AMERICARNE 77: CONGRESO DEL BICENTENARIO DE BIENESTAR ANIMAL HABITAT Y BIENESTAR

AMERICARNE 77: CONGRESO DEL BICENTENARIO DE BIENESTAR ANIMAL HABITAT Y BIENESTAR
Por Leonardo José Sepiurka. MV*
 
Desde la Génesis, todos quienes componen el mundo animal, incluyendo a los humanos, se han ido sucediendo de generación en generación portando la información genética que determina la morfología de cada especie y de cada individuo y de sus instintos y patrones de comportamiento previstos para el ecosistema donde se desarrollan.
En ellos encontrarán su fuente de alimentos, los lugares de reposo y protección para descanso y sueño, donde podrán desarrollar sus hábitos exploratorios y su cuidado personal, comunicarse y expresar su comportamiento social los intentos de dominio territorial y el comportamiento reproductivo con las manifestaciones propias del celo en cada especie seguido de receptividad, apareamiento, gestación, parto y crianza.
Es a partir de comprender estos conceptos que surgen las cinco libertades que definen el estado ideal del bienestar de los animales, y precisamente para poder estar bien es que no deben:
                                 Padecer hambre ni sed.
                                 Sufrir molestias.
                                 Sufrir dolor, heridas ni enfermedades.
                                 Sufrir miedo ni angustia.
                                 Y deben tener la libertad necesaria para poder expresar su comportamiento natural.
 
Es cierto que en el delicado equilibrio de la naturaleza las amenazas y las enfermedades están también presentes, pero los animales conocen los recursos para evitar estas acechanzas y saben detectar a través del olfato e identifican visualmente las plantas que le proveen alivio a diversos padecimientos, diferenciando en raíces, tallos, hojas y otros componentes vegetales la farmacopea natural que los puede curar. El hombre, como eslabón ulterior de la evolución de las especies supo seguir y observar a los animales para repetir similares acciones mimetizándose en la búsqueda de la cura de diversos males.
En su hábitat encontrarán la fuente de nutrientes para optimizar su salud, y ciertamente están expuestos a los fenómenos climáticos naturales, pero a lo largo del tiempo y a través del mecanismo de la selección natural las especies han sobrevivido hasta que comenzaron a padecer los efectos de los diversos tipos de depredación.
La sociedades primitivas y aún viviendo en condiciones naturales comenzaron a respetar el bienestar animal así concebido, y es con la evolución del conocimiento que se comenzó a dar un encuadre científico al tema.
Es así que desde la documentación que se remonta a reportes bicentenarios diversos conceptos fueron incorporándose hasta incluir el aporte de comunicaciones recientes fruto de diversas investigaciones.
Hughes en 1976 definía: " Bienestar es un estado de salud mental y física completa donde el animal está en total armonía con el ambiente que lo rodea".
Frasier & Broom en 1990 plantean que "el bienestar define el estado de un animal de acuerdo a sus intentos de afrontar el ambiente en que se encuentra".
Si intentamos explicarlo por el opuesto citamos a Duncan quien en 2006 lo refiere como "La ausencia de fuertes sentimientos negativos - el sufrimiento- y presencia de sentimientos positivos - el placer-. Y también a Bekoff quien en 2006 cuando define lo que un animal puede sentir "incluye emociones tales como alegría, resentimientos, celos enojos y amor".
 
El siglo XXI nos encuentra en pleno auge de investigaciones que interdisciplinariamente atraviesan diversas ciencias como la ecología del comportamiento, endocrinología, ética, etología, fisiología, ingeniería, inmunología, ciencias agrarias, y otras, las que permiten concluir que en el plano de ensayos se debe reemplazar con alternativas no animales, reducir el número de animales usados cuando estos no puedan ser excluidos, y buscar el refinamiento por alteración de los protocolos.
A nivel de las diversas producciones animales se deberán buscar aquellos indicadores que permitan concluir que se están realizando buenas prácticas de manejo con bienestar animal y realizar aquellos monitoreos necesarios para fiscalizar la continua observancia de principios respetando conceptos actualmente definidos.
Sólo si se respeta el comportamiento esperable de cada especie evitará caer en las distintas manifestaciones de estereotipos que denuncian a los ojos de los expertos que no se están observando estos preceptos.
La presión por la demanda de alimentos ha llevado a sistemas de producción alejados de estos principios y el desafío es encontrar aquellas estrategias que permitan la viabilidad de retornar a sistemas pastoriles o morigerar las consecuencias y riesgos que surgen de los sistemas de crianza intensivos.
Parte de estos desafíos serán abordados en el próximo Congreso de Bienestar Animal a desarrollarse el 17 y 18 de septiembre próximos, cuyo eje es la educación y razonablemente el ámbito elegido es el de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, co organizadora de este evento, junto a la Sociedad de Medicina Veterinaria de Argentina.
Bienestar Animal es un tema científico pero también político. A quienes provenimos de la filas de las ciencias nos toca seguir adelante con este aspecto, y es por ello que los invitamos a este congreso pudiendo encontrar mayor información, temas y horarios en la página de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires.
 
 
* Presidente de AsArBa
 

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