Las oportunidades de la carne en la sociedad de las pantallas

Los cambios en las tendencias del consumidor se van a manifestar a través de los canales digitales y las conversaciones en las redes sociales. Las ventajas y desventajas de la carne como alimento sustentable y saludable serán cada vez más públicas y serán ejes de debates y discusión, por ello lo importante desde el sector es conocer este escenario para poder lograr un mejor posicionamiento del producto.

Por: Ing. Agr. M. Sc. Adrián Bifaretti, Jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA. Docente en la Escuela de Sommelier de Carnes de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA. Docente de Marketing Agroalimentario en Postgrados de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Fotos: Banco de imágenes


Nos hemos vuelto ciudadanos de la nube. Cada vez pasamos más tiempo en Internet. Nuestros cuerpos, pensamientos, deseos y necesidades parecieran quedar cada vez más atrapados en las pantallas . La “fatiga zoom” llega como uno de los nuevos males de esta era pandémica. Argentinos y cuarentenados, pero carnívoros como siempre.

Es muy difícil prever qué quedará cuando esta pesadilla termine, pero analizando lo que sucede hoy con los hábitos de compra y consumo podemos inferir algunas cuestiones que, inimaginables hasta no hace mucho, llegan para quedarse y plantear nuevos retos y oportunidades al sector de ganados y carne vacuna. Es hora de pensar de una manera diferente el futuro, porque prácticamente ya está entre nosotros. Es hora de proyectar un porvenir sectorial haciendo foco en los consumidores, que son en definitiva la esencia de esta cadena de ganados y carnes.          

El olor del asado sera cada vez mas digital

Estamos ante cambios exponenciales en los comportamientos de la gente. De golpe, todos encerrados y a cocinar. Una buena manera de matar el tiempo en esta cuarentena del fin del mundo. Es cuestión de cuidarse y cuidarnos, pero el mundo no se acaba . El argentino hará lo imposible para seguir disfrutando del placer del asado y, a pesar de las limitantes económicas que se acentuarán el día después de la cuarentena, la carne estará siempre en la agenda del consumo doméstico. Por otro lado, la demanda de carne en el “mundo” asiático seguirá incrementándose. Ni la peste porcina africana ni la COVID-19 detendrá esta tendencia que asoma irreversible. Es estructural. La urbanización, el mejoramiento de las condiciones de ingreso y la occidentalización de hábitos de consumo son los tres ejes que hacen que los productos cárnicos tengan excelentes perspectivas de crecimiento a nivel internacional.

En este marco, los hábitos se vuelven más exigentes y más sofisticados. Ya no se trata solo de ofrecer un producto con excelentes cualidades organolépticas . No sirve solo con poner en el mercado el mejor ojo de bife, con una terneza inigualable y un sabor inconfundible. Hoy hay que bailar al ritmo de consumidores que demandarán otras cuestiones. No les interesa solo comprar un corte cárnico como una pieza anatómica que en el mejor de los casos le garantizará una adecuada experiencia sensorial. Hoy la búsqueda de experiencias por parte de la gente pasa por otras exigencias. Es así como los productos deben garantizar que pueden responder con información clara y precisa gran cantidad de interrogantes que se plantean y se plantearán con más fuerza desde los consumidores: ¿Cómo se produce?, ¿Cómo se industrializa?, ¿Cómo es el sistema de alimentación?, ¿Cómo se garantiza la sanidad de los animales y la inocuidad de los productos cárnicos? ¿Qué hay del bienestar animal y de la ganadería carbono neutro?

Algunos de estos temas pueden parecer de ciencia ficción si pensamos en el entorno de las carnicerías tradicionales del conurbano o en el interior profundo en alguna ciudad chica, con poca densidad poblacional . Pero tengamos en cuenta que somos todos cada vez más ciudadanos de la nube. Me refiero a todos, porque el porcentaje de gente que vive conectado y pasa buena parte de su tiempo de vida en las redes sociales es cada vez mayor. A esto debe sumarse el hecho que somos todos nómades digitales, porque todo lo hacemos desde el celular. Esto que a priori podría ser más natural en las generaciones más jóvenes como millenialls y centenialls, es patrimonio también de quienes pintamos ya unas cuantas canas. El #quedateencasa de repente nos ha metido más de lleno en este mundo virtual, que es precisamente donde se habla (y mucho) de estas cuestiones a las que tenemos que prestarle cada vez más atención. ¿Qué va a pasar si no lo hacemos? El sector se quedará afuera de estas conversaciones y hoy los mercados son conversaciones. Si no estamos presentes donde se forma la opinión de las personas y donde se definen los posicionamientos de muchos productos, alguien terminará jugando las fichas del futuro de la carne en su lugar y estoy seguro que nadie en el sector quiere correr semejante riesgo .

La verdad de la milanesa para consumidores hiperconectados

Un estudio de mercado que lleva adelante el IPCVA ha puesto en evidencia que durante la cuarentena no se ha alterado el patrón típico de compra minorista de carne en nuestro país. Las carnicerías se llevan aproximadamente el 60% de la comercialización, mientras que los super e hipermercados aparecen en segundo lugar abarcando casi un 30%. Lo que surge es el crecimiento de la venta online con un 2% de la población comprando a través de esta modalidad. Algunos considerarán ese porcentaje como ínfimo, pero tengamos en cuenta que estamos hablando de uno de los países con mayor consumo por habitante por año de carne vacuna a nivel internacional. Si a este dato le sumamos también aquellos servicios de delivery que han aflorado como verdaderos auxilios en tiempos de aislamiento social, se está produciendo un cambio a considerar en el comportamiento de compra. Si antes lo importante era para un ama de casa tradicional que el carnicero le deje los cortes sin grasa, que le venda carne con un adecuado marmoreo y terneza y que no la engañe con un golpe de balanza; hoy esta escena es cada vez menos frecuente y empieza a perder peso. Lo que sucedía en una carnicería y que era parte de la experiencia de compra y consumo con la carne empieza a mutar y a tener otros condimentos. La necesidad de apoyarse en la confianza del punto de venta sigue estando, pero la misma se intenta dimensionar y promocionar en un primer momento a través de la interfaz digital. No queda otra. La carta de presentación de los negocios que expenden carne pasa por sus credenciales en las redes sociales. No hay otra puerta de entrada al conocimiento de estos actores, si no es por sus cuentas de Instagram y Facebook por ejemplo, y que dictaminarán el juicio del consumidor en función de si despiertan confianza y credibilidad. La forma de comunicar en las redes sociales se vuelve un factor de competitividad y de repente cada carnicero tiene que saber muy bien el oficio de despostada, tener bien en claro cómo integrar una media res y adecuar la salida comercial equilibrada de los distintos cortes cárnicos a su clientela. Pero al mismo tiempo, debe conocer cómo transitar en este entorno de redes sociales. Un paso en falso en este sentido será no solo una oportunidad perdida sino una mala imagen que quedará grabada a fuego entre quienes se guían por una conducta cada vez más virtual. Lo mismo cabe para los súper e hipermercados y para la restauración, una vez que le toque volver salir a la cancha cuando la gente pierda el miedo al contagio.

Mercados fragmentados y comunicacion con el consumidor segmentada

Antes de la pandemia, un trabajo realizado en 2019 en EE.UU demostró que no se valoran los atributos de calidad de la carne vacuna de la misma manera cuando se compara el consumo en hogares y el consumo fuera del hogar, en el ámbito de la restauración. En ambos casos resultan relevantes la experiencia de consumo, la adecuación al presupuesto de compra y el sabor. Sin embargo, el consumo en hogar resalta por una mayor valoración de la forma en que la carne es producida, de si por ejemplo se trata de un producto ambientalmente amigable y se presta mayor atención a las propiedades nutricionales y cuán saludable pueden resultar los productos cárnicos1. En este sentido, la pandemia ha acentuado la percepción que tiene el consumidor en su ámbito hogareño, precisamente por el mayor tiempo que nos toca estar en casa y en el que se ha reflexionado una y otra vez sobre lo vulnerables que somos, tomando consciencia de lo interconectados que estamos con el medioambiente y la necesidad de mantener una dieta saludable que es, sin dudas, el pilar de una vida saludable.  

Más allá de la profundización de estas tendencias, donde es evidente que se requerirá acompañar con mayor información como valor agregado al producto, interesa también la forma en que se comunica y cómo se encara y logra mantener una relación de verdad con los consumidores. No todos nos comportamos en Internet de la misma manera, no todos usamos las redes sociales del mismo modo, y los diferentes segmentos etarios presentan conductas alimentarias cada vez más diferenciadas. Argentina, de hecho, es un país carnívoro, pero presenta casi un 30% de flexitarianos, un 3% de vegetarianos y un 2% de población vegana.

Ante esta realidad de mercado, las mejores estrategias para promocionar y fortalecer los productos cárnicos, deberán encaminar sus acciones más tácticas en función de criterios de segmentación para satisfacer las exigencias de nuevos estilos de vida y valores, particularmente en el caso de las generaciones más jóvenes. La buena noticia (y de allí el título de este artículo) es que Internet y las redes sociales brindan instrumentos y herramientas como para buscar una comunicación segmentada y dirigida a cada colectivo social, a cada “tribu” por decirlo de alguna manera. Durante lo que va de la cuarentena, por citar solo un ejemplo, la página www.carneargentina.org.ar ha prácticamente quintuplicado su tráfico gracias a una campaña de promoción del IPCVA basada en la difusión de recetas con cortes cárnicos. Facebook e Instagram pasan a ser los nuevos mostradores donde se presenta la carne en sociedad y los influencers pasan a ser los nuevos “recomendadores” del producto.        

Los beneficios de una comunicación más segmentada, permiten llegar a aquellos deportistas que buscan una mejor nutrición para su rendimiento. No olvidemos que la carne aporta naturalmente lo que demandan. Del mismo modo, es posible abordar también al segmento foodie que busca gratificarse con el buen comer y la carne tiene, por ejemplo, para ofrecer recetas verdaderamente innovadoras y hasta nuevos rituales. Cuando hablamos del corte “tomahawk”, de moda en muchas carnicerías, estamos hablando de esto. Cuando hay quienes desean profundizar su cultura del saber y se animan a “catar” la carne y sacar a relucir sus conocimientos como si fueran verdaderos sommeliers2 podemos empezar a dejar atrás ese falso debate entre la carne a pasto y la carne de feedlot. Argentina tiene potencial para producir ambos tipos de carnes y hay mercados para cada producto. Al respecto, en el último seminario internacional realizado por el IPCVA, expertos de otros países y referentes del comercio internacional resaltaron la heterogeneidad existente en el planeta en cuanto a distintos gustos y preferencias por carne con mayor o menor contenido de grano en sus sistemas de alimentación. Algunos prefieren a pasto, otros con mucho grano, y algunos con más y otros con menos marmoreo.

Más allá de esta heterogeneidad, si pensamos en los más jóvenes específicamente, precisamente los más digitales y los más proclives a seguir movimientos y colectivos sociales que impulsan el consumo de dietas sin carne, los desafíos son enormes. Se advierten aquí más fenómenos de sustitución por alimentos no cárnicos y no necesariamente ligados a aspectos económicos. Pesan, sin duda, los cuestionamientos hacia el bienestar animal, la crueldad animal y los problemas de contaminación ambiental con que se suele vincular a la producción ganadera, muchas veces por falta de información, prejuicios o desconocimiento. Más allá de estas dificultades y del creciente desafío, el sector cárnico deberá mantenerse en sus fuentes. La ganadería pastoril argentina secuestra doce veces más carbono del que emite y está en una mejor posición ambiental respecto a otros países competidores del Mercosur. Nuestra carne es un producto natural y genuino. Es uno de los alimentos más nobles y, como se ha dicho durante estos tiempos de defensas bajas y gente estresada y angustiada, la carne vacuna contribuye al mejoramiento del sistema inmunológico y está siempre de nuestro lado.

Más información:
http://www.ipcva.com.ar/

Referencias:

1. En http://www.ipcva.com.ar/vertodas.php?se=3 puede accederse a la presentación “El futuro llegó: ¿Cómo comeremos carne de aquí en adelante? realizada por el autor en el Congreso virtual ACA Jóvenes el 5 de agosto de 2020. Allí se cita el trabajo realizado en el mercado americano al que se hace referencia. 

2. La Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires ha puesto en marcha hace dos años una “Escuela de Sommelier de Carnes”, una de las primeras iniciativas de este tipo a nivel internacional. 

Fuente: Revista AmeriCarne Nº 138


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