Claves para mantener el interés del consumidor por los productos de ave y cerdo
Con una demanda cada vez más segmentada, la industria cárnica debe implementar estrategias de comercialización que resalten desde sus cualidades nutricionales hasta las prácticas relacionadas a salud y bienestar animal.
Por: Dra. Isara Ramírez, encargada del Departamento de Inspecciones en UBI Meat Experts in Quality Assurance.
Fotos: Banco de imágenes
Si bien existen distintas variables a tener en cuenta para definir una estrategia de posicionamiento de un determinado producto y/o alimento, se puede segmentar a la población en lo "personal" (preferencias por carnes blancas, alimentación saludable, facilidad en la preparación), en lo "grupal" (mejor aprovechamiento del alimento en el hogar, mayor rendimiento a la hora de preparar platos, con mejor relación costo/beneficio), en lo "prestigioso"( utilización de marcas propias que aportan un valor agregado al producto, carnes de tipo orgánicas, etc.), y otras en lo "técnico" ( uso de la tecnología para proporcionar al consumidor mayor información respecto al origen del alimento, ej. códigos QR). El modelo de segmentación vincular aborda la complejidad del consumo, permitiendo distinguir y explicar la selección de ciertos productos y marcas, en función de las expectativas de los distintos públicos.
A su vez, el consumo está influenciado también por diversos factores económicos y no económicos. Los factores de índole económicos incluyen ingresos y precios. El consumo de carnes se ha visto influido por ambos. Los consumidores generalmente incrementarán su consumo de carne cuando se incrementa su ingreso real y también el consumo decae cuando los precios relativos de las otras carnes se elevan. Generalmente, cuando aumenta los precios de la carne bovina, crece el consumo de carne aviar o porcina.
Los factores no económicos se irán volviendo más importantes cada vez y la industria deberá ir haciendo frente a estos aspectos:
La salud y sanidad de los animales: demostrar la aplicación de medidas de bioseguridad utilizadas que aseguren obtener un alimento sano, planes de vacunación en tiempo y forma, limpieza y desinfección de las granjas, aportar a los animales alimentos seguros y balanceados, ente otros aspectos. Esto ofrece al consumidor mayor confiablidad y preferencia por este tipo de proveedores de alimentos.
Buen trato a los animales: cada vez más los consumidores requieren alimentos de origen animal de alta calidad procedentes de proveedores que realicen prácticas de producción animal sostenibles, que aporten gran bienestar a los animales (ideal contar con certificaciones que permitan demostrar que cumplen con las exigencias necesarias) y medioambientalmente seguras.
Conveniencia, facilidad y rapidez de preparación: alimentos porcionados y envasados en bandejas con los cortes ya prontos para su preparación, como alitas de pollo, muslos, corazón de pollo, bondiola feteada.
Información proporcionada: dar a conocer los productos cárnicos, informar y orientar al cliente, reduciendo la probabilidad de que los consumidores opten por otros productos.
Diferenciación del producto: que el producto cárnico aviar o porcino se diferencie, por ejemplo, con un sistema de empacado al vacío para carnes, al cual se puede identificar mediante un logotipo y utilización de marcas propias. Este tipo de envase logra una mayor vida útil, conservando sus propiedades.
Calidad: actualmente el consumidor exige alimentos inocuos y de alta calidad. Las propiedades de la carne (color, textura, firmeza) están relacionadas con el manejo de los productos previos a su consumo.
También se lo relaciona con la “imagen de la empresa” que permita posicionarla como una entidad donde los clientes sienten confianza, con una adecuada atención y promoción de sus productos para adelantarse a las necesidades de los consumidores. Se requiere productos de calidad basados en las características organolépticas (color, olor, sabor, firmeza, jugosidad, terneza, entre otras) que llenen sus necesidades tanto nutritivas como de inocuidad.
La buena presentación e higiene de los productos en los lugares comerciales son puntos importantes a la hora de vender. En el caso de la carne aviar y porcina el color y la apariencia de la carne influyen en el poder de compra de los consumidores. El color de la carne fresca es el principal atributo que incide en la decisión de compra, dado que el consumidor asocia el color con el grado de frescura y calidad (Brewer et al., 2002). En la carne aviar se busca una coloración blanca- amarillenta, carne firme, la piel tiene que ser lisa, flexible, húmeda y no debe presentar restos de plumas. En el caso de la carne porcina el consumidor tiene una preferencia hacia el color rojo a rojo oscuro.
La terneza es otro atributo de aceptación de la carne y un determinante primario de la calidad de la misma (Koohmaraie, 1988; Dikeman, 1987, citado de Miller et al., 1995). Este hecho es fácilmente confirmado por la relación positiva que hay entre el precio de un corte de carne y su terneza.
También se debe considerar mantener la cadena de frío. La carne cruda en los puntos de distribución debe mantenerse en el refrigerador y no haber sufrido una rotura en la cadena de temperatura. Esto suele estar asegurado por los propios protocolos de cada empresa.
El consumidor actual, no solo está interesado en consumir alimentos ricos y en cantidad, sino también se preocupa por su calidad y los beneficios que estos le pueden aportar a la salud. La estrategia de comercialización de productos cárnicos permite la toma de decisiones acertadas para mejorar las ventas de los productos y su posicionamiento en el mercado.
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