Control integral de la Enfermedad de Marek en reproductoras pesadas
La vacunación sin un programa de bioseguridad adecuado no será suficiente para controlar la enfermedad, por lo que es fundamental que ambos enfoques vayan de la mano para garantizar un proceso inmunitario.
Por: Ing. Zoot. Esp. Santiago Cura, Cátedra de Avicultura, Carrera de Ingeniería zootecnista. Facultad de Cs. Agrarias, Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).
Fotos: UNLZ
El virus de la enfermedad de Marek (EM) es un herpes virus (Gallid herpesvirus 2 o GaHV-2) que causa tumores e inmunodepresión en pollos y gallinas. Esta enfermedad se caracteriza por la formación de lesiones neoplásicas en los órganos viscerales, músculos esqueléticos y piel, además de causar inflamación en los nervios periféricos e inmunodepresión. Bajo condiciones naturales, afecta principalmente a pollos y gallinas. Su incidencia es mayor en aves de 8 a 9 semanas de edad, mientras que en las aves en etapa de postura la mayoría de los casos se presentan entre las 16 a 20 y 24 a 30 semanas de edad.
Tumores asociados a la enfermedad de Marek en reproductoras pesadas.
Los signos clínicos y las características morfológicas de la EM se pueden dividir en formas agudas y crónicas. Las agudas se caracterizan por la presencia de linfomas viscerales que afectan mayormente a las aves jóvenes y se caracterizan por la aparición de tumores en los órganos viscerales como el hígado, el bazo y los riñones. Los linfomas viscerales pueden causar síntomas como pérdida de peso, debilidad, palidez, plumaje erizado y problemas respiratorios. Por otro lado, las formas crónicas o clásicas de la EM se caracterizan por la presencia de lesiones nerviosas, como parálisis aviar y linfomatosis ocular. Suelen observarse con mayor frecuencia en aves de mayor edad. La parálisis aviar puede afectar a las extremidades, causando debilidad o incapacidad para moverse y, en algunos casos, puede afectar también los músculos respiratorios, lo que conduce a dificultades respiratorias. La linfomatosis ocular se caracteriza por la aparición de tumores en los ojos, lo que puede causar inflamación, pérdida de visión y ceguera en las aves afectadas.
Aunque no existe un tratamiento efectivo contra la EM, la administración de una vacuna apropiada y una sólida bioseguridad pueden prevenir el desarrollo de la enfermedad clínica
Programa de bioseguridad
Para buscar un control global de EM, en primer lugar se debe implementar un sólido plan de bioseguridad en las granjas de reproductoras pesadas que debe ser integral y abordar diversos aspectos, como el control del acceso a las instalaciones, la desinfección regular de equipos e implementos, el manejo adecuado de residuos, el control de vectores, la correcta eliminación de aves muertas, todo sumado a la capacitación del personal en prácticas de higiene y bioseguridad. Es fundamental establecer áreas restringidas y de acceso limitado, con el fin de minimizar la posibilidad de contaminación cruzada entre diferentes lotes de aves. Asimismo, deben establecerse protocolos de monitoreo regular de la salud de las aves, incluyendo pruebas diagnósticas y seguimiento epidemiológico.
Es crucial llevar a cabo una desinfección óptima de los galpones debido a la alta resistencia y supervivencia del virus maduro de Marek (envuelto) en el ambiente. Se ha demostrado que el virus puede sobrevivir en los folículos de las plumas durante un período de hasta 8 meses, y en la cama y el polvo de las granjas durante 1 a 4 meses, debido a su resistencia a temperatura ambiente.
La excreción del virus al ambiente por aves infectadas ocurre principalmente a través de la descamación del epitelio queratinizado del folículo de la pluma (Calnek et al., 1970). El virus de la EM maduro conserva su capacidad infecciosa en los queratinocitos, y se encuentra predominantemente en el polvo acumulado alrededor de los ventiladores, calefactores y ventanas de las instalaciones donde se alojan las aves. Además, se disemina de una caseta a otra mediante los sistemas de ventilación. Por lo tanto, es esencial llevar a cabo una limpieza y desinfección exhaustivas de los galpones una vez que las aves han sido retiradas.
Programa de vacunación en planta de incubación
Como segundo punto fundamental para el control de la EM, se encuentra la vacunación. Los pollos recién nacidos son especialmente susceptibles a la enfermedad, y su susceptibilidad permanece relativamente alta hasta los 30 días de edad, disminuyendo gradualmente con la edad. Por lo tanto, es crucial llevar a cabo la vacunación el primer día de vida en la planta de incubación.
Antes de la introducción de las vacunas contra la enfermedad de Marek (EM), las pérdidas en las parvadas afectadas podían variar desde unas pocas aves hasta un 25-30%, e incluso en algunos casos alcanzaban una mortalidad del 60% en pollos de engorde. Sin embargo, después de la implementación de las vacunas contra la EM, la mortalidad se redujo a menos del 5% (Compra, 1985).
La vacunación se ha convertido en la piedra angular para el control de la EM. Estas vacunas, también conocidas como MD, fueron las primeras en controlar una enfermedad tumoral y han reducido la mortalidad y las confiscaciones debido a la EM a niveles insignificantes, permitiendo así el desarrollo y la prosperidad de la industria avícola tal como la conocemos en la actualidad. Existen diferentes serotipos de vacunas disponibles para proteger contra la enfermedad de Marek:
El serotipo 1, atenuado a través de múltiples pasajes en cultivos celulares, es el más utilizado, siendo la cepa CVI988 o Rispens la más común. Las vacunas vectorizadas del serotipo 1 todavía se encuentran en fase experimental.
El serotipo 2 comprende virus aislados en pollos que no son oncogénicos, como la SB-1 y la 301B. Estas se utilizan en combinación con vacunas del serotipo 3 en vacunas bivalentes o con vacunas de los serotipos 1 y 3 en vacunas trivalentes. Sin embargo, por sí solas, estas vacunas del serotipo 2 no brindan una protección adecuada contra la EM.
El serotipo 3 incluye virus aislados de pavos que no son oncogénicos y se conocen como herpesvirus del pavo (HVT). En el mercado se encuentran disponibles dos tipos de HVT: el convencional y el vectorizado (rHVT), este último porta genes de otros virus como el IBDV (Gumboro), ND (Newcastle), AI (Influenza Aviar) e ILTV (Laringotraqueítis).
Vacuna Vectorizada en HVT. Vacunas vectorizadas, Ceva Salud Animal, 2022.
Una técnica utilizada en áreas con alta presión viral de Marek es la administración de dos vacunas de la EM en diferentes momentos, conocida como doble vacunación o revacunación. En muchos casos, se ha demostrado que para que la revacunación sea efectiva, la segunda vacuna debe ser más eficiente que la primera. El protocolo óptimo para la revacunación es administrar la primera vacuna in ovo (en el líquido amniótico o intra-embrión) y la segunda vacuna al primer día de vida (Gimeno, I. M., Cortes, A. L., Witter, R. L. & Pandiri, A. K. Optimization of the protocols for double vaccination against Marek's disease using commercially available vaccines: evaluation of protection, vaccine replication, and activation of T cells. Avian Diseases 56, 295-305 (2012)). De esta manera, los pollos reciben ambas vacunas antes de enfrentarse al desafío viral. Al administrar la primera vacuna (HVT) in ovo, el sistema inmunológico de los pollos está más maduro al nacer y establecerá una respuesta más eficiente contra la segunda vacuna administrada al primer día de vida (CVI988) de forma subcutánea.
La vacunación in ovo ofrece la ventaja de proporcionar 2-3 días adicionales para que la vacuna se replique en el pollo antes de que ocurra el desafío viral en la granja. Por lo tanto, en caso de un desafío temprano, esta vacunación brinda una mayor protección en comparación con la que se realiza al primer día de vida; además es un proceso más automatizado y reduce los errores. La administración in ovo tiene otra ventaja cuando se utiliza HVT, ya que se ha demostrado que acelera la maduración del sistema inmunológico del embrión de pollo, lo que resulta en la eclosión de pollitos más inmunocompetentes. En el caso de las vacunas HVT recombinantes, asegura que el vector HVT se replique en el embrión y exprese el inserto antes de la eclosión, disminuyendo las posibles interacciones negativas con otras vacunas.
Es importante tener en cuenta que las vacunas contra la enfermedad de Marek son únicas, ya que están asociadas con células y requieren cuidados especiales durante su desarrollo, manejo, almacenamiento y aplicación para garantizar el éxito. La naturaleza de células asociadas de estas vacunas las hace delicadas. Es imperativo que las células estén vivas para que el virus vacunal pueda replicarse en el ave. Existen muchos factores que pueden afectar la viabilidad celular, por lo tanto es de suma importancia supervisar el proceso de reconstitución y aplicación de estas vacunas.
Esquema de un fibroblasto de embrión de pollo que contienen los virus vacunales de HVT. Enfermedad de Marek, Ceva Salud Animal, 2018.
En resumen, la enfermedad de Marek puede ser controlada desde la planta de incubación mediante la implementación de un sólido programa de bioseguridad en las granjas, que abarque todos los aspectos mencionados y que incluya un riguroso control de los procesos y vacunación, siguiendo siempre los protocolos recomendados y capacitando al personal involucrado. El desvío de estos puntos puede resultar en una inmunidad reducida, una mayor exposición al agente y un control deficiente de la enfermedad de Marek.