Fundación Mediterránea comparó el valor de la carne bovina en Argentina y la región


Por Juan Manuel Garzón y Tobías Lucero, Fundación Mediterránea   

Este documento trata de dar respuesta a la siguiente pregunta, ¿el precio que pagan los consumidores en Argentina cuando compran carne bovina es alto o bajo en perspectiva comparada a los valores que se pueden encontrar en países de la región? Se trata de un interrogante relevante por razones varias: en primer lugar, por la situación de la economía argentina, que muestra una aceleración importante de su tasa de inflación y que tiene muy poco espacio como para soportar mayores ajustes de precios en productos importantes para el consumidor; segundo, por la política pública sectorial, que desde hace tiempo incluye diferentes intervenciones sobre el comercio exterior (derechos de exportación, cortes que no se pueden exportar, etc.), con el objetivo de contener (¿mantener bajos?) los precios internos de la carne; tercero, por los recientes anuncios del Ministro de Economía de la Nación de importar alimentos sin aranceles a los efectos de contener los precios internos.

Con el propósito antes mencionado se realiza una primera comparación de precios consumidor para un conjunto de cortes en tres países: Argentina, Uruguay y Chile, utilizando bases estadísticas de organismos oficiales (o instituciones mixtas, caso del IPCVA en Argentina) con la última información disponible en cada país. Luego una segunda comparación, un relevamiento propio de precios online en supermercados (realizado en la tercera semana de mayo), a los efectos de tener una foto más actual y fundamentalmente para incorporar a Brasil, país que llamativamente no cuenta con información pública y periódica de precios de cortes, como sí los otros 3 países.

En la comparación entre Uruguay y Argentina, basada en precios de organismos públicos e instituciones mixtas, 12 cortes de carne bovina nivel consumidor final (se eligen los mismos para ambos países) y valores para el mes de abril, se encuentra que el precio medio de esta canasta era de USD 9,4 el kilo en Uruguay y de USD 8,3 el kilo en Argentina (en ambos casos a tipo de cambio oficial), es decir, en promedio, la carne en argentina era 12% más barata que en Uruguay. Esta brecha era menor a la observada en los últimos meses del 2022, cuando se aproximaba al 30% (a favor de Argentina), pero debe advertirse también que, durante otros momentos de un pasado no tan lejano, la carne en Argentina era más cara que en Uruguay (por caso, +18% en 2015 y +8% en 2016).

En la comparación entre Chile y Argentina, basada en precios de organismos públicos y entidades representativas del sector, 13 cortes de carne bovina nivel consumidor final (similares para ambos países), y valores para el mes de abril, se encuentra que el precio medio de esta canasta era de USD 12,4 el kilo en el país vecino, mientras que de USD 9,8 el kilo en Argentina. Para el mes de referencia, la carne bovina era un 21% más barata en Argentina que en Chile. Aquí también se observa que la brecha era menor a la observada a inicios del presente año, cuando había llegado al 39%, siempre a favor de Argentina.

También se realizó un relevamiento en tiendas on line de supermercados en la tercera semana del mes de mayo, a los efectos de incorporar a Brasil en la comparación de precios de carne bovina en la región. En esta medición, que alcanzó a 16 supermercados y más de 150 precios de cortes de carne bovina de los 4 países, se encuentra que el precio de una canasta de 8 cortes de calidad media/alta era de $2.687 por kilo en Argentina, de $2.545 por kilo en Brasil, de $3.174 en Uruguay y de $3.555 en Chile.

Estos precios en tiendas on line de supermercados revelan que el país sigue teniendo, al igual que en mediciones anteriores, una carne bovina más barata que en Uruguay y Chile y que se ubica un 5%-6% por encima de los precios de Brasil, país que, vale la pena a recordar, es líder exportador y probablemente sea el de mayor competitividad (menores costos) en materia de precios de hacienda y carne bovina a nivel mundial. Si bien se trata de precios consumidor, nótese que la brecha de valores con Brasil es tan reducida, que una eventual importación de cortes desde ese origen, considerando los costos logísticos de poner esa mercadería en el país, tendría muy poco efecto, de tener alguno, sobre los precios internos del producto.

Ajustados por inflación, los precios en supermercados de mayo están por debajo de los observados en los últimos dos años, fenómeno que se observa tanto en Argentina como en Brasil, particularmente en este último país. Un factor que está percutiendo y explicando los bajos precios del país vecino son sus envíos al exterior: en el primer cuatrimestre las exportaciones de carne bovina de Brasil han caído un 30% en valor, con un ajuste del 16% de los volúmenes y de otro porcentaje similar en el precio medio de exportación. Como puede inferirse, un mayor flujo de carne hacia el mercado interno y un menor costo de oportunidad asociado a un precio internacional más bajo, están seguramente conteniendo los precios internos del mercado brasileño.

En el caso de Argentina, los precios a nivel consumidor de abril se ubicaron 80% arriba del mismo mes del año anterior (18 cortes, medición IPCVA), una variación nominal que luce muy alta pero que en términos de la inflación local (109% para el mismo período) implica un ajuste en términos reales del 15%, es decir un importante abaratamiento del precio del producto. Hay factores externos e internos que influyen en esta pérdida de valor; en lo que hace al contexto externo, sucede lo mismo que se mencionase para Brasil, la baja en los precios internacionales de la carne bovina respecto del año previo, el precio promedio de la tonelada exportada este año se ubica 27% por debajo del precio observado en el primer cuatrimestre del 2022.

En cuanto a los factores locales, por el lado de la oferta, la sequía y la falta de suficiente alimento para los animales, ha obligado a muchos establecimientos a acelerar e incrementar descartes y envíos a faena (con un 50,3% de hembras en abril, +3 puntos porcentuales respecto mismo mes de 2022), y, por el lado de la demanda, se tiene un escenario macroeconómico complejo para el consumo, que combina caída del poder adquisitivo de los ingresos de segmentos sociales varios (asalariados, jubilados, cuentapropistas de baja productividad, etc.) y un muy bajo nivel de confianza respecto del futuro económico. Bajo este escenario, que combina una mayor oferta de carne con precios internacionales más bajos y una demanda interna contenida, parece difícil que los precios de la carne puedan recuperarse, en términos reales, durante los próximos meses. Una buena noticia para el consumidor, no tan buena para el productor de hacienda y carne.

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