Bronquitis infecciosa en aves
La bronquitis infecciosa aviar (IB) es probablemente una de las enfermedades aviares más extendidas en todo el mundo, debido a su naturaleza altamente contagiosa; además tiene una alta tasa de mutación y la capacidad de recombinación del virus es lo que hace que haya múltiples virus circulando en el campo.
Por: Marco Aurelio Lópes, Gerente Corporativo de Productos para Ceva Salud Animal
Fotos: CEVA Salud Animal
La bronquitis infecciosa aviar (IB) es causada por un Gamacoronavirus que afecta los sistemas respiratorio, urinario y reproductivo de los pollos, provocando diferentes trastornos dependiendo del tropismo tisular característico de la cepa viral invasora.
Los esfuerzos continuos para caracterizar los aislamientos de campo de las cepas del virus de bronquitis infecciosa (IBV) que surgen de las operaciones de pollos de engorde, ponedoras o reproductoras en diferentes países permiten confeccionar mapas epidemiológicos sobre la distribución geográfica de las numerosas cepas de IBV presentes en el mundo. Usando técnicas de biología molecular altamente sensibles, es posible detectar rápidamente el IBV (qRT-PCR: reacción en cadena de la polimerasa con transcripción reversa en tiempo real), asignarlo a grupos genéticos (qRT-PCR específico del grupo genético o secuenciación) y luego caracterizar las cepas según cambios aleatorios en el genoma (secuenciación).
La PCR en tiempo real muestra una posibilidad limitada de clasificación genética (que puede ser suficiente para ciertos objetivos) pero sin secuenciación la identificación de cambios aleatorios es extremadamente limitada con este método. Sin embargo, los constantes avances y simplificaciones en estas metodologías sensibles nos permiten comprender mejor la evolución continua de IBV en diferentes partes del mundo y la prevalencia de varias cepas de IBV en el campo. Como se generan numerosas cepas de IBV con el tiempo, algunas de ellas desaparecen en un corto período y otras prevalecen y se propagan a otras regiones del mundo.
Ante los constantes cambios en las cepas de IBV y la necesidad de proteger a las poblaciones de aves susceptibles, es ideal contar con vacunas homólogas para inducir una fuerte protección contra el virus circulante. Sin embargo, como la mayoría de estas cepas de virus desaparecen, es una tarea muy desafiante, prácticamente imposible, desarrollar una vacuna contra el IBV para cada una de ellas. Desarrollar y autorizar una vacuna es un proceso lento y una operación costosa, que puede perderse si el virus ya no está presente en el campo. No obstante, es posible combinar diferentes virus de IB, con distintas características antigénicas, para obtener un efecto sinérgico y, por lo tanto, ampliar el espectro de protección. De hecho, ya se ha demostrado que la combinación de cepas antigénicamente diferentes, como las del grupo 793B con una cepa de tipo Mass, actúa sinérgicamente para aumentar el espectro de protección de las dos vacunas individuales si se aplican por separado.
Signos clínicos de IBV en pollos
El período de incubación del IBV es corto y depende de la dosis; puede ser menos de 18 horas cuando el virus se inocula por vía intratraqueal o 36 horas después de la aplicación ocular (Cavanagh & gelb Jr., 2008).
En pollos de hasta 4 semanas de edad, la IB se manifiesta en forma de signos respiratorios graves (chasquidos, tos y estertores). Se observan rinitis y conjuntivitis, depresión y apiñamiento alrededor de fuentes de calor. El diagnóstico de Bronquitis Infecciosa es uno de los desafíos para el control de la enfermedad, ya que los signos clínicos en el sistema respiratorio son comunes en otras enfermedades avícolas.
La tasa de morbilidad puede llegar al 100%. La mortalidad en pollos jóvenes suele ser insignificante a menos que ocurra una infección secundaria con un agente diferente. En tal caso, hay una infiltración de células inflamatorias de moderada a grave en la mucosa del tracto respiratorio superior, lo que da como resultado una mucosa engrosada y más compacta.
En pollitas de un día, la infección por IB puede dañar permanentemente el oviducto, lo que influye en la producción y la calidad del huevo durante el período de producción. En gallinas ponedoras infectadas con IBV, se observan ooforitis y lesiones distróficas que afectan principalmente al tercio medio y final de la mucosa del oviducto. El oviducto está atrofiado, quístico, con depósitos de yemas o huevos completamente formados en la cavidad abdominal (postura intra-abdominal). Las consecuencias son la disminución de la producción de huevos, la aparición y el aumento del número de huevos deformados y sin pigmentación o huevos con cáscaras blandas y albúminas acuosas.
El efecto patogénico a nivel renal generalmente se manifiesta en pollos mayores de 4 a 6 semanas de edad y lesiones en el tracto reproductivo después de que comienza la puesta de huevos (Crinion & Hofstad, 1972; Albassam et al., 1986). La gravedad de la infección respiratoria relacionada con IB se complica por patógenos bacterianos o virales secundarios, es decir, E. coli, Mycoplasma gallisepticum, virus de la enfermedad de Newcastle, etc., lo que da como resultado aerosaculitis crónica y neumonía.
Cómo se transmite el IBV en los pollos
Los pollos enfermos son la fuente de infección y propagan el virus de la IB (IBV) por vía aerógena, así como algunos se propagan a través del alimento y el agua.
Las aves adultas también representan una fuente importante de infección, como portadores asintomáticos que excretan el virus en las secreciones oronasales y las heces. Se observa cierto patrón estacionario, lo que sugiere una excreción continua del agente de las aves recuperadas.
También se ha registrado la re-excreción de gallinas que han sido negativas para el virus de la IB durante un cierto período, después de recuperarse de la inoculación al día de edad (Jones & ambali, 1987). La excreción prolongada e intermitente es un peligro potencial para la transmisión de infecciones entre lotes a través del personal o el equipo.
La investigación existente sobre la epidemiología de las infecciones por IB muestra que la propagación de una cepa de una región a otra puede resultar del comercio de aves o aves migratorias (Cavanagh, 2005). La detección de IBV en aves no gallináceas permite suponer que otras especies de aves también podrían ser vectores de la enfermedad (Cavanagh & gelb Jr., 2008).
Los pollos y las gallinas de todas las edades son susceptibles a la infección. La enfermedad es más grave en pollos de hasta 3-4 semanas de edad con patología respiratoria clínica. A medida que avanza la edad, las aves se vuelven más resistentes.
Prevención y Tratamiento
Como la enfermedad es causada por un virus, no existe otro tratamiento que no sea para las infecciones secundarias causadas por bacterias. Estas infecciones secundarias se pueden tratar con antibióticos para reducir los efectos en el desempeño productivo.
Por lo tanto, las medidas preventivas son importantes para evitar los brotes de IB, centrándose en el control tanto específico como no específico de la enfermedad. Las medidas específicas incluyen la vacunación de los lotes, mientras que las medidas no específicas se basan en las normas pertinentes, como la bioseguridad.
Gestión de la bioseguridad del IBV
Los procedimientos de manejo y control de la bioseguridad deben cumplir con las reglas comúnmente aceptadas en la industria avícola. Como el control de la BI en lotes de aves de varias edades es muy difícil, ya que la transmisión del virus será alta, los diferentes grupos de edad deben alojarse por separado. Además, todos los sistemas de producción deben aplicar estrictamente el principio de “todo dentro, todo fuera” para el alojamiento de las aves.
Se debe realizar la limpieza, lavado y desinfección de las instalaciones, equipos, herramientas y vehículos de transporte con el fin de reducir la carga de virus presente, así como la remoción y manejo de la cama.
Vacunación contra IBV
La vacunación utilizada en las granjas avícolas desarrollará la inmunización activa frente a IBV. Las vacunas vivas son generalmente atenuadas, preparadas a partir de cepas vacunales seleccionadas según el espectro antigénico de aislados regionales (Cavanagh & gelb Jr., 2008). También es importante determinar el potencial de protección cruzada, principalmente aplicable a las vacunas vivas.
Las vacunas inactivadas con adyuvante oleoso contra la IB se aplican como vacunas de refuerzo para proteger a las ponedoras y reproductoras; por lo general, están disponibles como vacunas polivalentes que también incluyen cepas vacunales para otras enfermedades. Las vacunas inactivadas requieren aplicación individual, generalmente por inyección subcutánea o intramuscular.
Después de una vacunación adecuada con vacunas vivas e inactivadas, los anticuerpos formados aseguran una inmunidad prolongada y estable de los lotes vacunados. La eficacia de las vacunas inactivadas depende de la correcta aplicación de las vacunas vivas administradas en forma previa. La aplicación masiva de vacunas vivas generalmente se realiza mediante aspersión o vía agua de bebida (Andrade et al., 1983). Otras rutas de administración de vacunas vivas incluyen aplicaciones individuales intranasales o intraoculares.
Impacto económico de un mal control de la bronquitis infecciosa
Las pérdidas inducidas por IBV son muy costosas, debido al crecimiento desigual, dificultad respiratoria, alta morbilidad, infecciones respiratorias oportunistas secundarias (E.coli, metapneumovirus aviar, micoplasmas, etc.), mermas en la producción de huevos, daño renal y a la necesidad de implementar tratamientos para el control de las infecciones secundarias. Según el Banco Mundial (figura 1), la IB está clasificada como la segunda enfermedad avícola más costosa, después de la influenza aviar altamente patógena (HPAI o IAAP). Las pérdidas por IB se pueden categorizar en pérdidas de campo y mermas asociadas al procesamiento, según donde se observen los efectos de la enfermedad.
Figura 1: Atlas mundial de enfermedades del ganado: un análisis cuantitativo de los datos mundiales de sanidad animal (2006-2009). Banco Mundial, noviembre de 2011. LSU: Unidad de Ganadería.
Impacto en las granjas
En el campo, el impacto más común de IB es un aumento en la mortalidad (y en varios casos, mortalidad tardía), en la conversión alimenticia y la mayor necesidad de implementación de tratamientos. La ganancia diaria de peso puede disminuir, afectando el peso final.
Mortalidad: la mortalidad tardía observada en lotes de pollos de engorde infectados es especialmente importante, ya que las aves se encuentran cerca del peso y edad de faena. Entonces, toda la inversión, como la alimentación, ya está hecha.
Tratamientos: debido a la prevalencia de infecciones bacterianas respiratorias oportunistas como E. coli, en muchos casos es necesario implementar tratamientos terapéuticos con antibióticos. El costo del tratamiento es alto y puede afectar la rentabilidad de la producción avícola.
Tabla 1: Chacon, J. Impacto de la infección por IBV en la producción avícola de campo en diferentes empresas de América Latina.
Impacto en la planta de faena
El entorno de intensa competitividad en la comercialización de la carne, asociado a la presión del entorno institucional, aumenta la necesidad de preservar y asegurar la credibilidad en la forma de sacrificio de los animales en las plantas de faena, garantizando la inocuidad alimentaria y, al mismo tiempo, presentando un resultado económico de viabilidad operativa.
Según el especialista en mataderos José Maurício França, de Brasil, el desempeño de las operaciones industriales en las plantas de procesamiento de aves resulta de la interacción de variables que dependen de las características de la materia prima recibida (especialmente en relación con el rendimiento y el uso de las canales), la salud de los lotes, y el buen uso de los canales.
Para obtener resultados positivos de desempeño industrial, incluso antes del procesamiento, consideramos el rendimiento de la canal en función de las variables relacionadas con la genética y la nutrición. Esto está influenciado por la uniformidad de los lotes, así como por las instalaciones de alojamiento de los pollos de engorde. Por lo tanto, la interacción de las variables clave que incluyen: los animales, el manejo, la nutrición, las instalaciones y, en última instancia, la salud, determinarán el rendimiento del procesamiento industrial. El éxito de la operación comercial se caracterizará por la materia prima recibida, considerando el peso vivo recibido, e incluso el número total de animales en condiciones de sacrificio y procesamiento.
La integridad de las canales tiene en cuenta las condiciones sanitarias de los pollos de engorde recibidos, determinadas por el indicador de decomiso. Se expresa en kg decomisados, en unidades totales de aves total o parcialmente decomisadas. Aun así, se debe considerar si las causas de los decomisos están relacionadas con el ambiente de producción o el ambiente de sacrificio, según lo establecido por la inspección veterinaria.
Como se explicó, las pérdidas en el procesamiento pueden provenir principalmente de dos lados: impacto en la productividad de la línea de procesamiento, o pérdidas de carne por decomisos.
Productividad de la línea de procesamiento: debido a la morbilidad, y la disminución de la ganancia de peso, la uniformidad del lote se ve afectada. La pérdida de uniformidad afecta directamente la productividad de la línea de sacrificio, con disminución de la velocidad de la línea de producción, provocando retrasos.
Decomisos: los lotes infectados por IBV pueden presentar decomisos parciales o totales de la canal, originados por infecciones respiratorias (como la aerosaculitis) o por infecciones secundarias (como la colibacilosis).
Tabla 2:Chacon, J. Impacto de la infección por IBV en el procesamiento de mataderos en diferentes empresas de América Latina
En conclusión, la IB puede impactar a distintos niveles en la cadena de producción avícola, tanto en campo como en la planta de faena. Por este motivo es esencial diseñar e implementar programas de control que aseguren la protección de las aves, el control de los desafíos y la productividad de los lotes.
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