BIENESTAR ANIMAL: PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL PRODUCTO FINAL
Por Griselda Aranda y Alejandro Maruri*
En la Argentina se está lejos del respeto por el bienestar de los animales, ya sean de producción o no. El concepto se basa en las “cinco libertades” reconocidas mundialmente. Estas son: vivir libre de hambre y sed, temor y angustia, molestias físicas y térmicas, lesiones y enfermedades, y la posibilidad de manifestar el comportamiento natural. Más allá de los principios éticos referidos al cuidado de la vida, existen otros aspectos a tener en cuenta a la hora de tratar con animales de producción, vinculados a los beneficios económicos que resultan de las buenas prácticas ganaderas.
El problema principal en los establecimientos, radica en que no se sabe trabajar con la hacienda sin implementar la agresión, ya sea física o psíquica. Este es un mal hábito tolerado por la mayoría de los que trabajan en el sector. En ese sentido, se debe modificar la creencia de que los animales son brutos y que la única forma de manejarlos es mediante métodos bruscos. Tal hábito proviene de la falta de educación en el tema. Por eso es necesario conocer los principios básicos del comportamiento del bovino para actuar en base a ello. La hacienda siempre reacciona negativamente al maltrato, esto se opone al pensamiento común del personal ganadero. Al conocer el carácter del animal de presa se puede comprender que es posible despertar determinados comportamientos por parte del vacuno, sin necesidad de agredirlo.
Las mermas productivas asociadas al uso de la violencia pueden solucionarse sencillamente con la capacitación del personal referida al manejo de los especimenes. Para ello, se requiere un gran esfuerzo de las personas encargadas en dirigir. Además, deberá existir una rigurosa selección de cada trabajador para evitar el contacto de individuos agresivos (en caso de que no acepten modificar su conducta).
Estos son algunos ejemplos de hábitos que deben eliminarse para reducir los resultados negativos:
- Empujar, azotar, gritar.
- Utilizar perros (siempre representan una amenaza).
- Hacinar a la hacienda (nace de la ignorancia sobre el comportamiento natural: los animales procuran fugarse de sus depredadores, humanos incluidos).
Consecuencias evitables que conducen a una menor rentabilidad de la industria cárnica:
- Mayor cantidad de animales muertos y lastimados.
- Más tratamientos veterinarios.
- Estrés de la hacienda, con sus efectos negativos en el producto.
- Estrés y daños físicos del personal.
- Machucones en los cortes.
- Utilización excesiva de recursos (personal, caballos, perros).
Otro de los aspectos es que los dueños de frigoríficos o ganaderos no ignoran algunas de las normas del Bienestar Animal y lo aplican con el fin de obtener mejor producto, pero no saben de qué se trata exactamente. Simplemente lo hacen porque necesitan mejorar la calidad final y eso se logra sólo con un buen trato.
Los productores se refieren al traslado, manejo y faena como meros pasos que necesariamente deben tratar de mejorar como pueden y que aprenden a fuerza de prueba y error. Ello se debe a que no asocian el rol del veterinario como parte de la cadena en la que ambos podrían beneficiarse .Y esto no tiene que ver solo con ellos, sino también con los veterinarios que desconocen que esa labor les compete.
En ese sentido, no sólo es necesario el trato humanitario hacia el ganado, también es importante el asesoramiento de los profesionales en aspectos referidos a un concepto integral del bienestar: hacer hincapié en el ambiente en que viven los animales (instalaciones adecuadas, garantizar sombra, agua fresca), el transporte y su faena. Es decir, actuar en todos los eslabones productivos.
En definitiva, hay que recalcar la importancia de la educación y capacitación en los sectores dedicados a la cría y faena del ganado. Ese es uno de los objetivos del Grupo de Bienestar Animal, pues eso hará notar los beneficios económicos y las mayores posibilidades en el mercado internacional.
ROL DEL VETERINARIO
La mayoría de los matarifes abastecedores y dueños de frigoríficos –personas idóneas que definen este rol desde su punto de vista –definen a los veterinarios como las personas que se ocuparían de llevar a cabo procesos de certificación con respecto a la salud pública y del animal. Es decir, controla pero no asesora. Además, se encargarían de buscar la ausencia de enfermedad. Ahora bien, esos criterios y funciones específicas no aseguran la salud del ganado y ocurre porque no se relaciona Salud con calidad en las condiciones de cría, transporte y faena.
Un animal maltratado antes de ser faenado sufre estrés (respuesta fisiológica). Esto genera una disminución del glucógeno muscular (reserva energética), el pH no disminuye lo suficiente y la carne se torna oscura, por lo que disminuye la capacidad de retener agua Esto afecta negativamente la calidad con el consiguiente rechazo del consumidor. Así es como se generan pérdidas económicas locales y se limita la exportación. Todo esto se puede prevenir con un manejo adecuado.
GRUPO DE BIENESTAR ANIMAL
Está integrado por un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, que surgió por la necesidad de incorporar conocimientos sobre Bienestar Animal ya que prácticamente no se recibía formación en el tema. Su objetivo es fomentar la importancia en todos los ámbitos de las ciencias expertas además de mostrar la vinculación con la mejora general de la sociedad en aspectos alimenticios. También tienen como fin difundir el valor que posee el veterinario en estos asuntos y creen que, a través de la educación, es posible generar conciencia y conducir hacia un fin común –por lejos el más importante –que es el respeto por la vida en todas sus formas.
*Integrantes del Grupo de Bienestar Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.