AMERICARNE 75: ENTREVISTA A RICARDO ROSSATO
FABRICA OCULTA: “HACE FALTA QUE ALGUIEN SE OCUPE DE VER LO OCULTO, YA QUE HAY COSTOS QUE SE ESCAPAN, COMO SI QUISIERAMOS ATRAPAR EL AIRE CON LAS MANOS”
* Por Roberto Díaz
- ¿De dónde surge el concepto de "fábrica oculta" aplicada a la industria alimenticia (en este caso la cárnica), y desde cuándo se empieza a utilizar este concepto en Argentina?
- El concepto de Fábrica Oculta (FO) viene de hace muchos años, desde Japón. Sin embargo, no debemos olvidar las diferencias entre nuestra mentalidad occidental y la oriental, cada una con sus defectos y virtudes, pero creo que la oriental es mucho más detallista y perfeccionista que la nuestra.
En la Argentina, hay muchos rubros que bajo otras denominaciones (o la misma), la utilizan hace años con grandes diferencias respecto a la industria cárnica, ya que es una línea de desarmado (si no tengo información errónea hay dos: la cárnica y la del petróleo) donde no hay una pieza igual a la otra (animales distintos, conformación, kilage, grados de gordura, diferentes cortes, y diferentes métodos. En suma, nada es igual, lo que la convierte en una industria mucho más compleja que otras, y desde donde surgen todo tipo de variaciones: la mayoría pequeñas (pero la suma de pequeños detalles, suman un gran porcentaje) y en algunas oportunidades no tan pequeñas, pero permanecen ocultas, y no se visualizan en forma automática porque son parte de un concepto de fábrica. Entonces, contrarrestar la FO que requiere un punto de vista, una mentalidad, un conocimiento, que va más allá de lo aprendido, experimentado, y puesto en práctica, ya que se requiere de un concepto de lectura e interpretación de la fábrica en forma diaria y para nada rutinaria. Por el contrario, se necesita que los procesos –y por consiguiente el producto –sean motivo de análisis diario.
- ¿Por qué el tema de la fábrica oculta no es algo que se hable tanto en la industria cárnica?
- Diría que para hablar de algo primero hay que reconocer que existe, y si existe, aceptarlo y conocerlo en profundidad (y no sólo en los grandes puntos). Como dije antes, es un cambio de mentalidad, de concepto, de participación de todos los que integran una planta, de aprendizaje y puesta en práctica. En nuestro país se conoce en muchas empresas, y se trata de avanzar en este sentido, pero es difícil ver que uno está despeinado si no tiene “un espejo” o, más importante, si no hay “un otro” que se lo dice...
- ¿Cuáles son, en la actualidad, las principales prácticas de las plantas argentinas que son parte de la "fábrica oculta"? ¿En dónde están las principales fallas?
- Cada planta es un mundo con sus costumbres, experiencias y conocimientos. No se puede generalizar; hay fallas en diferentes etapas del proceso, como ejemplo se puede dar un mal aprovechamiento a una caja de cartón (10% menos de aprovechamiento significa que cada 1.000 cajas, 100 no se utilizan), puede haber cuestiones de espacio, mano de obra, contenedores con menos kilos, pérdida de energía, o personal con accidentes laborales (por distintos motivos) o enfermedades laborales por instalaciones no adecuadas.
- Según Feigenbaum, la capacidad de una fábrica en reprocesos y correcciones puede llegar a ser entre un 15-40%. Teniendo en cuenta esto, ¿puede hacer un balance de lo que son las plantas de Argentina en cuanto al aprovechamiento de sus recursos? ¿Cuáles son las consecuencias de estas malas prácticas "hacia afuera" de las plantas?
- Diría hacia fuera y hacia adentro: costos mal aprovechados, problemas de calidad, personal desaprovechado y ejerciendo malas prácticas. Creo que, como dije antes, varía según las plantas: en algunas más y en otras menos, pero comparto el porcentaje.
- ¿Conoce cuál es la realidad en otros países latinoamericanos? ¿Esta situación se repite?
- Se repite, en algunos mucho más que en otros, pero es una realidad. En algunos por falta de conocimiento y en otros, tal vez, por el no aprovechamiento de los conocimientos. Hace falta un cambio de mentalidad, que es un cambio muy difícil de realizar desde adentro: somos seres miméticos, copiamos y nos acostumbramos a realizar las cosas de un mismo modo hasta autoconvencernos de que está bien. Es cierto que muchas veces los problemas de la industria son tan grandes que no permiten entrar a analizar “pequeñeces” (y que en realidad no lo son), pero hace falta que alguien se ocupe de ver lo oculto, todos son costos que se escapan, como si quisiéramos atrapar el aire con las manos.
- Usted mismo, en otra entrevista señaló que "para lograr los cambios y alcanzar los objetivos planteados" es necesario involucrar al personal. ¿Cuál es el nivel de aceptación de esta consigna entre los dueños y gerentes? y ¿cuánto cuesta llevar a la práctica esta idea entre los empleados?
- Es fundamental que todas las personas se involucren, de todos los niveles, ya que cada uno hace un aporte sustancial desde su puesto. Este involucramiento sirve siempre y cuando sea conciente, y las personas hayan sido educadas, capacitadas, y participen en la transformación. Por eso, es un proceso lento, aunque con resultados visibles desde todo punto de vista: el primero es el económico.
En tal sentido, hace falta convencimiento de la realidad de la FO, y alguien que tome la iniciativa en la lectura de los acontecimientos para poder interpretar dónde están los puntos a corregir. Por supuesto, también la comunicación es fundamental: siempre desde arriba hacia abajo y haciendo participar a todos los sectores, haciendo que las personas se alejen de la rutina que, como siempre digo, tiene efectos secundarios como: visión borrosa, pérdida de la memoria, cansancio mental, conformismo, y evitar pensar.
Una contraindicación central, para no ver la fábrica oculta, es la soberbia de creer que ya está todo bajo control, y que la planta tiene todos o casi todos los objetivos logrados, y que el equipo que se posee es el mejor… ese es otro gran enemigo.
El cuanto al nivel de aceptación, se da en la medida en que se conoce la realidad; estoy convencido de que ningún Gerente o dueño quiera perder plata. La cuestión es que “al médico va el que se siente enfermo”; sino se queda en su casa haciendo lo que hace siempre, y convencido de que está sano. Esto, claro, dura hasta que en algún momento las circunstancias, los síntomas, ponen la luz roja y ayudan a tomar conciencia de que se puede mejorar –y mucho –la realidad.
Llevar a la práctica esto, es un proceso de convencimiento a través de la participación y capacitación, que se va dando con el tiempo. Es muy difícil la puesta en marcha de este objetivo desde adentro, por lo menos en un principio.
* Periodista de Red Alimentaria S.R.L.