DIETA MEDITERRANEA Y CARNE DE CERDO

DIETA MEDITERRANEA Y CARNE DE CERDO
La Dieta Mediterránea tradicional es una herencia que nació como una forma de alimentarse, una cultura y un estilo de vida común a muchos países del entorno mediterráneo y así fue surgiendo una de las combinaciones de alimentos más equilibrada, completa y saludable.
 
La Dieta Mediterránea se basa en el consumo de alimentos frescos, poco procesados y de origen local. Incluye diariamente gran variedad de frutas, verduras, legumbres y frutos secos, así como pan, pasta, arroz y cereales. La grasa utilizada es el aceite de oliva virgen. Los productos lácteos son consumidos a diario. Los pescados, carnes magras y huevos contribuyen al aporte de proteínas de la Dieta Mediterránea. El agua es la bebida de elección. E incluye el hábito de realizar actividad física moderada y regular.
 
En una alimentación equilibrada, el papel de la carne es muy relevante, dado que junto con los huevos y el pescado es la fuente principal de proteínas de alto valor biológico, así como de determinadas vitaminas y minerales. Se recomienda que el consumo de carnes magras, pescados y huevos sea de 3 a 4 raciones de cada uno a la semana. Las carnes magras tradicionales de los países de la cuenca mediterránea son el cerdo, el conejo y las aves.
 
La carne de cerdo y sus derivados como el jamón serrano, están muy arraigados en la cultura española, y aunque ha sido cuestionado su lugar en la Dieta Mediterránea, están incluidos en ella, siendo unos alimentos de consumo habitual, con cualidades nutricionales y gastronómicas excepcionales.
 
La carne de cerdo constituye una buena fuente de proteínas de excelente calidad por su contenido en aminoácidos esenciales. Además aporta hierro y cinc y vitaminas del grupo B.
 
En cuanto a su contenido graso, los cortes magros de la carne de cerdo, como el lomo de cerdo, sólo tiene un 3,4% de grasa total, el mismo contenido que un muslo de pollo y prácticamente la mitad que el atún fresco. Además su perfil lipídico es adecuado con más de un 50% de ácidos grasos insaturados, entre los que destaca el ácido oleico (38%), característico del aceite de oliva y responsable en gran medida de las propiedades cardiosaludables de la Dieta Mediterránea. En definitiva, se trata de un producto de elevada densidad de nutrientes necesarios en todas las etapas de la vida y, en especial en aquellas en las que las necesidades están incrementadas (embarazo, crecimiento, deporte, etc.).
 
Por lo tanto, la carne de cerdo contribuye a cubrir las raciones recomendadas de carnes magras para satisfacer las necesidades nutricionales de la población dentro de la Dieta Mediterránea. 

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