Logran rastrear la evolución del virus de la enfermedad de Marek mediante el análisis de ADN antiguo
El pronunciado crecimiento de las poblaciones de ganado desde la década de 1950 ha alterado la trayectoria epidemiológica y evolutiva de sus patógenos asociados. Por ejemplo, el virus de la enfermedad de Marek (MDV), que causa tumores linfoides en los pollos, ha experimentado un marcado aumento de su virulencia durante el último siglo. Hoy en día, las infecciones por MDV matan a más del 90% de las aves no vacunadas y controlarlas cuesta millones de dólares al año.
Un equipo internacional de científicos dirigido por genetistas y biólogos de enfermedades de la Universidad de Oxford y LMU Munich ha utilizado ADN antiguo para rastrear la evolución del virus de la enfermedad de Marek. Los hallazgos, publicados en la revista Science, muestran cómo los patógenos evolucionan para volverse más virulentos y podrían conducir al desarrollo de mejores formas de tratar las infecciones virales.
El equipo, que incluye arqueólogos y biólogos, recuperó y reconstruyó secuencias antiguas de MDV de pollos arqueológicos que abarcan los últimos 1.000 años. Al comparar genomas virales derivados de aves antiguas y modernas, pudieron identificar las alteraciones genéticas responsables del aumento de la virulencia del virus moderno.
Basándose en las secuencias genéticas antiguas, también pudieron resucitar procesos biológicos mediante ensayos celulares, lo que demuestra que las cepas antiguas eran significativamente más suaves que sus homólogas modernas.
Este avance no sólo arroja luz sobre la historia evolutiva del MDV, sino que también promete el desarrollo de terapias más efectivas contra esta devastadora enfermedad de las aves de corral.
Pollos bajo el microscopio
Este nuevo estudio se basa en ADN aislado de huesos de pollo excavados en 140 sitios arqueológicos en Europa y el Cercano Oriente. Estos genomas antiguos revelaron que el MDV estaba muy extendido entre estas aves europeas al menos 1.000 años antes de que la enfermedad se describiera por primera vez en 1907. Esto resalta la importancia de preservar los restos arqueológicos, especialmente dado su poder para revelar información valiosa sobre la evolución de la virulencia.
Cuando se describió por primera vez, esta enfermedad sólo provocaba síntomas leves en pollos mayores. A medida que el consumo aumentó dramáticamente en las décadas de 1950 y 1960, el MDV continuó evolucionando y se volvió cada vez más agresivo a pesar del desarrollo de varias vacunas.
Los hallazgos no sólo desentrañan la historia evolutiva del virus de la enfermedad de Marek, sino que también proporcionan una base para mejorar la comprensión actual de la virulencia del patógeno. Combinando técnicas antiguas de ADN con la genómica moderna, se ha abierto una ventana al pasado que puede guiar las estrategias futuras en el manejo de enfermedades virales.
La profesora Naomi Sykes, especialista de la Universidad de Exeter, arqueóloga del estudio, indicó: “Este documento subraya la profunda importancia del material biológico conservado en colecciones arqueológicas y de museos, ya que no podemos prever cómo su investigación podría tener aplicaciones transformadoras en el futuro. Nuestro trabajo destaca el poder de la colaboración interdisciplinaria, que reúne a paleogenetistas, virólogos, arqueólogos y biólogos para desentrañar la compleja historia evolutiva de un patógeno con importantes consecuencias económicas y implicaciones agrícolas”.
La mitigación de enfermedades a menudo crea una presión de selección que aumenta la virulencia del virus. Ser capaz de observar este proceso mediante la secuenciación de genomas de virus antiguos muestra simplemente cuán dramáticamente ha aumentado la virulencia del MDV en el último siglo. El ADN antiguo ha proporcionado una perspectiva única sobre la aparición del MDV como un virus mortal en los pollos y puede enseñar lecciones que son aplicables al control de otras infecciones virales de importancia médica y veterinaria.
* Por.: Steven Fiddaman es especialista del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford. Publicado en Infobe