna sale desde su laboratorio hasta que es aplicada dentro del galpón. En este camino son muchas las variables que participan: planificación, conservación, acondicionamiento, manejo y aplicación.
El buen resultado de una correcta aplicación depende de tres factores fundamentales:
• Vacuna
• El personal
• Estado de las aves
• Vacuna: se debe trabajar con vacunas confiables y de buena calidad. Es importante que la vacuna conserve su cadena de frio. Siempre se deben mantener entre 2º y 8º centígrados. Son sensibles tanto a calor excesivo como a la congelación. La exposición a temperaturas fuera de este rango se traduce en disminución de potencia de la vacuna y en aumento de riesgo de enfermedades prevenibles mediante vacunación.
Otro punto crítico, que debe ser controlado por el responsable del sector, es el atemperado previo. La temperatura de la solución vacunal debe estar entre 30º a 35º centígrados para poder ser aplicada. Para lograr adecuadamente esta temperatura de las vacunas se deben sacar de la heladera 6 a 12 horas antes, dependiendo de la época del año, y dejarlas a temperatura ambiente. Luego se deben colocar en el baño térmico hasta llegar a la temperatura objetivo. Aquí están en juego dos variables a tener en cuenta: temperatura del agua (baño térmico) y el tiempo.
Según el tipo de antígeno que contenga la vacuna puede tener alguna variación el factor tiempo.
Ver cuadro:
Este procedimiento es fundamental para que la emulsión tenga la fluidez necesaria, no provoque lesión en el punto de inyección y, por ende, incorrecta inmunización.
• El personal: se debe contar con personal capacitado. Cada una de las personas que integra el equipo de vacunación debe trabajar a conciencia y con total concentración, como se dijo anteriormente gallina no vacunada o mal vacunada no tendrá oportunidad de generar protección porque las vacunas inactivadas no difunden de un ave a otra. Será tan importante la tarea del encargado de inyectar la vacuna como así también del agarrador y presentador de la gallina al vacunador.
Todo los materiales (jeringa, aguja, etc.) deberán estar en buen estado y ser esterilizados adecuadamente. Se deben cambiar las agujas cada 500 a 1000 aves o por mal estado. Con una correcta higiene y manejo de dichos elementos no se provocarán lesiones por traumatismos, y se disminuirá el riesgo de contaminaciones secundarias en el sitio de inyección.
El personal a cargo (encargado, supervisor, técnico, veterinario) deberá estar permanentemente observando la situación antes, durante y después de una vacunación. Será su responsabilidad decidir si las aves están en condiciones de recibir la vacuna, evaluando su estado sanitario y zootécnico. Elegir la vacuna, la vía de aplicación, la logística operativa, controlar el proceso y realizar los controles posteriores de campo y de laboratorio. Toda vacunación deberá tener un manual de procedimientos operativos y un sistema de registros donde todo quede detallado una vez terminada la vacunación.
• El ave: toda gallina que reciba una vacuna deberá estar en perfecto estado de salud, sana, en caso contrario, su sistema inmunológico no estará en condiciones de reaccionar frente al antígeno vacunal y no podrá desarrollar una correcta protección frente a la enfermedad que se pretende inmunizar.
Es importante que los planteles no sólo estén sanos sino que tengan un manejo zootécnico adecuado. La buena uniformidad permitirá realizar una vacunación más homogénea. Para las vacunas inactivadas, aplicadas por vía intramuscular, es muy importante que la pechuga tenga un desarrollo adecuado para la edad en que se realiza la vacuna. Esta variable puede ocasionar lesiones en el punto de inyección o, si se dan muy abajo, perforar demasiado y llegar a pinchar órganos como el hígado.
Son muchos los factores que pueden hacer que una aplicación no sea correcta, provocando desde traumatismos hasta la muerte del ave. Ver fotos.