A FUEGO LENTO
Formalmente, la entidad "comenzó a funcionar con la asamblea de enero pasado, la designación de los representantes de la producción y la preparación del reglamento interno", señaló Arturo Lavallol, vicepresidente segundo de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y presidente del Instituto. Sin embargo, la resolución que debía dictar el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Haroldo Lebed, para autorizar la recaudación de los fondos destinados a solventar sus actividades "continúa demorándose" y "sin recursos económicos el Instituto no puede funcionar", puntualizaron los dirigentes del sector. El organismo, creado para promover la producción y comercialización de la carne argentina en el interior y ampliar los mercados del exterior, será financiado por ganaderos e industriales con un aporte por cada cabeza faenada y se estima que reunirá un monto cercano a los 24 millones de pesos anuales. Lebed había prometido el dictado de la norma para el mes de marzo pasado, a fin de iniciar la recaudación en abril, y luego la postergó para el mes siguiente a fin de comenzar la recolección de fondos en el corriente mes de mayo, pero vencidos los términos la norma sigue sin aparecer. "No nos explicamos la demora porque los fondos serán aportados por productores e industriales sin que le cueste un peso al Estado", señalaron los empresarios del sector. La otra cuestión que entorpece el funcionamiento del Instituto es la disputa que envuelve a las cámaras de la industria frigorífica por la designación de sus representantes en la mesa de conducción de la nueva entidad. La pelea se trabó entre las grandes empresas, conocidas como "el club de exportadores", que se arrogan la mayor representatividad del sector e impulsan a Enrique de Leon Bellocq, y los "consumeros", que abastecen esencialmente al mercado interno, y postulan a Miguel Schiaritti, titular de la Cámara de la Industria y el Comercio de carnes de la República Argentina (CICCRA). La primera postura es sustentada por la Asociación de la Industria Cárnica Argentina (AIAC), que agrupa a las principales plantas exportadoras y la Federación de la Industria Frigorífica de la Repúbica Argentina (FIFRA) integrada también por grandes exportadores y consumeros. A ellas se sumó luego la Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA), que si bien agrupa a pequeñas y medianas, lograría una silla en la conducción del Instituto a cambio de la adhesión. En la vereda opuesta quedó CICCRA y la Camara Argentina de la Industria Frigorífica (CADIF) que congregan principalmente a plantas abastecedoras del consumo interno, pero que también participan en el negocio de la exportación. La diferencia de número no sirve para zanjar la discusión entre las cámaras, pues la ley de creación del Instituto estipula que las designaciones de representantes deben hacerse "por consenso" de las entidades del sector. Por detrás del enfrentamiento entre las grandes plantas y las pequeñas y medianas empresas frigoríficas subyace la disputa por el reparto de la cuota Hilton, los cortes de carne de alta calidad enviados a la Unión Europea, que son la crema del negocio exportador. Ante la falta de acuerdo del sector privado que no logra resolver el problema y habiendo vencido los plazos legales para completar la conducción del organismo, en marzo pasado Lebed comprometió su intervención "ejerciendo el poder arbitral del Estado". El anuncio del funcionario fue recibido con beneplácito por Mario Ravetino de FIFRA y Schiariti de CICCRA, voceros de los sectores en pugna, y sin embargo, transcurridos 60 días de aquella promesa, el titular de la SAGPyA continúa sin participar. Asimismo, la ausencia de los industriales traba el funcionamiento administrativo del Instituto, pues impide lograr quórum para las sesiones del directorio integrado por cuatro representantes de la producción y un número igual de la industria. En algunos casos, el bache se salva con la asistencia del secretario, quien da número al cuerpo, pero como hasta ahora, tampoco designó a su suplente, cuando sus actividades le impiden asistir a las reuniones la conducción del Instituto no puede sesionar. Para los empresarios "el desinterés del secretario Lebed por resolver estos problemas es una mala señal para el sector, que demora la adopción de medidas destinadas a promover el negocio de las carnes en el país y en el mundo y contradice la política de aliento a la producción que se pregona".