CHILE: SE VIENE UN DEBATE SOBRE LA TIPIFICACIÓN DE LA CARNE
Mientras los productores de carne de Ñuble denuncian la competencia desleal por parte de los importadores, a quienes acusan de vender un producto de inferior calidad al chileno, pero rotulado como categoría “V”, que corresponde al novillo joven, y exigen que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) fiscalice adecuadamente el ingreso de esta carne al país de acuerdo a la normas de tipificación existentes, los comercializadores de carne (carnicerías) están alzando la voz para pedir que se elimine la actual norma de tipificación, al menos, en lo que a venta minorista se refiere.
Gastón Escudero, presidente de la Asociación Chilena de la Carne, entidad gremial que agrupa a carnicerías e importadores (ninguna de Ñuble), plantea que la tipificación genera distorsiones de precios.
El dirigente reconoce que hay problemas de tipificación de la carne importada, pero aclara que ello también ocurre con el producto nacional.
“La tipificación fue concebida como una barrera para-arancelaria, no como una norma de calidad. Una carne tipo “V” no necesariamente es de mejor calidad, por ejemplo, si viene de un animal lechero, no es buena, aunque sea joven. La tipificación fue concebida para canales (carcasas) y determina la edad, lo que permitió transparentar la relación entre productores y plantas faenadoras, pero no para minoristas. Lamentablemente, en algún momento de la discusión de esta ley, se llevó al nivel minorista y se incorporó en 1992 cuando se dictó la ley de la carne, un reglamento y cuatro normas”, recuerda el dirigente.
Escudero enfatiza que fue un error incluir a los minoristas en esta norma, “por lo que nosotros pedimos que se derogue”. Pero por otro lado, Carlos González, presidente de la Asociación Gremial de Productores de Carne Bovina de Ñuble (Aprocarne), es partidario no sólo de que se mantenga la norma, sino que se haga más rigurosa su fiscalización, principalmente en Aduana, donde entran las carnes del Mercosur (Brasil, Argentina y Paraguay, principalmente), y que el timonel de los productores califica como “carne de vacas viejas”.
González asevera que “poner fin al sistema de tipificación echaría por tierra algo que tanto nos costó lograr. Se lo planteamos al ministro (de Agricultura) el 12 de diciembre y le dijimos que en eso no vamos a transar. La tipificación debe seguir funcionando en Chile, aunque el Gobierno diga que lo está evaluando”.
Frente a esta exigencia, Escudero manifiesta que “es imposible que el SAG pueda fiscalizar el cumplimiento de las normas, porque no tiene los recursos para hacerlo. Pedirle al SAG que fiscalice eso, es pedirle peras al olmo. ¿Cómo puede tener claro el tipo de carne que se está vendiendo en una carnicería? Yo puedo comprar “V” y “C” y luego en las vitrinas las mezclo, y no hay forma de que un fiscalizador o un consumidor lo sepan”.
La calidad
Asimismo, el dirigente de los comerciantes sostiene que la norma de tipificación no es conveniente para los productores, porque impide desarrollar productos diferenciados, como un corte innovador, pues finalmente todo producto de novillo nuevo de hasta dos años es categoría “V”. “El principal problema que genera la tipificación es que tiende a homogeneizar el producto. Si yo quiero competir por calidad y no por precio, como lo hacen los supermercados, no puedo. Si quiero ofrecer terneza y sabor, me enfrento al problema de que será difícil convencer al público de que esta carne es de superior calidad, porque de acuerdo a la norma, es igual a la que vende el supermercado, a un precio bastante inferior. Un ejemplo concreto es un corte muy apetecido en España, que es el lomo de buey, de altísima calidad, pero de acuerdo a la normativa chilena, se debe vender como categoría U”.
En el caso de las faenadoras, varias de ellas exportadoras de carne, éstas están pidiendo que se derogue la actual norma, pero que se genere una nueva tipificación distinta a la actual, y plantean que se homologue la norma europea, que es la que se les exige cuando hacen envíos al Viejo Continente, por la misma razón que esgrimen los comercializadores minoristas: “la actual norma no refleja calidad”.
Escudero añade que “nosotros le tratamos de hacer ver a los productores que tampoco les favorece esta norma, porque podrían obtener una mejor ganancia de parte de la faenadora con animales de mejor calidad. Hoy, si una empresa quiere generar una marca propia, como Pampa Verde, de Carnes Ñuble, a ellos se les dificulta poner su producto en el mercado, porque ese producto es tan ‘V’ como los otros”.