ARGENTINA: EL INTA DESARROLLA UNA NUEVA HERRAMIENTA PARA LA INDUSTRIA PORCINA
Raúl Franco, del área de producción animal de esa unidad del INTA, destacó que esta tecnología es más eficiente: “Frente a los sistemas al aire libre la proporción pasa de 4 kilogramos de alimento balanceado a 3,2 por cada kilo de cerdo que se produce”.
“Con esta propuesta –enfatizó Franco–, se pretende reemplazar el tradicional sistema de producción al aire libre por uno de muy bajo costo de inversión inicial. Es una tecnología que apunta al desarrollo competitivo y profesional de un segmento de criadores, que tienen menos de 150 cabezas de cerdos y que representan el 80% de total de productores”.
Para la instalación del túnel de viento se requiere de una inversión similar a la empleada para el sistema al aire libre tradicional: 1000 dólares frente a los 7000 dólares que requiere la construcción de los galpones para el confinamiento. Además, “cuenta con la ventaja de tener la misma flexibilidad que los sistemas tradicionales y los índices de conversión de alimento en carne más cercanos a las tecnologías para escalas mayores de producción”, indicó el especialista.
“La estructura tiene un largo máximo de 22 metros con un ancho de 8 metros y 4 metros de alto en el parte central, para lograr una óptima ventilación del túnel. La superficie asignada por animal debe ser de 1,4 metros cuadrados, con la premisa de no superar los 120 a 130 animales a engordar por galpón. El costo calculado por metro cuadrado, incluida la mano de obra y materiales, varía entre 70 pesos y 100 pesos por plaza de engorde”, explicó Franco.
La armazón estructural se construye con postes y las paredes y techo se completan con silobolsa de piso a piso, fijado a los paneles laterales de madera por medio de cuerdas. Este sistema posee piso de tierra y presenta, en algunos casos en un extremo, una zona de concreto para la instalación de los comederos y bebederos. “El frente y contrafrente se mantiene abierto y alambrado, de esta manera se facilita la ventilación en verano y se evita el excesivo enfriamiento durante el invierno”, señaló el técnico.
Por otro lado, la cama es uno de los elementos determinantes en este modelo de engorde debido a que se puede extraer y utilizar para compostaje o rastrojo en actividades agrícolas. “Lo que le aporta las características de flexibilidad y ecológico, al sistema”, aseguró Franco, quién además agregó: “Para su confección, pueden utilizarse numerosos materiales y subproductos –rastrojo de maíz, cáscara de maní o arroz y viruta de madera, entre otros materiales de origen vegetal absorbentes y aislantes– aunque lo recomendable son los rollos de paja de trigo”.