LA CARNE COLOMBIANA BUSCA PISTA PARA ATERRIZAR EN CHINA
Hace un mes, durante la visita del presidente Juan Manuel Santos, Colombia anunció que se quiere convertir en uno de sus proveedores, un trámite que puede demorar hasta tres o cuatro años, pero que podría resultar altamente estratégico a largo plazo para la industria ganadera nacional.
Y para confirmarlo, firmó un acuerdo de cuarentena para avanzar en temas fitosanitarios. Un paso clave para permitir el ingreso de los productos bovinos y lácteos al mercado chino.
El consumo de carne y de pollo aún no es masivo en China, pero los cambios económicos del último decenio han transformado velozmente los hábitos alimenticios de su población. A medida que más chinos han accedido a la clase media, la carne se ha venido instalando como parte de su dieta.
Y el consumo per cápita, que ronda los 4,5 kilos anuales, sigue creciendo. Entre tanto, la carne de cerdo, preferida por los chinos, ronda los 36 kilos al año.
BUSCAN ACCESO
Y aunque un eventual acuerdo comercial con China seguramente jalonaría las ventas de carne, que estarían sujetas a aranceles más bajos, Colombia buscará el acceso al mercado desde antes.
Esta estrategia del Ministerio parece prudente ya que países como México se han demorado cuatro años en obtener la autorización para exportar carne de cerdo.
Esto se debe a que las estrictas autoridades sanitarias chinas inspeccionan personalmente cada local antes de certificarlo, lo que explica que Argentina tenga 11 frigoríficos autorizados para exportar carne vacuna y México, cinco para carne de cerdo.
CARNE DE LA REGIÓN
China se ha convertido en los últimos diez años en un país importador de alimentos.
La realidad detrás de este cambio no es solo económica, sino geográfica. El país asiático tiene casi el 20 por ciento de la población mundial, pero apenas el 9 por ciento de la superficie agrícola. América Latina, que cuenta con una considerable producción de alimentos, está intentando posicionarse como uno de sus socios claves.
Colombia intenta sumarse así a un camino que abrió Chile y al que han ido sumándose Brasil, Argentina y México.
Algunos países han optado por entrar al mercado de carnes de gran consumo entre la población china. Brasil y Argentina se han convertido en fuertes exportadores de pollo a China desde que un conflicto por prácticas anti- dumping con Estados Unidos acabara con sus millonarias exportaciones avícolas al mercado chino. Asimismo, México y Brasil han logrado recientemente la apertura del apetecido mercado para la carne de cerdo, que representa el 50 por ciento del consumo cárnico en el país.
Otros están apuntando a los sectores de consumo más exclusivos. “Nuestro target es la hotelería y la restauración de primer nivel, porque el chino no tiene el hábito de cocinar en su casa”, señaló Miguel Schiariti, vicepresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) en noviembre, cuando entraron las primeras toneladas provenientes de es país.
En un país con 1.350 millones de habitantes y numerosos nichos de interés, la competencia no es el principal obstáculo.
EL CASO MÁS EXITOSO DE EXPORTACIÓN ES EL DE URUGUAY
El caso más interesante puede ser el de Uruguay, que ha multiplicado sus ventas de carne vacuna en China diez veces en los últimos tres años, permitiéndole hacerse un nicho propio en un mercado dominado por Australia y Nueva Zelanda.
“El mercado era insignificante, con algunas ventas de menudencias. Hoy, está en el 8 o 9 por ciento de nuestras exportaciones y es equivalente a Israel, uno de nuestros destinos tradicionales”, señaló Fernando Pérez Abella, vicepresidente del Instituto Nacional de Carnes.
La estrategia uruguaya ha sido tan exitosa que el INAC estudia abrir una oficina de representación permanente en Asia, que podría estar en Pekín. El año pasado Uruguay exportó 11.610 toneladas de carne por un valor de 43 millones de dólares, con lo que China se ha convertido ya en su séptimo comprador en volumen.