ARGENTINA: LA PRODUCCIÓN DE CARNE PORCINA ALCANZÓ SU MÁXIMO HISTÓRICO

ARGENTINA: LA PRODUCCIÓN DE CARNE PORCINA ALCANZÓ SU MÁXIMO HISTÓRICO

                 

La producción y el consumo de carne cerdo siguen creciendo en la Argentina. En el 2015 se faenaron 5,5 millones de cabezas, un incremento del 8% respecto de 2014. El sector porcino viene aumentando la producción a un ritmo del 10% anual desde hace 15 años, según los datos del INTA Marcos Juárez.
“En el 2000 se consumían unos 5 kilos de carne de cerdo anuales por persona y casi todo eran fiambres. Ahora, en cambio, se comen entre 12 y 15 kilos por habitante y el 60% es carne fresca”, contó Jorge Brunori, referente del INTA en producción porcina, que habló con Clarín Rural desde su base en Marcos Juárez (Córdoba).
Un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), que analizó la cadena porcina, también destacó el año histórico que cerraron los productores de carne de cerdo. En el 2015 se produjeron 438.400 toneladas, una cifra que representa un crecimiento del 9,4% respecto de 2014. Pero si la comparación se hace con el 2012, se descubre que la cadena porcina ahora produce 107.400 toneladas más (eran 331.000 toneladas en 2012, según datos del INTA).
“El consumo de carne de cerdo trepó un 10% en 2015, en comparación con 2014, y también alcanzó su máximo histórico que obedece, en parte, a la continua mejora de los precios relativos en los últimos años entre la carne porcina y la vacuna”, señala el informe.
Hace diez años en la Argentina se consumían unos 70 kilos de carne vacuna (era el país más carnívoro del mundo), unos 20 kilos de pollo y algo más de 5 kilos de cerdo por habitante cada año. Ahora, en cambio, se comen unos 60 kilos de cortes vacunos, unos 45 kilos de pollo –un sector que tuvo un fuerte crecimiento- y casi 12 kilos de bondiolas, chacinados y costillitas de cerdo, una cifra, además, que para las empresas que procesan los cortes porcinos está más cercana a los 15 kilos anuales.
En la tendencia influyeron las dificultades que enfrentó toda la cadena de producción de carne vacuna, que perdió diez millones de cabezas entre el 2008 y el 2012, con bajos niveles de actividad en los frigoríficos –por las dificultades para exportar- y también el encarecimiento de los cortes durante los últimos meses.
El informe de la consultora también destaca que durante el 2015 los productores porcinos tuvieron “elevados márgenes de rentabilidad, como consecuencia de la baja en el precio del maíz y de los altos niveles de precios mayoristas”.
La mayor producción se destinó casi exclusivamente al mercado interno, cuya demanda siguió en continua expansión y absorbió el incremento productivo. De hecho las exportaciones cayeron un 23% respecto de 2014 y generaron divisas por 1,8 millones de dólares (lo que más se vendió al exterior fueron jamones y fiambres, que representaron el 83% del total).
Para el 2016, las perspectivas son diferentes. Luego de una década de continuo crecimiento, la consultora IES proyecta que el consumo interno se moderará y también el ritmo de producción, como consecuencia de la suba en el costo del maíz, la devaluación del peso y la eliminación de los permisos de exportación.
En Marcos Juárez, Brunori también ve un año más difícil. “Con la suba del maíz, los números ahora están muy apretados y es necesario elevar los niveles de eficiencia para que la actividad siga siendo rentable”, advirtió. Hay que tener en cuenta que el 70% de los costos en un establecimiento porcino son los alimentos (maíz, soja, balanceados y concentrados).
En la Argentina, la mayoría de los productores son pequeños y medianos (el 90% de los establecimientos). Según Brunori, logran producir entre 11 y 16 capones por madre cada año, una cifra que está lejos de la que se consigue en las granjas más intensivas (también en la Unión Eurpea), que llegan a los 24 capones por madre cada año.
El referente del INTA aseguró que es posible mejorar la eficiencia a partir de dos ejes: una gestión de los establecimientos más profesional y la incorporación de más tecnología. “La inversión para conformar un establecimiento intensivo es importante, pero hay sistemas que logran una eficiencia notable con una apuesta económica viable”, insistió.
Los sistemas de cama profunda, por ejemplo, cuestan un tercio de lo que vale la infraestructura de una granja de alta tecnología y permiten pasar de producir 12 capones por año por madre a cerca de 20 capones, según la estimación del INTA Marcos Juárez. “Este tipo de tecnologías, que están disponibles, permiten un paso más gradual hacia la intensificación”, planteó Brunori.
La producción de carne de cerdo está concentrada en tres provincias, que reúnen el 70% del rodeo porcino (unas 6 millones de cabezas, con un plantel de 500.000 madres). Son Buenos Aires (26%), Córdoba (24%) y Santa Fe (20%), según datos del INTA.
Históricamente, la Argentina era un país que importaba un volumen importante de productos porcinos, pero ahora está cerca de lograr el autoabastecimiento. En el 2015 importó 12.000 toneladas, un total que representa sólo el 2,7% del total que se produce en las granjas porcinas locales.
Fuente: nu.nearural.com

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