PERU: DOSCIENTAS MILLAS DE VIAJE PESQUERO
La corriente de Humboldt proporciona al mar peruano abundante plancton –zooplancton y fitoplancton–, el cual es el componente inicial de la cadena alimenticia marítima, y permite que las especies marinas se hallen en generosas cantidades en nuestro mar.
La cantidad de carbono en el mar determina la capacidad para obtener anhídrido carbónico y esto, a su vez, es el condicionante de la mayor o menor presencia de oxígeno en el mar. Por ello, la medida de carbono en el mar es un indicador de la productividad de éste. El promedio mundial es 0.15 gramos de carbono por metro cuadrado por día. En estos términos, el Perú posee una ventaja comparativa al alcanzar entre 1 y 1.5 gramos de C/m2/día en promedio. Incluso en ciertas zonas del litoral peruano se observan productividades mucho más altas, como en San Juan (3.19 gr C/m2/día), Punta Agreja (10.5 gr C/m2/día) y Chimbote con (6.99 gr C/m2/día). Esto se traduce en mejores condiciones para la presencia de especies en abundancia dentro de nuestro territorio marítimo.
Por otro lado, actualmente en el Perú se han identificado 1,052 especies de peces, 1,100 especies de moluscos y 440 especies de crustáceos. De éstas, sólo se comercializan el 14 por ciento, el 4 por ciento y el 6 por ciento, respectivamente. Así, aun cuando los recursos son abundantes en nuestro mar, la pesca sólo aporta cerca del 0.5 por ciento al PBI nacional.
Sin embargo, aunque estas cifras generales nos llevan a la conclusión de que estaríamos subaprovechando los recursos, es necesario hacer un análisis más profundo que incluya el estudio de cada especie. Por ejemplo, es conocido el caso de la sobreexplotación de la anchoveta en la década de los setenta. En 1971, la captura de anchoveta en el país fue de 12.5 millones de toneladas anuales, mientras que en 1972 de 5 millones de toneladas, y en 1973 sólo se registró 1.5 millones de toneladas anuales. Dada esta situación, parte del nicho ecológico ocupado inicialmente por la anchoveta fue invadido por la sardina, con lo cual se potenció la industria conservera, hasta la declinación de su biomasa.
¿Centrados en harina de pescado?
En la década del cuarenta la pesca en el Perú alcanzó niveles industriales al aumentar la demanda por el bonito durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la consolidación del Perú como país pesquero se da 20 años después, cuando alcanza el primer lugar en exportación de harina y aceite de pescado sobre la base de anchoveta.
La harina de pescado no siempre tuvo la importancia que tiene actualmente en la industria pesquera peruana. Antes de que las empresas reconocieran su alto valor industrial, la harina de pescado era un subproducto del aceite de pescado y una manera de aprovechar los excedentes. Hoy, la harina de pescado es el principal producto de exportación del sector pesquero peruano. Según la Organización de Productores de Harina y Aceite de Pescado, en el 2005 el Perú fue el responsable del 57 por ciento de la producción mundial de harina de pescado. La participación de la harina de pescado en el total de transformación de la pesca marítima ha alcanzado el 76.8 por ciento en promedio en los últimos cinco años. No obstante, aun cuando se mantiene la hegemonía de este producto en el sector pesquero peruano, su participación como destino del total de productos marítimos ha ido disminuyendo progresivamente. En el 2007, al igual que en Chile y algunos países escandinavos, la disminución de la producción de harina de pescado con respecto a los otros productos de transformación de pesca marítima se explica por el establecimiento de cuotas de pesca más exigentes por parte del Ministerio de la Producción (Produce), y por la caída en los desembarques de peces pelágicos en los primeros cuatro meses del 2007 como resultado de una menor biomasa. De esta forma, los desembarques 20 por ciento menores con respecto al 2006 significaron una caída de 21 por ciento en la producción de harina de pescado.
Por otro lado, la cantidad de empresas en el Perú dedicadas a la producción de harina de pescado asciende a 40, las cuales cuentan con 1,218 embarcaciones y 145 plantas harineras. Asimismo, tras la adquisición de Sipesa por Tecnológica de Alimentos (TASA), la primera se convirtió en el mayor productor de harina de pescado del mundo, con 16 plantas, 72 embarcaciones y capacidad de bodega de 24,304 metros cúbicos. Por otro lado, transacciones importantes como las de TASA, Hayduk, Pesquera Diamante, CFG Investment, han reconfigurado el ranking de las top ten industrias harineras.
Con respecto a la calidad, la producción de harina de pescado en el Perú está centrada en la FAQ (convencional) que representa aproximadamente el 60 por ciento de la producción total, le siguen la prime con el 35 por ciento y la superprime con el 4 por ciento del total. En comparación, Chile, el segundo exportador de harina de pescado en el mundo, produce en mayor proporción harina tipo prime y superprime; ambas representan el 45 por ciento de la producción total, cada una.
Los principales destinos de exportación de harina de pescado tienen a China como país líder, superando el millón de toneladas importadas de harina de pescado peruana en el 2005.
Diversificación: consumo humano directo
El consumo humano directo (CHD) viene aumentando su participación en los últimos años. Según Produce, el desembarque de especies dirigido a este sector creció en 44 por ciento en el 2006 respecto al 2005. En el 2006, las exportaciones registradas de productos pesqueros para consumo humano directo –que incluyen congelados, enlatados y curados– se incrementaron en 34 por ciento con respecto a su nivel en el 2005.
Por el lado de la oferta, ciertas condiciones como la exclusividad de la captura de jurel, caballa y sardina para CHD; clima favorable para la acuicultura en el norte del país; y exportaciones de productos provenientes de la acuicultura libres de aranceles a Estados Unidos, están potenciando la producción para CHD.
Por el lado de la demanda, influyen la posibilidad de exportar conservas de anchoveta a Europa gracias a su similitud con la “sardinilla española”, la creciente demanda asiática por pescado y moluscos congelados, y los esfuerzos del Estado por trabajar junto con la empresa privada para incrementar la demanda en la sierra del Perú. Es importante destacar el proyecto piloto de distribución de venta de pescado en las zonas altoandinas, lanzado por la Sociedad Nacional de Pesquería, que tiene por objetivo impulsar nuevos mercados y mejorar la alimentación de dichas zonas.
Según el INEI, en el 2005 el consumo per cápita del país alcanzó los 19 kg. El máximo consumo per cápita registrado en el país se evidenció en el 2001, con 22.5 kg. Actualmente estamos por encima del promedio de consumo per cápita de América del Sur, que registra un consumo aproximado de 9 kg. La forma en que más consume pescado el poblador peruano es fresco, seguido de enlatados, congelados y, por último, curados. Si bien aún hay espacio para fomentar el crecimiento del consumo per cápita en el país, la cantidad de especies extraídas supera largamente el abastecimiento del mercado nacional para CHD.
Si bien todo apunta a que más especies sean utilizadas para CHD, es difícil que este sector pueda algún día reemplazar al harinero. Al respecto, el viceministro de pesquería, Alfonso Miranda, señala: “Por la inmensa generosidad del mar, el Perú tiene volúmenes de harina de pescado que nadie tiene en el mundo. Sólo el año pasado se capturaron 6 millones de toneladas de anchoveta y si se analiza la demanda internacional de productos de consumo humano, vemos que esos 6 millones no podrían ser absorbidos. Por lo tanto, siempre necesitaremos producir harina de pescado”.
El mito del atún
Otra de las industrias con gran potencial es la atunera. El Perú ha sido un país atunero desde los años treinta, cuando se tenían plantas en Ilo, Chimbote y Paita. Sin embargo, la estatización de la actividad pesquera en los años setenta hizo que los inversionistas que desarrollaron la industria en el Perú prefieran invertir en Ecuador. “Hoy, la industria atunera ecuatoriana representa un desembarque de entre 250,000 y 300,000 toneladas al año de atún (…) al ser un país que dio las facilidades que el Perú se negó a dar”, explica el viceministro. En el Perú, de enero a abril del 2007 se desembarcaron sólo 2,436 toneladas. Asimismo, no produce más de 100,000 cajas de conservas de atún en un mercado mundial de 250 millones de cajas, a pesar de la riqueza de su mar en este recurso.
Así, la falta de una flota peruana atunera, los altos impuestos que deben pagar las embarcaciones extranjeras, la demora innecesaria en trámites e inspecciones, el alto costo del combustible para las embarcaciones, entre otros, son factores que dificultan el despegue de esta industria. Cuenta el viceministro que en un reciente viaje a Ecuador, donde se reunió con gente del sector, dos requisitos que solicitaron los dueños de las embarcaciones ecuatorianas para desembarcar sus productos en el Perú fueron la disminución del impuesto a la renta y la del impuesto a los combustibles.
Crece la acuicultura
En lo que respecta a acuicultura en el Perú, las cifras indican que en los últimos cinco años este mercado viene mostrando un crecimiento constante. Así, el cultivo de langostinos alcanzó 8,000 toneladas de producción en el 2006 frente a tan sólo 1,000 toneladas en el 2001. Las exportaciones de este producto también crecieron, y se registraron ingresos 18 por ciento mayores a los del 2005. Esta misma tendencia la experimentan la pota (21 por ciento) y las conchas de abanico (13 por ciento). El principal país de destino de las colas de langostino sigue siendo Estados Unidos, aunque las empresas tienen como objetivo posicionarse en el mercado europeo, donde los precios presentan menor volatilidad. “Este año podríamos llegar a los US$100 millones de exportación de acuicultura”, anota Miranda.
No obstante, el desarrollo de la acuicultura en el Perú aún está en su fase inicial. El crecimiento de las exportaciones en los últimos años ha sido causado por el aumento de las preferencias de los consumidores mundiales hacia los productos provenientes de la acuicultura, mas no por un incremento en la eficiencia de dicho mercado en nuestro país. Todavía existe un reducido número de empresas de acuaindustria y además, es escasa la integración de las pequeñas y medianas empresas, lo que impide la estandarización de la producción; así como llegar al mercado con una verdadera ventaja comparativa.
Necesidad de un cambio: mercados artesanales
La pesca artesanal en el Perú utiliza cerca de 200 caletas y lugares de desembarque y cuenta con embarcaciones de hasta 32.6 metros cúbicos de capacidad de bodega. Estas embarcaciones están dirigidas por personas naturales, grupos familiares o empresas artesanales que extraen recursos hidrobiológicos a través de artes de pesca en función al tamaño de las especies. La comercialización de las capturas está hecha principalmente en estado fresco y curado. Lamentablemente, debido a la escasa infraestructura con la que cuentan los mercados artesanales en el país –sobre todo en lo que a instalaciones de frío se refiere–, los pescadores están obligados a vender el pescado que extraen en el menor tiempo posible. Esto conlleva que los precios en playa sean impuestos por comerciantes transportistas, mayoristas y minoristas.
Asimismo, el estado en el que los minoristas adquieren el pescado en los mercados mayoristas está lejos de ser el óptimo por el escaso –o nulo– uso de hielo en las embarcaciones artesanales y por los vehículos de transporte no adecuados para la actividad. Al respecto, Miranda señala que se realizarán inversiones para mejorar el estado de los mercados artesanales con un préstamo no reembolsable proveniente de España, que implicará el compromiso por parte de los pescadores de pagar los costos de depreciación de las nuevas instalaciones de frío para mantenerlas en buen estado.
¿Cuotas pesqueras?
Uno de los temas de mayor debate en los últimos meses dentro del sector es el referido a sistema de cuotas de pesca de anchoveta. La propuesta, presentada por una comisión oficial a Produce, establece el paso del sistema actual a uno regulado por cuotas individuales. En este nuevo sistema, se asignaría el derecho de pesca de un porcentaje de la biomasa de anchoveta de acuerdo con la capacidad de bodega de las empresas y con su pesca histórica.
Como es de esperarse, esta propuesta tiene muchos partidarios y detractores. En palabras del viceministro: “En todas las alternativas hay un problema: el factor social. El asunto es que hasta ahora no se ha encontrado el mecanismo que pueda resolver el problema social y el sobredimensionamiento. Estamos apurados pero no queremos dar un paso sin tener la seguridad que esos problemas se resolverían”.
Fuente: Apoyo.com / Perú económico
Benjamín Huamán de los Heros, Jefe de redacción de Perú Económico
Zoila Llempén, Asistente de investigación de Perú Económico