Cepo a la carne hace peligrar exportación kosher
El mercado de la carne kosher es un elemento clave en la relación comercial con Israel. El país es el segundo importador de carne argentina, detrás de China y por encima de Chile, y el cierre de las exportaciones anunciado por el Gobierno del Frente de Todos golpeó duro en las operaciones.
Aunque hay versiones de que este tipo de producto podría quedar al margen de la traba para vender al exterior (como las cuotas Hilton de 29.500 toneladas de cortes de alta calidad a Europa, la cuota 481 de carne con hacienda terminada en feedlot al mismo bloque europeo y la de 20.000 toneladas a Estados Unidos), por ahora no hay una oficialización al respecto. En 2020, Israel importó de la Argentina 27.310 toneladas, un 15,1% más que en 2019. En valor las ventas subieron un 17,5% a US$189,8 millones.
Según contó Kessler, uno de los encargados de Frigorífico Federal de Quilmes, el Rabinato dio permiso en la Argentina para faenar hasta el 27 agosto próximo. “Siempre las faenas se realizan durante cuatro meses entre la Pésaj y Rosh Hashaná (Año Nuevo) donde equipos llegan de Israel y se instalan en el país para el trabajo. Si se suspende, a las personas igual se les sigue pagando. Es un mes entero que nos atrasan, es inentendible. Tenemos contratos en Israel con supermercados que no podremos abastecer”, remarcó.
“Cuando llamé a los clientes en Israel y Estados Unidos me dijeron que directamente busque otros frigoríficos en el Uruguay para proveerlos. Ellos necesitan la mercadería y no confían en la política del gobierno argentino. Tienen una incertidumbre total y no quieren quedarse sin carne para su negocio”, dijo Martín Kessler y aseguró que “están reventando la industria. Esta medida mata el negocio exportador. Muchas familias viven de la exportación como despachantes de aduana y fleteros: es una cadena que la rompen sin sentido. En el negocio uno debe asegurar calidad, precio y tiempo y en el último fallamos”.
Desde la planta ubicada en el partido de Quilmes explicaron que en este momento hay contratos firmados con cadenas de supermercados en Israel, los cuales, en estas condiciones, no se pueden sostener.
Por último, Kessler señaló que la falta de cumplimiento desgasta la relación comercial y el cliente busca otras opciones: “En el negocio uno debe asegurar calidad, precio y tiempo y en el último fallamos”.
Fuente: A24 / La Nación