ARGENTINA: PODRIA ABRIRSE EL MERCADO DE CARNES FRESCAS A ESTADOS UNIDOS

ARGENTINA: PODRIA ABRIRSE EL MERCADO DE CARNES FRESCAS A ESTADOS UNIDOS

La reapertura de Estados Unidos para las carnes frescas argentinas, proceso que debería comenzar en los próximos días con el reconocimiento del status de libre de aftosa sin vacunación de la Patagonia, permitiría dar un fuerte impulso al valor de las exportaciones de estos productos sin necesidad de aumentar el volumen de los despachos. En 2007, las ventas de carnes bovinas argentinas al exterior sumarán unas 500.000 toneladas por u$s 1.400 millones, pero la recuperación del mercado estadounidense podría elevar el monto por encima de los u$s 2.000 millones con el mismo volumen, estimaron operadores del sector.

Las carnes frescas y congeladas representan casi el 60% de las exportaciones cárnicas del país, y tienen un valor promedio de unos u$s 3.000 la tonelada, según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). “La reapertura de Estados Unidos, que liberaría también el acceso a Canadá como parte del NAFTA, permitiría vender a mayor precio los cortes más cotizados, y el valor promedio de la tonelada podría subir a u$s 5.000 o u$s 6.000”, explicó Mario Ravettino, presidente de la cámara ABC, que agrupa a los principales frigoríficos exportadores del país.
Actualmente, los principales destinos de la carne fresca argentina –al margen de las 29.000 toneladas anuales de la cotizada Cuota Hilton que se despachan a la Unión Europea– son Rusia, Marruecos, Argelia y Venezuela, que “compran baratos algunos cortes por falta de opción para la carne argentina en el exterior”, agregó el directivo.
Estados Unidos importa carne argentina procesada (precocida y enlatada), pero, desde febrero de 2006, cuando se registró el brote de aftosa en la provincia de Corrientes, mantiene cerrado el ingreso a la carne fresca del país. Entonces se perdieron las 20.000 toneladas de la Cuota Americana, más los despachos que excedían ese cupo y las ventas a Canadá, que siguió los pasos de Washington.
Algunas especulaciones indicaban que la extendida veda estadounidense resultaba funcional a la política oficial de limitar las exportaciones cárnicas para frenar el precio del producto en el mercado interno. Sin embargo fuentes de la Secretaría de Agricultura aseguraron que “esa teoría es absurda”, y destacaron que “el gobierno argentino hizo todos los deberes para lograr la reapertura, presentó toda la documentación y superó todas las inspecciones sanitarias”.
Además, el titular de esa cartera, Javier de Urquiza, mantuvo el reclamo como tema prioritario en sus conversaciones con su par del Departamento de Agricultura (USDA) en Washington y con el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Anthony Wayne. “La pelota está en el campo de ellos”, graficaron.
Pero la jugada se demora. Washington aduce “falta de personal” para mover la máquina burocrática. La excusa, impropia de un país del primer mundo, intenta disimular la fuerte presión de los ganaderos tejanos (de los pagos del presidente George Bush), que pretenden exigir la “ayuda de la Argentina” para bajar los aranceles con que los asiáticos castigan el ingreso de sus carnes afectadas por el mal de la vaca loca.
El reglamento de Estados Unidos exige difundir en el Boletín Oficial, Federal Register, la situación sanitaria argentina. El USDA prometió publicar antes de fin de año que la Patagonia es libre de aftosa sin vacunación y, en enero próximo, que el resto del país también lo es, pero con vacunación. A partir de entonces, habrá un plazo de 60 días para los “comentarios públicos” de oposición o apoyo. Si el trámite avanzara sin tropiezos podría lograrse la ansiada apertura para mitad de 2008. Pero nadie arriesga pronósticos firmes.
Por las dudas, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina contrató en Washington al estudio de Hogan and Hartson. Entre sus mayores méritos, la firma cuenta con los servicios de Clayton Yenther, ex secretario de Agricultura de Ronald Reagan, devenido en lobbista, como la mayoría de los ex funcionarios estadounidenses.

Fuente: cronista.com

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