BIENESTAR ANIMAL: LA NECESIDAD DE TOMAR CONCIENCIA AHORA
Por Miguel Durán*
Ya nadie cuestiona lo que representan nuestros animales de compañía en la sociedad moderna, ya nadie se sonroja al expresar su cariño y respeto hacia ellos y, mucho menos, se avergüenza por los cuidados que se les brinda, tampoco se duda de la exquisita sensibilidad que los caracteriza, y nadie en su sano juicio pensaría en causarles daño voluntariamente.
Sin embargo, cuando de animales de producción se trata, las contemplaciones cambian, en algunos casos hasta la indiferencia más absoluta, quizás como defensa psicológica ante el hecho de tener que disponer de sus vidas para alimentarnos.
Reconociendo entonces que los animales, son seres sensibles, capaces de disfrutar pero también de sufrir y padecer, se hace necesario, toda vez que sea posible, mejorar sus condiciones de vida, brindándoles el mayor confort posible y un trato compasivo, lo cual nos eleva como especie en la escala de la pirámide biológica de la cual formamos parte nosotros y ellos.
Sin pretender para sus vidas un estado de hedonismo utópico y alejados de toda visión antropomórfica respecto de sus necesidades y comportamientos de vida, creemos que es nuestra obligación para con todos ellos, pero especialmente para las especies que nos sirven como fuente de alimentos, proveerles las condiciones más adecuadas para que desde su nacimiento hasta su sacrificio puedan vivir satisfactoriamente.
En el orden internacional, el bienestar animal llegó para quedarse, sin embargo en las mesas de discusión sobre comercialización de alimentos su gravitación a la hora de cerrar acuerdos que involucren al bienestar animal, no es constante.
En estos momentos, la presión hacia terceros países, generada por la UE para fomentar la aplicación del bienestar animal en los sistemas productivos parece haber cedido temporalmente, debido quizás, a que la incorporación de los nuevos miembros comunitarios trajo aparejado un nivelamiento inferior de sus estándares de bienestar animal, lo cual limita sus exigencias fronteras afuera.
Otra cuestión no menor que también debe ser valorada para explicar esta descompresión internacional del tema, es que los mercados más exigentes y sofisticados, como la UE, están advirtiendo la facilidad que le otorgan a países como el nuestro sus ventajas competitivas y comparativas, para la producción de alimentos con el atributo de bienestar animal, con el consiguiente aumento del valor agregado a sus productos de origen animal, sean primarios o elaborados.
Sin embargo pese a las ventajas expresadas, en nuestro país, la realidad nos indica que a pesar del interés que ha despertado el tema, no hay una visión compartida en plenitud por los ámbitos público y privado sobre el impacto interno y las externalidades que trae aparejado el bienestar animal aplicado a la cadena de producción de ganados y carnes.
EL CASO ARGENTINO
Argentina a pesar de haber levantado antes que nadie en el continente la bandera del bienestar animal en producción, al día de hoy no ha definido con claridad una estrategia congruente destinada a mantenerse a la vanguardia del tema y así posicionado esperar las oportunidades internacionales que brinden los mercados, hemos cedido también en esto, espacios ganados que costaron alcanzar.
Algunos de nuestros negociadores y operadores internacionales presumen que el bienestar animal, en un futuro cercano, constituirá un atributo de calidad importante a la hora de negociar cuotas y ventajas para nuestras carnes ante los mercados más exigentes. No le pierden pisada al tema ya que observan con atención los movimientos de nuestros competidores regionales, quienes están operando diplomáticamente con el firme propósito de demostrar su interés y compromiso por el tema, con una fuerte asistencia en las convenciones internacionales.
Como señal clara, vaya la numerosa presencia de técnicos y funcionarios ligados a Itamaraty, en el foro organizado por la DG Trade y DG SANCO en la UE , realizado en Bruselas, de mayo último. En el mismo sentido, a pocos escapa, que en los acuerdos SPS entre la UE y Chile haya quedado expresamente convenido el objetivo de alcanzar un entendimiento común sobre normas relativas al bienestar animal
En principio, el bienestar animal en nuestro país encontró su espacio de crecimiento y desarrollo en la producción de bovinos de carne, seguramente debido al rol preponderante que le cabe a este subsector en la ganadería nacional, no obstante y gracias al impulso generado desde la mesa de la Comisión Nacional de Bienestar Animal del Senasa y también desde algunos sectores privados de la producción, se están ampliando los escenarios hacia otras producciones de características más intensivas, tales como la producción avícola, porcícola y en un futuro próximo otras de interés, como la acuicultura.
Son varias las provincias argentinas que están interesadas en avanzar sobre propuestas productivas que basadas en la Buenas Prácticas Ganaderas incluyan el bienestar animal, algunas de ellas como la Pampa ya han dado un paso hacia delante en este sentido, respaldadas por el Consejo Federal de Inversiones.
Sin duda como ocurre en otros ordenes en el plano nacional e internacional, los tiempos del ámbito publico, no siempre se corresponden con los tiempos del ámbito privado donde la inercia de los negocios imprimen otra dinámica a la marcha de los procesos, el bienestar animal como atributo comercial no escapa a este efecto.
Los servicios sanitarios oficiales de los diferentes países, en el marco de la OIE, organismo mundial que los nuclea, están dirigidos a establecer las coincidencias mínimas a controlar sobre el bienestar animal, en la producción primaría, el transporte y la faena. Estas pautas serán las requeridas por los servicios sanitarios oficiales, por encima de las cuales, cualquier protocolo comercial certificable que las supere podrá ser considerado de calidad diferencial, pero para que esto quede plasmado, aún falta algún tiempo.
Independientemente de la evolución del bienestar animal dentro de las organizaciones internacionales, lo cierto es que en la actualidad, es creciente su inclusión dentro de los protocolos comerciales exigidos por los compradores privados internacionales por lo cual hasta el momento este parece ser el factor de consolidación más claro del bienestar animal como atributo de calidad diferencial.
En un futuro muy próximo se comprenderá también el rol destacado que le cabe al bienestar animal como uno de los aspectos centrales que alcanzan y definen a la Nueva Ruralidad, que basada en las economías regionales, propone esquemas productivos sustentables que revitalizan y revalorizan las escalas de producción familiar, con todo lo que esto trae aparejado en el orden social, cultural y económico.
*Médico Veterinario. Director del Área de Ganadería de la Fundación Argentina para el Bienestar Animal (FABA).