COLTÁN: DESARROLLO TECNOLÓGICO VS DESTRUCCIÓN DEL AMBIENTE

COLTÁN: DESARROLLO TECNOLÓGICO VS  DESTRUCCIÓN DEL AMBIENTE

AUTOR: Lic. Luis E. Hernández S. POLÍTICAS PÚBLICAS Y GESTIÓN AMBIENTAL RESPONSABLE

El Coltán es un mineral. Está compuesto, por una mezcla de Tántalo y Columbita que actualmente es muy apreciado. Es utilizado por su resistencia a los ácidos y por su excelente capacidad de transmitir la electricidad, (conduce 80 veces más que el Cobre) y soportando grandes cargas, por esta razón, se utiliza en casi todos los circuitos de los componentes electrónicos fabricados por Sony, Motorola, Samsum, Nokia etc.

El Coltán es principalmente una combinación de columbio y tantalio, dos minerales que pasaron de curiosidad geológica a ser cruciales en el desarrollo de todo tipo de equipos electrónicos. Es conocido en el mundo como el oro azul, el petróleo del barro o el nuevo maná. Según los últimos estudios, se estima que el 80% de las reservas está en el Congo, y el resto estarían repartidas en Australia, Brasil, China, Venezuela, Bolivia y Colombia.

Usar hoy en día un celular es lo más fácil y sencillo, por los goces de la comunicación desde cualquier parte. Sin embargo, en poco menos de 100 g se concentra una pesada carga ambiental que somos incapaces de percibir.

Las principales plantas que hay en el mundo procesan el Coltán y extraen el tantalio y niobio, con el que se hacen condensadores y chips indispensables para los teléfonos celulares, computadores, iPods, mp3, GPS, juegos de consolas, satélites, armas teledirigidas, centrales atómicas y trenes magnéticos de alta velocidad.

Gracias a estos minerales el mundo ha podido ver en los últimos años una reducción del tamaño de estos aparatos, pues el tantalio es un mineral ideal por ser un superconductor a elevadas temperaturas, tiene capacidad para almacenar carga eléctrica temporal y liberarla cuando se necesita, además de ser resistente a la corrosión.

El impacto negativo ha estado orientado por la violencia que ha generado su explotación. En África, especialmente en el Congo, el dinero del Coltán, cuya tonelada puede costar entre 60.000 y 100.000 dólares, ha sido el combustible de un conflicto multilateral (llamado la guerra mundial de África) en la que han sido asesinadas miles de personas, otras tantas han sido desplazadas, sin dejar de lado el gran desastre ambiental  que vincula a los países vecinos.

El impacto ha sido tan grande a nivel mundial que se ha generado una gran campaña internacional que prohíbe la comercialización del  Coltán del Congo. Sin embargo, el mineral sale de contrabando desde países como Ruanda y Uganda, especialmente a Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán.

Esa es una de las muchas jugadas que los intereses comerciales de grandes países han hecho para mantener sus existencias de este mineral. Por su parte China busca, por medio de sus empresas, apoderarse de la producción de las minas de Coltán mediante la compra de los títulos de las minas.

Debemos emplear todos nuestros conocimientos en la técnica para que la humanidad avance, pero lo debemos hacer con el respeto a la naturaleza, sin que esos avances signifiquen por otro lado destrucción, desolación y muerte en la extracción de la materia prima. Es importante el respeto al ambiente, a las poblaciones locales y que la recogida del Coltán, no se realice con enfrentamientos bélicos o matanzas de otras especies como los gorilas. La Comunidad Internacional debería adquirir un Código de Conducta para impedir el comercio de minerales, madera, etc., que como consecuencia  de la destrucción del hábitat, provenga de regiones en conflicto y donde no se respete el fundamental derecho: la vida. No se debería permitir que la explotación de estos recursos en países limitados económicamente donde la guerra, el hambre y el sacrificio humano y de los recursos naturales sea la regla, ya que el dinero obtenido solo beneficiará a pocos sectores de la sociedad.  
Finalmente, se hace necesario buscar los mecanismos suficientes para reciclar los teléfonos móviles al objeto de ser empleados nuevamente en la fabricación de los nuevos y un sistema de evaluación internacional que prohíba la entrada en el mercado de estas materias primas procedentes de zonas dudosas y sancionar de manera ejemplar, a las multinacionales que operan y se enriquecen cometiendo verdaderos crímenes contra la humanidad. Disminuir el consumo de aparatos electrónicos, o descubrir una nueva forma de conseguir energía.

 

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