Bioseguridad, la barrera más potente contra las enfermedades avícolas

La bioseguridad debe aplicarse al conjunto de las tareas que se realizan en un establecimiento, ayudando a evitar pérdidas productivas y económicas al prevenir la entrada y la diseminación de enfermedades en los planteles aviares.




Por: Por Diego Delgado, del Área de Servicios Veterinarios de CEVA Salud Animal Cono Sur

Fotos: Diego Delgado


Los constantes desafíos sanitarios, a nivel local y mundial, generan una creciente preocupación en el sector avícola. Enfermedades como Influenza Aviar, Hepatitis infecciosa, entre otras, siguen siendo una amenaza permanente para la industria, no solo por el impacto productivo sino también por el económico y comercial.


En los últimos años, se han ocasionado graves pérdidas económicas y sanitarias provocadas por determinadas enfermedades aviares que siguen siendo un problema para la industria. Por lo tanto, resulta crucial implementar medidas de prevención en las granjas avícolas con el fin de proteger a las aves, preservar la salud pública y mantener la viabilidad económica del negocio.


En este contexto, la bioseguridad emerge como una herramienta fundamental que se aplica en todas las empresas avícolas con el objetivo de prevenir la entrada y la diseminación de enfermedades en los plateles aviares. La vacunación es la clave para controlar enfermedades, pero es muy importante recordar que debe ser implementada dentro de un programa de bioseguridad acorde a la situación sanitaria en cada establecimiento. La bioseguridad fue, es y será la herramienta indispensable a la hora de evitar pérdidas productivas causadas por agentes infecciosos. 


Un plan de bioseguridad hace referencia al conjunto de las tareas que se realizan en un establecimiento, siguiendo un detallado procedimiento operativo, con el fin de evitar la entrada de un patógeno, así como la diseminación a otras áreas productivas.


Los procesos del cuidado de la bioseguridad se pueden clasificar en 4 clases: conceptual, estructural, operacional y cultural, los cuales interactúan permanentemente en cada tarea que se realiza en una granja. No hay una receta universal, pero sí conceptos generales que cada empresa debe adaptar a su situación particular, siempre respetando las normativas del SENASA y todas las reglamentaciones y actualizaciones vigentes.



Las normas de prevención están reguladas por las resoluciones del SENASA, donde se detallan algunos de los puntos importantes:


  • Limitar el acceso a personas y vehículos a lo estrictamente necesario.
  • Aislamiento de las aves, galpones cerrados.
  • Control de plagas.
  • Desinfección de instalaciones y equipos.
  • Manejo de desechos y mortalidad.
  • Respetar las normativas vigentes.
  • Comunicación efectiva ante un brote.

El ingreso a la granja de personal autorizado debe cumplir con un estricto procedimiento de ingreso, cumpliendo con las normas establecidas por la empresa. Es fundamental un cambio de ropa y calzado para ingresar a un galpón. Se debe trabajar con el concepto TODO ADENTRO-TODO AFUERA. En caso de utilizar ropa descartable, esta debe ser eliminada antes de salir del establecimiento. En caso de no ser descartable, se debe cumplir con un protocolo de lavado y desinfección establecido para cada empresa.





La desinfección de vehículos autorizados debe cumplirse en tiempo y forma. Cada empresa tendrá su protocolo de desinfección acorde a sus condiciones, pero siguiendo el mismo concepto universal: prevención y diseminación de enfermedades. Es tan importante el lavado como la desinfección posterior de un vehículo previo a su ingreso. Debemos contar con las herramientas necesarias (bombas, productos, mochilas, etc.) y un operario responsable para dicha tarea.




El control de plagas y de desechos es un punto clave a la hora de establecer un programa de bioseguridad. Debemos contar con operarios entrenados y capacitados. El control de plagas como moscas, roedores, aves silvestres, cascarudos, entre otras, pone en riesgo permanente a las aves de dicho establecimiento. Es clave cumplir con los procedimientos de control y monitoreo.




Si bien no es posible establecer un programa de bioseguridad único debido a que cada establecimiento tiene sus particularidades y variables, cada empresa debe adaptar su programa a sus necesidades.


No existen programas universales, pero sí conceptos universales


En CEVA Salud Animal hemos desarrollado nuestro propio protocolo que incluye medidas como la desinfección de vehículos y equipos, y la implementación de vacíos sanitarios entre visitas a distintas empresas. Asimismo, se resalta la importancia de adaptarse a los protocolos de bioseguridad de cada empresa, especialmente en lo que respecta al control de ingreso de personal y la comunicación eficiente sobre casos nuevos y medidas preventivas.


En conclusión, garantizar la salud de las aves es el mayor reto sanitario para el sector avícola en el 2025 y requiere un enfoque integral como One Health que incluya la aplicación rigurosa de medidas de bioseguridad, la comunicación fluida entre los actores involucrados y la rápida respuesta ante cualquier eventualidad. Solo de esta manera podremos proteger a nuestras aves, nuestra salud y la industria avícola en su conjunto. 


Más información: 

https://www.ceva.com.ar/  

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