FRIGORIFICO FRIGOLAR INTEGRA SUS PROCESOS PARA DAR UN ESTATUS SANITARIO COMUN A TODA SU PRODUCCION C
Roberto Ugarte y Pedro Mengani, presidente y co-fundador, respectivamente, de la empresa.
Ubicado en Abasto, Partido de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Frigorífico Frigolar es una empresa familiar, cuyos actuales accionistas son la tercera generación de la familia Mengani. Sus primeros antecedentes se remontan a la actividad que como ganaderos y matarifes realizaban Emilio, Higinio, Pedro y Oscar Mengani, faenando vacunos y distribuyendo carnes en la zona –a través de empresas de terceros- a mediados de la década de 1940.
Paralelamente, en 1948, durante la gobernación justicialista de Domingo Mercante, se construía como un matadero municipal -pero con características edilicias similares a la de los grandes frigoríficos de la época, como Swift y Armour- el edificio original de lo que actualmente es Frigolar.
El trabajo de la familia Mengani iba creciendo, a tal punto que ingresaron a la sociedad controlante de la empresa con el 33% del paquete accionario en el año 1993, para años más tarde, adquirir el 66% restante, tomando esa planta industrial que para esa época ya funcionaba como frigorífico, aunque solo dedicado al consumo interno.
Pedro (84) y Oscar (72) Mengani, son los únicos sobrevivientes de los fundadores de la empresa y con más de 60 años de trabajo en el rubro. Recuerda Pedro, que “hemos vivido la experiencia de los vaivenes entre el consumo y la exportación. Cuando una planta se dedica solo a exportación porque eventualmente ese negocio es muy rentable, eso dura solo un tiempo y luego ese frigorífico entra en problemas. Por eso siempre es bueno estar en los dos mercados, para poder mantenerse”.
El mismo concepto comparte Roberto Ugarte, un hombre con una rica historia en la industria frigorífica (pasó por Swift La Plata, Fasa, Monte Grande, Cepa San Vicente, Meatex, Fria Casilda, Finexcor y otras plantas en Paraguay), quien fue convocado por la familia Mengani para reorganizar la empresa, haciéndose cargo de la operación industrial de la planta, primero desde la gerencia general y desde este año, como presidente.
“Trabajé mucho tiempo en la industria exportadora y vi los cambios que sufren las empresas que se dedican solamente a exportación, ya que no se pueden concentrar solo en el 15% de la demanda (nivel histórico de exportación de la producción de carne vacuna argentina)”.
Por eso Ugarte comenta que cuando llegó a Frigolar, hace 20 años, su objetivo fue focalizarse en el mercado interno, pero ir creciendo con el mismo estándar sanitario que aplican los frigoríficos exportadores, para fortalecerse como tal y destinar los excedentes a las ventas externas. “Es la mejor manera de integrar en un mismo negocio la faena existente en el país”, sostiene.
La estrategia –que comenzó con la adecuación de los aspectos sanitarios de la planta- fue acertada porque -además de llegar a mercados como Rusia, Venezuela, Hong Kong y Suiza-desde marzo pasado, Frigolar tiene la habilitación para exportar cortes Hilton a la Unión Europea, lo que le permitió incorporarse al Consorcio de Exportadores ABC.
Por otra parte, con su marca exporta también a China, aunque elaborando en otra planta, mientras espera la visita de las autoridades sanitarias de ese país para que habiliten la propia de Abasto y se les autorice a producir para ese mercado.
FRIGOLAR EN NUMEROS
La empresa vende a 2.500 clientes del mercado interno medias reses, cuartos y cortes vacunos envasados al vacío, iguales que los de exportación. Son entre 400.000 y 500.000 kg de cortes deshuesados por mes, equivalentes a 4.000 cabezas de faena propia.
“El concepto es ser muy cuidadoso con el cliente a quien se le garantiza calidad de producto, abastecimiento continuo e idoneidad y responsabilidad en la elaboración”, explica Ugarte quien detalla que la planta faena diariamente unas 800 cabezas, mayoritariamente de consumo liviano (320 a 350 kg), y en menor proporción novillos de 420 a 430 kg, para la cadena de supermercados Jumbo. Mensualmente son unas 17.000 cabezas, que aun dejan una capacidad ociosa que les permitiría llegar hasta 20.000 y que en un futuro piensa cubrirse con la exportación.
Frigolar tiene un esquema de negocio totalmente integrado, incluyendo logística de camiones tanto para transporte de hacienda (15) como térmicos para distribución de carnes y menudencias (50). Así, la empresa emplea a 500 personas, 300 de ellas afectadas a la parte operativa y el resto, a los vehículos y su mantenimiento en talleres propios.
“Nuestra filosofía es no depender de nadie. Hay una integración vertical y horizontal. Un 35 a 40% de la faena proviene de animales propios (propiedad de Sol de Septiembre S.A.) -de un feedlot en Guaminí y de ganado engordado a pasto en campos cercanos a Abasto, propiedad de la familia-. Así, por más avatares que tenga el mercado, la empresa tiene siempre mercadería. El criterio de este esquema de gran integración es ir eliminando intermediarios en la cadena”, explicó Ugarte.
MERCADOS Y COYUNTURA
Más allá de contar el modelo exitoso que le permitió a la empresa desarrollarse y crecer en un esquema mixto de fortalecimiento del mercado interno y desarrollo complementario de la exportación, manteniendo un estatus sanitario uniforme, se le consultó a Ugarte sobre la coyuntura de la cadena de ganados y carnes argentina, y su influencia en el desarrollo de Frigolar.
-Tras los últimos cambios en la política sectorial, ¿cómo está el negocio de la exportación en la actualidad?
-Para que la exportación retome un volumen importante habrá que esperar de 2 a 3 años porque no habrá novillo pesado en ese lapso, que cubra el 15 o 20% de producción que Argentina exportó históricamente. Actualmente, vendemos al exterior un 5 a 7% de la producción. El mercado ruso está cerrado; el chino, que es el más dinámico, está limitado y el precio de 13.000 dólares la tonelada de cuota Hilton, para el Mercado Común Europeo no es rentable para el precio actual del novillo en la Argentina.
Al respecto, aclara Ugarte que quienes actualmente exportan cortes Hilton lo hacen porque tienen una integración más completa con otros destinos.
La empresa debutará en este mercado premium al que se ha presentado con el objetivo de lograr que se le asignen las primeras 300 toneladas, volumen que esperan incrementar en años posteriores.
No obstante, aclara que “en esta transición hacia la exportación estamos en un momento difícil, porque tenemos que competir con un montón de gastos como exportadores, pero haciendo consumo interno”.
-¿Y cómo está el mercado doméstico?
-Actualmente es más rentable que el de exportación. Pero al bajar el consumo a 52 kg/hab/año y proliferar gran cantidad de mataderos municipales, sobre los cuales el gobierno anterior hizo la vista gorda -incluidas las pseudocooperativas-, una mayor cantidad de frigoríficos pelean por un consumo cada vez más reducido”. Además, en nuestro caso tenemos que competir con los consumeros, que tienen otras ventajas sanitarias e impositivas, respecto de los frigoríficos exportadores.
CONSUMO Y EXPORTACION
-A propósito, ¿cuáles son las principales diferencias en cuanto a exigencias que tiene un frigorífico exportador respecto a los consumeros?
-La más importante es la conciencia de los dueños en preservar los aspectos sanitarios. Como responsable de la planta, tengo la suerte que los socios de la empresa me han avalado en este objetivo, porque mantener el estatus sanitario requiere importantes niveles de inversión. Es muy difícil competir. Hay frigoríficos con estándar nacional, auditados por Senasa; provinciales, con otras exigencias y municipales con menores aún. Nunca se hizo una ley federal de carnes para que el estándar sanitario se uniforme. Por eso hay tanta desigualdad tanto en la comercialización como en los conceptos higiénico-sanitarios. Si al respecto hubiera un estándar uniforme, las diferencias serían mucho más chicas, tanto en lo comercial e impositivo, como en lo sanitario.
-¿Es lógico que todavía se distribuya carne en medias reses?
-Ese sistema debería desparecer por un tema humanitario (un operario no tendría que cargar 100 kg sobre sus espaldas y pronto las ART no lo van a permitir) y sanitario. Debería salir todo en cajas con cortes al vacío. Además, no se puede pagar flete por llevar cero valor, en el 20% de hueso y grasa que tiene una media res y que para el carnicero es desperdicio.
-¿Cómo les afectaron los aumentos de tarifas y la caída del consumo?
-No somos ajenos a la crisis de todo el sector frigorífico. Se hace muy difícil absorber los mayores costos, incluida el de la mano de obra, y la baja de consumo. Hay que tener confianza en que esta situación se va a revertir porque hay mucha competencia desleal. Si bien actualmente el gobierno está evitando conflictos gremiales, en algún momento va a encarar un blanqueo de cómo se debe trabajar en la industria frigorífica.
Para Ugarte, esa regularización debe conjugar adecuadamente lo impositivo, con lo sanitario. Asimismo asevero que el SENASA debiera ser un ente autárquico.
Por otra parte, cuestionó la existencia de los matarifes. “A través de controles más eficientes que está haciendo la AFIP, se está buscando erradicar esa figura, que -junto con los mataderos municipales- proliferaron en los últimos años por la falta de seguimiento”, señaló.
-¿Cómo ve la gestión del nuevo gobierno argentino para superar estos inconvenientes?
-Hay voluntad del gobierno en ir en la dirección correcta. De a poco se va demostrando que algunas de las situaciones enumeradas se están atendiendo con el consenso de la industria.
Más información:
frigolar@frigolar.com.ar
Fuente: Revista Americarne N°113 Julio 2016